IV | Pijamada de chicos

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El sol ya está ocultándose detrás de las escasas nubes que acompañaron el día, más al tener encendidas todas las luces de la casa, para desgracia de May, hace que no sea necesario

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El sol ya está ocultándose detrás de las escasas nubes que acompañaron el día, más al tener encendidas todas las luces de la casa, para desgracia de May, hace que no sea necesario. En la habitación del mayor de los hijos una película puesta en pausa y un castaño parcialmente aburrido.

— P'Ae tonto, ¿Cómo no hizo sus deberes antes?— rodó los ojos dramáticamente tirándose de espaldas a la cama.

La madre de Ae entre regaños vergonzosos, apropósito, frente a Arthit lo mandó a la sala a hacer sus tareas de la escuela. Si, fue gracioso e incómodo, pero pausaron Rogue One en el momento más emocionante.

Al girar en la cama siente que algo molesta en su bolsillo y al revisarlo ve el anillo plástico color rojo. Sonríe sin ser consciente y se levanta con toda la intención de ir a ver a su Nong favorito en el mundo. Es raro porque generalmente al llegar a esa casa es el primero que lo recibe y se le pega como garrapata, aunque de una forma linda claro está, pero esta vez no lo ha visto ni por si acaso. Y eso, de cierto modo, lo decepcionó un poquito.

En su habitación Kongpob está mordiendo su labio sin parar mirando a la puerta. Antes de que Arthit llegará a su casa su madre, Ae y él habían tenido una pequeña discusión que terminó en "No debes molestar a tu hermano mayor cuando llegue Arthit, él lo invitó esta vez Kongpob~ah". Así que se encerró en su habitación enojado. ¡Es su esposo! Si no lo ve podría fallecer de tristeza.

— ¡No es justo! — exclama por enésima vez tirando a uno de los miles de peluches esparcidos por su cama al suelo — Ja, débil.

Su sonrisa malvada se borra en el momento en que la puerta se abre — por sus berrinches su madre quitó el seguro para que no se pudiera encerrar completamente — y ve al ser más hermoso del universo al cual ama tres millones en la puerta.

— Hola Kong — saluda y no pasan ni tres segundos cuando Kongpob se ha lanzado a abrazarlo gritando su nombre — ¿Porqué no habías ido a saludar a tu Phi? Eres un mal esposito — bromea.

Kongpob siente sus mejillas ponerse calientes aún en el abrazo. Mira hacia arriba encontrándose con los ojitos claros del contrario — P'Ae es malo, convenció a mamá de que los molestaba y que quería secuestrar te. ¡Pero no es secuestro si Phi quiere! ¿Cierto?— pregunta divertido y con un brillito en sus ojos.

— Ya, no te pongas en modo villano raro — sacude el cabello azabache del más pequeño.

— P'Ae es el villano — Ambos ríen y finalmente Kongpob suelta al mayor cerrando la puerta para que su molesto hermano no interrumpa. Según Kongppob, él ya ganó.

Se sientan en la cama y Kongpob sonríe al ver en las manos de ambos los anillos puestos, es todo lo que necesita para ser feliz por el resto de su vida. Su corazón martillea torpemente y aunque le da miedo, le gusta.

— ¿Qué estabas jugando? Tienes todo un desastre aquí.

Kongpob se muerde ambos labios ¿Es muy infantil haber estado jugando con sus peluches? Él es un niño grande, que hace cosas de grandes. Pero sus peluches lo miraban con ojitos de pena, y el no puede permitir que se empolven ¿Cierto?.

Arthit nota el pequeño colapso mental tomando uno de los múltiples ositos de felpa — Oh, yo tengo uno igual a este en casa, me encanta.

El de cabello más oscuro levanta la mirada alzando sus cejas— ¿En serio Phi?

— Si, amo~ los peluches — asiente alargando la palabra amo en la última sílaba.

Kongpob vuelve a sonreír en milésimas de segundos tomando así a su esposo de la mano y tirándole hacia la cama donde le pide que juegue con él.

«Ah Arthit, tan débil ante tu menor» piensa el castaño divertido.

La mano de su Kong zarandeando se frente a su rostro hace que vuelva a la realidad donde peluches muy bonitos en columnas se mostraban frente a él.

El corazoncito del menor golpea fuerte contra su pecho antes de decidirse a intentar algo nuevo— Elige uno, esposo.

Ambos se ponen rojos como el peluche en forma de corazón que Arthit ha tomado entre sus finos dedos.

Kongpob jamás lo había tuteado y llamado esposo de una manera tan directa. Encima sin tartamudear ni un poquito.

—¿P–Phi? ¿Está molesto?

Los ojitos verdes del mayor suben a los cafés y se quedan allí unos segundos, como si estuviese hipnotizado. Kongpob muerde su labio preguntándose si lo que hizo está mal, de todas formas no aceptará el divorcio. Aunque su Thit no quiere dejarlo, ¿o si?.

— ¿Cuando me he enojado contigo? — toca su nariz con la punta de su dedo haciendo que Kongpob haga una cara extraña al seguirlo, lo cual lo hace reír — Puedes tutearme si quieres, pero sólo cuando estemos solos. ¿Está bien, esposito?

Kongpob asiente frenéticamente lanzándose sobre los peluches a abrazarlo. Hasta que piensa en que quizás los está ahogando y si los juguetes tienen vida como en Toy story, teme que se venguen cuando duerma así que se levanta asustado.

Arthit eligió para él el peluche de corazón rojo, que según Kongpob se llama Tata, y eligió el de un conejito rosa para el otro, que justo se llama Cookie. Juegan por un largo período de tiempo y son todo risas. Sobre todo Arthit al Kongpob lanzar a un peluche de galleta por estar muy cerca del de su esposo.

— Buenas noches Kong, creo que Ae ya debe haber terminado sus deberes — El menor hace un puchero mirando hacia el suelo lo cual hace que su cabello azabache cubra sus ojos. El corazón del mayor se contrae e inmediatamente va hacia él y le de un besito en la frente, para finalmente acariciar sus mejillas y ver cómo su pequeño bebé mimoso recibe sus caricias — Prometo que la próxima vez vendré a verte a ti.

Por su parte Kongpob está disfrutando del contacto. ¿Cómo podía tener las manos más suaves que incluso las de su madre? Bueno, que ella es brusca cuando da cariño. Pero su Thit sabe exactamente dónde acariciar y cuando hacerlo. Hace muy feliz a su corazoncito.

— Buenas noches, te quiero Phi.

— Te quiero más — responde antes de salir de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja.

Kongpob ordena sus juguetes para ir a dormir pero antes toma a Cookie y a Tata. "Te amo Tata" "Yo también a ti Cookie" finge unas voces un poco más chillonas antes de hacer que se den un besito con una sonrisa tímida.

— Ya~, ¿Qué es esto, Kongpob~ah? — pregunta un divertido Ae asomándose por el marco de la puerta al haber pillado a su hermano un fraganti.

Las mejillas del menor se sonrojan a más no poder y oculta los peluches tras su espalda. Aunque inmediatamente se enoja, además de robarle a su Phi invade su privacidad.

— ¡No es lindo andar espiando! — le grita antes de lanzar le con fuerza los peluches pero Ae es más rápido y cierra la puerta. Es entonces cuando Kongpob se da cuenta de lo que ha hecho —¡Tata!

My little Alpha [KongpobxArthit]Where stories live. Discover now