14

1.2K 135 121
                                    

Hola! Hola! ;w;

Bueno, reconozco que han pasado siglos (un mes XD) desde la vez que actualice mi querida historia ;-; Lo siento!!

Que emoción!! Ya solo queda el epílogo!! Y Boom! Se acabó la historia T^T
Parece que fue ayer que empecé a escribirla, todo gracias a mi preciosa kouhai, cariño si estas leyendo esto quiero que sepas que te amo un montón!!! Ressel_M

Que por cierto, aprovecho ahora para pedir tu mano en matrimonio, ya eres legal así que ya no hay problema(?) Te juro que si me dices que si, habrán muchos abrazos e historias Fyoya con final feliz (Di que si, di que si, di que si... ;w;)

Espero que disfruten el capítulo de hoy! Y por si se lo preguntan: Si, si hay nopor en el siguiente capítulo. Cuando saldrá el último capítulo? No lo se.... Bueno si sé pero no se los voy a decir...
Y con esto finalizamos nuestra cuenta regresiva!!!

0

***

[Deja que salga la luna, deja que se meta el sol...
Deja que caiga la noche para que empiece nuestro amor...
Deja que las estrellas me llenen de inspiración...
Para decirte muchas cosas bellas, corazón...]

...

Un largo y prolongado silencio se hizo presente en cuanto las luces en torno a ellos se apagaron repentinamente. Atsushi se sintió aturdido por un momento, dando un pequeño respingo en su asiento por el abrupto cambio a su alrededor. Los reflectores se encendieron con un sonido sordo, enfocando el amplio escenario; las pesadas cortinas comenzaron a moverse lentamente hacia los costados, abriendo el telón como si fuese una larga cascada de tela, exponiendo lo que ocultaba en su interior. Frente a sus asombrados ojos, Atsushi pudo deslumbrarse con las delicadas siluetas de muchos bailarines moviéndose con gracia hacia el centro del escenario.

En cada mano, mantenían fuertemente agarrados dos enormes abanicos, hermosamente decorados con diseños tradicionales del folklore japonés, con escenas de demonios, batallas, héroes y hermosas doncellas finamente arregladas. Danzando sin parar con el pesado telón de fondo cerrándose lentamente.

Los movimientos eran suaves, sinuosos, como las olas en el mar cuando están en calma; el tono de las luces comenzó a cambiar repentinamente, pasando de colores cálidos a fríos, intercalando ambos aleatoriamente dependiendo del ritmo de la música que se tocaba. El joven Alfa estiró el cuello lo más que su cuerpo se lo podía permitir fisiológicamente, casi levantándose de su asiento para poder observar mejor lo que sucedía al fondo, buscando con mal disimulado desespero la silueta de su amado Omega, esperando poder verlo debajo de aquel abanico de colores que ahora era el escenario.

Fue entonces que la música paró abruptamente, al igual que los perfectos movimientos de los bailarines, mientras el telón volvía a abrirse como al principio, revelando tres siluetas misteriosas, dos bailarines que sostenían dos enormes abanicos, al igual que los demás, que parecían estar cubriendo celosamente a la tercera silueta ante los ojos de los espectadores.

Lentamente, como si de una procesión se tratase, los tres avanzaron al mismo tiempo hasta lograr quedar en el centro del escenario. Los demás bailarines, que antes parecían haberse convertido en estatuas vivientes, se movieron al mismo ritmo, rodeando a las tres figuras en un perfecto circulo, moviendo sus abanicos como si fuesen las plumas de un enorme pavo real con los nuevos sonidos que nacieron a su alrededor.

De arriba hacia abajo, una y otra vez, repitiendo la acción varias veces hasta que Atsushi juró que pudo sentir en su rostro la suave brisa que se produjo de todos esos sinuosos movimientos; de pronto todos se detuvieron, levantando sus abanicos al mismo tiempo mientras revelaban el precioso tesoro que se encontraba en el centro. Ryuunosuke avanzó lentamente hacia el frente del escenario, con un andar sereno y majestuoso, como el de un emperador que pasea por su asombroso palacio sin importarle las miradas asombradas que se enfocaban únicamente en su cuerpo.

MuñecaWhere stories live. Discover now