My little Alpha [KongpobxArthit]

XXV | A oscuras

Maratón final 🌃 [4/5]

[Kongpob 13; Arthit 17]

— ¡Phi Tin, a la cárcel! — exclama Ae feliz y aliviado.

Están jugando monopoly en la casa de el último mencionado. Están de vacaciones y es invierno, así que decidió invitar a sus amigos a jugar videojuegos y comer pizza. Claro que no esperaban que se fuera la luz y tuvieran que jugar juegos de mesas con velas alrededor tratando de no incendiar el tablero.

Están sentados en círculos alrededor del juego. Viene Tin, a su derecha Ae, Pete, Tay, Can, Arthit y Kongpob, respectivamente. Quedando Kongpob al lado izquierdo del pálido.

La verdad al comienzo se supone que sólo invitaría a Tin y Can pero luego de la confesión de Pete y Tay se había hecho amigos de ambos. Y para que mentir, le es imposible no sonreír cuando el solecito de Pete está junto a él. Arthit y Kongpob simplemente habían sido arrastrados por Can desde la pieza del menor para que jugasen con ellos.

— No caí ahí. Me tocó siete, no ocho — se queja Tin pero todos se van contra él contradiciendo lo.

— P'Tin no sabe contar~ — canturrea Kongpob contento pues luego de Tin el que tiene más propiedades es él. Ya se ve todo millonario viviendo en una mansión con Arthit y lili, los tres vistiendo trajes caros.

— Bueno, si me voy a la cárcel va a ser homicidio — lo amenaza a juego.

— Uy qué miedo — insinúa con sarcasmo Kongpob alias el irrespetuoso con todos excepto con Arthit, obvio.

— Arthit controla a tu pulga.

— ¡Hey! Ya ve a la cárcel Phi, cada segundo que pasan son menos turnos de Ae cayendo en mis hoteles — trata de defender Arthit pero distrayéndose en el proceso. Casi nunca gana algún juego, esta es su oportunidad.

Todos comienzan a reír, pero sin percatarse de que la risa de Can apaga una de las velas principales, el pequeño del grupo apaga otra con malicia y Pete bota accidentalmente la otra pero la apaga antes de que se haga un incendio.

— ¡No veo nada! — exclama Pete, chillando de miedo y casi abrazándose a Ae, quién agradece que no haya luz puesto que sus mejillas se han puesto rojas.

Kongpob aprovecha para tratar de robarle un beso a Arthit, pero en cuanto siente la respiración del otro en su cara recibe un manotazo.

— ¡Ah, Phi! No tenías que golpearme...

— Arthit, tu mocoso está tratando de besarme.

— ¡¿No era Phi Arthit?! — pregunta Kongpob sorprendido y asqueado.

Todos ríen, incluyendo Arthit. Pero a el lobo de este no le parece muy gracioso, así que toma de la mano de Kongpob y lo tira hacia él. Una vez lo tiene a su lado Kongpob se agarra a su brazo para que no se le pierda de nuevo y olfatea un poco su camisa, inconsciente de que lo está haciendo sentir mejor. Avergonzado pero pudo ser peor, pudo haber gruñido.