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—No la pierdas no hay derecho
No te olvides que la vida
Casi nunca está dormida—

  Yeji se encontraba esperando a sus amigas Lia y Chaeryeong, las tres habían sido aceptadas por distintas empresas pero sólo una había mandado un correo electrónico a las tres.

  El timbre de su casa sonó y corrió emocionada a la puerta, pero se decepcionó al no ver a nadie. Sus amigas no estaban.

  De pronto recordó que era un mes nuevo y cuando miró hacia abajo el paquete estaba esperándola otra vez.

  Se sintió extraño ver que no estaba anticipando la llegada de su carta cuando los últimos cinco meses se la pasaba pendiente a ello. Su mente había estado muy ocupada últimamente y ya ni tenía tiempo de pensar en Ryujin y sus promesas falsas. Al menos no cuando seguía estando del otro lado del mundo.

  Pensó en abrirlo y eso iba en camino a hacer pero el timbre sonó una vez más. Estaba segura de que esta vez si serían Lia y Chaeryeong así que dudó mucho pero finalmente, dejó el paquete en un rincón de la habitación y volvió nuevamente a la puerta.

  Al abrirla pudo divisar a dos figuras conocidas y una inmensa sonrisa apareció en su rostro. Las había extrañado.

—¡Ji!—Exclamaron las dos invitadas muy emocionadas y abrazaron a Yeji efusivamente.

  La más alta se río ante la muestra de afecto y la devolvió muy gustosa.

—Las extrañé par de locas—Admitió.

—Nosotras también Ye, pero aquí estamos—Habló Lia, sonriendo con sus ojos como siempre.

  Y Yeji, sin duda había extrañado a Jisu. No se veían hace un par de semanas pero estaban intentando tener alguna especie de relación, hasta ahora sólo salían en citas porque la mayor necesitaba un poco de tiempo aún.

  La pasaban muy bien, no se los iba a negar pero aún no estaba lista para dar el gran paso que implicaba dejar a Ryujin en el pasado. Era un proceso que llevaba tiempo y Lia se lo estaba dando. También la pelinegra había pasado a formar gran parte de su felicidad, sus mensajes de buenos días y buenas noches le alegraban de una manera increíble.

—¿Yeji? —Preguntó Chae al ver la sonrisa de idiota que tenía su amiga—¿Otra vez estás pensando el Ryujin?—Le preguntó algo frustrada.

—¡No! —Exclamó rápidamente saliendo de sus pensamientos y espantado a las menores por su grito repentino—Ya no más—Respondió con una sonrisa.

  El orgullo se instaló en el pecho de su amiga castaña mientras que la ilusion comenzó a florecer en el pecho de Lia. Quizás podrían tener una oportunidad después de todo.

—Pero no se queden afuera pasen—Les dijo la mayor moviéndose a un lado para que pudieran ingresar.

  Algo tímidas entraron a la casa y se quedaron paradas esperando a que Yeji les diga que hacer.

—Vamos a mi habitación, es momento de la verdad—Respondió algo excitada por ver qué oportunidad nueva les daría la vida.

  Todas subieron las escaleras con su corazón latiendo muy rápido, esto definiría su destino.

—¿Están listas?—Preguntó Chaeryeong con su dedo a punto de abrir el ansiado email.

—Listas—Respondieron las mayores.

—¡Ya!—Respondió abriendo su correo.

  Gritos de emoción salían por parte de Chae y Jisu pero Yeji se había quedado inmóvil frente a la pantalla de su laptop.

—¿Qué sucede Ye? —Preguntó Lia preocupada—. Es imposible que no hayas entrado y nosotras sí, eres increíblemente talentosa.

  Las amigas comenzaron a acercarse a la más alta para consolarla y cuando la envolvieron en un reconfortante abrazo, habló.

—¡Yo también he ingresado, ireamos a JYP juntas!—Gritó a su capacidad máxima.

  Las menores agarraron unas almohadas y comenzaron a golpearla por el susto que las había hecho pasar pero no podían estar más contentas de poder cumplir su sueño juntas.

  Y así transcurrió la tarde, entre risas y festejos, exclamos de euforia y orgullo de sí mismas. Sólo faltaba darle la notica a sus padres, esperaban que todo saliese bien.

  Por primera vez, Yeji se olvidó del paquete que la esperaba abandonado en una esquina y Ryujin no se asomó ni una vez por sus pensamientos. Si quería recuperarla, debía darse más prisa.

 

'Flores Amarillas' -RyejiOnde histórias criam vida. Descubra agora