XIII

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Capítulo 13. Sortilegios Weasley.

Habían pasado cerca de tres semanas desde que habían iniciado las clases en Hogwarts, me escribía con Pansy casi todos los días, y sin darme cuenta había comenzado a escribirme seguido con Malfoy. Una carta para informarle sobre la poción se había convertido en otra y otra, hasta que nos encontramos en una rutina de mandarnos cartas contando cómo nos iba.

Harry había iniciado la escuela de aurores, se escapaba los fines de semana para verme y charlar conmigo, él y Ginny aún seguían juntos, pero notaba que, al menos él, ya no era feliz, las pocas veces que le había llegado una lechuza de parte de su novia él simplemente la ignoraba.

Mi relación con los Parkinson no podía estar mejor, de repente ya me sabía todas las travesuras de Pansy, sus viajes, sus momentos felices y sus tradiciones, me sorprendía cada día al notar que no eran tan malos como pensaba.

Por las noches aún veía la fotografía de los Granger con cierta tristeza, sabía que estaban bien, me había encargado de investigarlo, los amaba y siempre estaría agradecida por todo lo que hicieron por mí.

Ví como una lechuza tocaba con su pico la ventana, la abrí cuestionando de quién sería, conocía muy bien las lechuzas de Malfoy, de Pansy y de Harry y en definitiva, ésa no era de ellos. Le di una golosina mientras tomaba la carta.

"Lo siento, Hermione.

Sé que me comporté como un completo idiota, pero, ¿Cuándo no?

Soy algo torpe y brusco en temas delicados, me estaba costando digerir toda esa información y me desquité contigo.

No tienes la culpa de nada, Herms.

Quisiera hablar en persona contigo, sé que no lo merezco, pero te suplico otra oportunidad, déjame arreglar este desastre.

¿Mañana en sortilegios Weasley te parece bien?

Lo siento, de verdad, te quiero.

Ron."

No podía creerlo, había deseado esto casi todas las noches desde que estaba con mi nueva familia... pero, ahora que la tenía en mis manos, no sabía qué hacer con ella.

De inmediato recordé un fragmento de la carta que había recibido ayer de Malfoy, me había dicho que las personas que realmente te quieren nunca te abandonan y podía comprobarlo con Harry, pero el pelirrojo era otra historia.

Ahora que lo pensaba, ni siquiera recordaba la razón por la que salía con él, me había hecho llorar en más ocasiones de las que pensaba, pero siempre pasaba lo mismo, yo acababa perdonando sus errores.

Un toque en mi puerta distrajo mis pensamientos.

—Hermione— era la voz de mi madre— ¿Puedo pasar?— después de recibir mi afirmativa la ví entrar a mi recámara con una dulce sonrisa—¿De Harry?— dijo al ver la lechuza y la carta en mis manos.

—Ronald Weasley— se sorprendió un poco, pero de inmediato lo disimuló mientras se sentaba en mi cama— me ha enviado una carta pidiendo que nos veamos— me miró esperando que continuara a lo que yo suspiré— ¿Crees que deba verlo?

—Hermione... No sé qué haya pasado entre tú y él, pero por lo que me contaste el otro día, no sé si sea lo mejor para ti...

—Sí, sé que Ron ha hecho bastantes cosas lamentables, pero él es así...

—¿Y solo por eso tienes que perdonarlo?— se acercó a mí acomodando mi cabello en un gesto cariñoso— querida, no tienes porqué justificar los actos de alguien con un simple "él es así" y mucho menos a alguien que te ha provocado tantas tristezas— suspiré sin decir nada, ella tenía razón, ¿Cuántas veces tan solo en este transcurso de mi vida había perdonado a Ron por un "él es así"?— sin embargo, considero que todos merecen una segunda oportunidad, siempre estamos listos para cambiar, quizás él ya haya entendido que no puede seguir así y decidió empezar de nuevo— releí la carta mientras ella aún acariciaba mi cabello— ¿Qué piensas hacer, Hermione?

Pureza de sangre.Where stories live. Discover now