Epílogo: Afrontar

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Guiado por las pequeñas e inocentes risas, llegué al salón principal, encontrándome con Erin jugando en la alfombra junto con Nirelle. La niña no dejaba de tomar sus juguetes y sonreír con emoción al igual que su madre.

Me quedé quieto bajo el umbral de la enorme puerta, observando con una pequeña sonrisa la escena frente a mí.

Era extraño pensar que Nirelle ya tenía dos años, y sin dudas se había convertido en la vida completa de Erin. No había momento en donde él no sacara un tema incluyendo a su hija, no había momento donde solo fuera Erin.

—Wade —El chico alzó su vista hacia mí al notar mi presencia.

—¡Pa! —exclamó Nirelle con emoción. Con un poco de dificultad se levantó del suelo y corrió hacia mí, jalando con suavidad mi pantalón—¡Papá!

Con suavidad la alejé de mí para poder agacharme y sonreírle.

—Hola, Nirelle—Le saludé con suavidad, por lo que ella correspondió mi sonrisa y con emoción se lanzó hacia mis brazos.

No pude evitar estrecharla contra mi pecho, besando su pequeña frente mientras escuchaba su risa.

—Parece que alguien despertó con mucha emoción.

—¿Vamos a jugar, papá? —me preguntó apuntándome sus juguetes junto a Erin.

—Oh, puede ser—contesté.

—¿No tienes trabajo? —me preguntó Erin acercándose a nosotros.

Su sonrisa al verme interactuar con Nirelle se notaba a kilómetros.

—Por fin pude dejarme un día libre—respondí, mientras que me levantaba del suelo, viendo como Nirelle volvía a correr hacia sus juguetes—. Y no planeo hacer algo más que darle toda mi atención a mi familia.

Los ojos de Erin brillaron con emoción.

—¿En serio? —preguntó.

Rodeé su cintura, acercándolo a mi cuerpo, para poder susurrarle:

—Tú solo dime qué quieres y yo te lo daré.

Me reí ante su sonrojo y como me empujaba levemente.

—No lo digas con ese tono de voz—me murmuró bajando su vista, avergonzado.

—Yo lo dije de buena forma, no es mi culpa que lo hayas mal interpretado—decía haciéndome el inocente, para luego sonreírle con malicia: —Si tantas ganas tenías de mí, ¿por qué no me lo dijiste?

—No molestes, Wade—frunció sus labios aumentando su sonrojo.

Volví a reírme de su reacción, abrazándolo con ganas para besar su frente con cariño.

—¿No es ese mi trabajo? —Le pregunté—. Si no mal recuerdo, cuando nos conocimos te dije que te iba a molestar por mucho tiempo, ¿o me equivoco?

Erin dejó de fruncir sus labios, para luego sonreír con nostalgia.

—Sí, lo recuerdo—admitió, para luego volver a bajar su vista—. Hm... Cuando Nirelle se vaya a dormir, espérame.

Alcé mi ceja.

—¿Cómo?

Sus ojos se encontraron con los míos, consumiéndome en un solo segundo.

—Cuando vuelva a nuestra habitación espero encontrarte ahí, esperándome.

Sonreí con emoción al entender a lo que se refería. Rápidamente me incliné hacia él en busca de sus labios, besándolos con rapidez.

Almas perdidasWhere stories live. Discover now