XVI | Aniversario

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— Phi, estoy entre que quiero y no quiero que entres a secundaria

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— Phi, estoy entre que quiero y no quiero que entres a secundaria.

— ¿Por qué? — pregunta Arthit curioso.

— Porque si te quedas un año estaremos en la misma escuela, pero si pasas de grado podré decir que tengo un novio de secundaria— admite Kongpob con una sonrisa traviesa sin pena alguna causando la risa del otro.

Están en un parque cerca de la casa de Kongpob tomando unos helados para refrescarse, cortesía del mayor. No fue algo que planearon mucho, como casi todas sus actividades, simplemente decidieron salir a dar una vuelta.

La mano de Kongpob pica por tomar la de Arthit pero sabe que no debe. La última vez que hicieron algo así en público los llevaron por poco de las orejas a casa del menor pensando que sus padres no sabían de su relación con el adolescente. Siendo sinceros, la edad siempre se les ha notado. Sin embargo antes lo veían como algo tierno, quizás unos hermanos. Y ahora los ven como unos pubertos enamorados, cosa que no está muy lejos de la realidad. A Kongpob no le importa, pero al que regañan es a su Phi así que debe resignarse a lo feo de la vida.

Kongpob se ha pegado unos cuantos estirones respecto a altura, estando entre el promedio de sus compañeros, sin embargo evidentemente sigue siendo más bajo que Arthit quién ha crecido el doble. Respecto a su cabello, lleva el corte de hongo, que por accidente — Kongpob no se quedaba quieto — le debieron cortar más arriba de lo pensado. A su madre casi le da un ataque, había dicho "Me recuerdas a mis demonios" antes de mostrarle una foto con su mismo mal corte de fleco. Sin embargo antes de que le diera un ataque a él mismo por parecerse a su madre Arthit había llegado a decirle que es sólo cabello y el cabello crece. Aunque internamente, él también odia el corte.

Hablando ya sobre sus conductas, se ha vuelto indiscutiblemente más presumido. Es el único chico entre sus compañeros con un novio que encima es mayor que él. Sin mencionar que también está destacando en cada una de las actividades extracurriculares en las que está, incluyendo el baile. Aquello se convirtió en su nuevo hobby, después de pasar admirando a su bello esposo por su puesto. Fuera de aquello, sigue siendo el mismo diablito tierno y celoso.

Diablito que finge gruñidos cuando otros chicos tratan de coquetearle a su omega. Aunque no hay que ser un genio para darse cuenta que aquel cachorro no es un alfa, porque aunque se inunde en aquella apestosa colonia sigue teniendo cara de bebé.

— Nadie te cree eso de que te has presentado, Kong — ríe Arthit cuando su pequeño bebé lo abraza posesivamente luego de que Maprang, de su clase, lo saludara tímidamente.

— Claro que si — se queja reprimiendo un puchero — Mi abuesuegra lo cree.

— Lo dice porque te ama, no es justo, ¿Cómo es posible que la hayas ayudado a mover los muebles por la casa con esos bracitos? — se queja Arthit tomando los delgados brazos de Kong.

— ¿Qué dices? Si soy míster músculo — se ofende haciendo fuerza con su brazo, que ni de chiste tiene músculos pero su otra mano se encarga de abultarlo para que luzca "mejor". Arthit ríe a carcajadas y Kongpob lo mira cruzado de brazos, pero feliz de haberlo hecho reír.

Ver sus preciosos y únicos ojitos entrecerrados mientras su sonrisa se muestra cuadrada en su esplendor, le dará un ataque en cualquier momento. Si tuviera un lobo está seguro que estaría de acuerdo.

En su grado nadie se ha presentado aún, pero varios han mostrado nuevas características. Brigth se ha vuelto demasiado alto, Pulgarcito demasiado delgado y Wayo demasiado molesto, no mentira, demasiado ¿tierno? ¡Es que no puede creer que ese diablo tenga cara de niñito bueno! El destino le ha dado la perfecta fachada para engañar a todo el mundo. Menos a él, a quien le sigue arrojando bolas de papel a la cabeza que devuelve hechos aviones de papel para que le lleguen con mayor precisión.

Pero Kongpob en serio, en serio, en serio desea presentarse. Está harto de ver como todo el mundo quiere arrebatarle a Arthit. Es tan molesto, en especial no poder sentir con fuerza los aromas y no poder marcar a Arthit con el suyo que sigue siendo inexistente. Siente la ira crecer en él cada vez que otra persona quiere llevárselo. Él no puede permitir aquello, ni en sus peores pesadillas. Arthit es suyo. Siempre lo ha sido y siempre lo será.

— Phi, no me has dado un regalo de mesiversario — se queja el menor al recordar haber visto cosas en su nuevo lugar de aprendizaje: vídeos en internet.

— Kongpob , no tenemos siquiera un aniversario — responde el castaño mirando a Kongpob sin poder evitar reír. Tiene un bigote de helado de chocolate — Ahora si pareces un alfa, un alfa viejo.

— ¡¿Por qué me insultas de la nada?! ¡Malo! Soy tu lindo Nong y futuro esposo y padre de tus hijos, debes respetarme Phi.

— Tienes un bigote — sigue riendo Arthit hasta con una lágrima escapando de su ojo. Es que Kongpob quejándose con su helado semi derretido en una mano, el ceño fruncido y bigote es demasiado para su pobre alma.

Kongpob se ve en el reflejo de su celular y vale, admite que es gracioso. Pero merece una venganza. Una venganza en la que encima saldrá ganando.

Arthit luego de su ataque de risa se acerca para limpiar a su cachorro con una servilleta pero antes de lograrlo y aprovechando la cercanía Kongpob trata de robarle un pequeño beso que termina siendo en la comisura de los labios puesto que el mayor trató de esquivarle. Suficiente para que Arthit y su lobo salten y ambos corazones se descoloquen. Los dos quedan en silencio y el de cabello oscuro con una sonrisota.

— Phi, este es el momento en el que me gritas por mi nombre y me regañas — susurra divertido al ver como el otro se ha sonrojado — Por cierto, ¡Ahora los dos tenemos bigote! ¡Somos match! Carrera a la casa — exclama, metiendo otra de las cosas que ha visto en YouTube antes de salir corriendo. Está seguro que no saldrá vivo si queda en manos de su esposo.

Arthit parpadea mientras su lengua saborea el helado de chocolate que Kongpob dejó en sus labios. Su lobo revolotea como si estuviese en un campo, feliz de haber tenido contacto con su cachorrito. Al menos hasta que su mente hace clic.

Kongpob trató de besarlo en público. Y si bien nadie está mirando, sabe que el menor ha notado al grupo de chicas de su grado — a aquellas que gruñó al pasar por su lado — El tonto intento de alfa ha querido salirse con la suya.

— ¡Vuelve aquí pequeño cobarde!

Algunas cosas nunca cambian.

My little Alpha [KongpobxArthit]Where stories live. Discover now