Pureza de sangre.

XXII

Capítulo 22: Búlgaro a bordo.

Quedaba justo un mes para el cumpleaños de Malfoy y teníamos todo listo, esa tarde Cissy había ido a casa para afinar detalles.

—¿Qué regalo podría darle a Draco?— preguntó mi mamá mientras cortaba su tarta de calabaza— ¿Alguna idea, Cissy? Estoy perdida— la señora Malfoy se había quedado a almorzar con nosotros y hablaba distraídamente con mis padres, el sonido de unos toques en la ventana detrás de mí llamó mi atención.

Me levanté para ir a abrirle a la lechuza que parecía ir dirigida a mí.

Viktor Krum.

No lo podía creer, tenía bastante que no sabía nada de él.

Abrí la carta después de dejar ir a la lechuza y cerrar la ventana.

—¿Es Harry?— mi papá me vió ansioso esperando respuesta, él también le había cogido cariño al azabache— ¿Cuándo piensa venir? Nos ha abandonado bastante.

—Cariño, Harry solo no vino el fin de semana anterior.

—Y ya hace falta que venga, ese muchacho es mi única salvación en esta casa— mamá lo miró indignada.

—No, lo siento, padre, no es Harry, es de un viejo amigo.

—Cualquier cosa sabes que pueden venir, es tu casa también— asentí.

"Hermione:
Creo que primero tengo que mencionar lo más importante, ¡Ya puedo pronunciar tu nombre! Oh y la noticia ha volado, ¿Hermione Parkinson? Sí que te han pasado bastantes cosas.
En fin, mi equipo perdió a un jugador importante e iremos a las finales de quidditch de Hogwarts a ver si hay algún chico que valga la pena para el equipo, estaremos como un mes, tal vez, pregunté al entrenador y creo que podré darme escapadas de vez en cuando, ¿Nos vemos?
Me gustaría llegar a Londres unos días antes, tal vez el sábado, para buscar un buen lugar para quedarme y no estaría mal tu ayuda.
Mi traslador me llevará a un lugar llamado Diagon, podríamos vernos ahí.

Espero verte pronto.
-V. K."

—¿Y bien?— levanté la vista hacia mi padre.

—¿Qué ocurre?

—¿Quién es el viejo amigo?

—¡Josh!

—¿Qué? Cariño, no me vas a decir que no te mueres de curiosidad tú también—. Reí por el comportamiento de mis padres y me dispuse a responder—. No, tu madre tiene razón, no me digas, tengo que respetar tu privacidad— lo observé con fijeza con un "¿Estás seguro?" Grabado en mis ojos— Vale, sí quiero saber, ¿Quién es?

—Viktor Krum.

—¿¡Qué!? ¿El jugador?

—¿Quién es Viktor Krum?— mamá y Narcissa reflejaban confusión mientras mi padre aún me veía incrédulo. 

—Por todos mis antepasados, ¡Imposible que mi esposa no sepa quien es Viktor Krum!

—¿No estuvo en el torneo de los tres magos?— preguntó Narcissa— Creo haber recibido varias cartas de Draco idolatrando al dichoso Krum.

—¡Oh! El de ese equipo de quidditch.

—El mejor equipo, cabe recalcar— mi madre rodó los ojos y supuse que el equipo búlgaro era el favorito de papá—. ¿Viktor Krum se escribe con mi hija? ¡Invítalo a venir! Es más, puedo acondicionarle la habitación vacía frente a tu cuarto.