07: Confesiones

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Estaba nervioso, pero quería hacerlo a pesar de que fuera de noche, de las altas horas que eran y lo peligroso que se ponía este lugar.

Más para un Omega como yo.

Más si hace poco había terminado mi celo.

La verdad es que no sabía muy bien lo que estaba haciendo, pero... quería, necesitaba hablar con alguien sobre mí y sacar al aire todo lo que he estado ocultando por años.

Que mejor que contarle a la persona que estuvo varios días intentando sacarme información.

Dudoso, alcé mi mano y golpeé la puerta de la casa de Wade.

Wade no respondió al inicio, por lo que volví a golpear la puerta y esperé. Hasta que finalmente la abrió. Él pareció al inicio aliviado cuando me reconoció, pero después extrañado.

—¿Erin? ¿qué haces aquí y a estas altas horas de la noche? —me preguntó confundido. Su cabello estaba revuelto y vestía con unas simples ropas sueltas. Era muy probable que lo había despertado.

—Hola, sí... perdón, es que... —empecé a decir dudoso de qué decir.

Pero vamos, ¿qué podía decirle? "Hey, sabes que me dio mi golpe de sinceridad y me gustaría desahogarme contigo, ya sabes, eres mi único amigo, ¿qué dices?"

Claramente no.

Wade observó nuestro alrededor y finalmente a mí.

—¿Estás bien? Estás pálido—dijo y sobó su ojo izquierdo—. Es muy tarde, Erin.

—Lo sé, perdón, pero de verdad necesitaba venir...

—Mira, yo sé que no he ido a visitarte como acostumbramos, pero... estuve algo ocupado, ¿bien? ¿o estás molesto conmigo?

—¿Qué? ¡No! —negué—. La verdad es que estuvo bien habernos tomado un tiempo, no creo que...

Guardé silencio al notar su fija mirada.

—¿Erin? —preguntó.

Bajé la vista.

—Te estoy molestando, ¿verdad? Lo lamento, no era mi intención. Si quieres ahora me devuelvo a mi casa...—empecé a decir sin ocultar mi evidente desmotivación.

Me giré decidido a irme a casa sin importar del peligro, pero Wade sostuvo mi mano, evitando que me fuera.

—¿Molestarme? ¡Claro que no! —negó—. Solo... estaba algo extrañado con que me vinieras a ver después de casi tres días... ¿qué estoy diciendo? Mejor entra, debes tener frío, ¿no?

Pareciera que tienes frío.

Sonreí levemente.

—Solo un poco.

Entré a su casa. Se veía igual de oscura como siempre, tan decaída. La cama de Wade seguía junto a su ventana y, como era de esperar, se encontraba desecha.

—¿Estabas durmiendo? —Le pregunté sentándome en ella. Aún seguía manteniendo el calor de Wade.

—Lo estaba intentando, así que no te preocupes—contestó sonriendo levemente. Sin hacer ruido se sentó a mi lado—. ¿Estás bien, Erin?

¿Estás bien?

Mi corazón se inquietó y un nudo se formó en mi garganta. Las ganas de llorar habían vuelto, pero aún no estaba preparado para romperme de esa forma.

Menos frente a Wade.

—Bueno... no al cien por ciento claramente...—murmuré.

—¿Te pasó algo malo? Puedes contarme todo, si quieres—contestó sin dudar.

Almas perdidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora