·09·

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Ella sabía que ella sabía
Que algún día pasaría
Que ella vendría a buscarla,
Con sus flores amarillas—

  Yeji se la pasaba noche y día en la sala de ensayo, su mente no tenía espacio para otra cosa más que bailar, cantar, rapear y repetir aquel proceso.

  Bueno... Y Ryujin de vez en cuando. Yeji sabía que sus sentimientos se estaban yendo por más que intente detenerlos lo más que podía. Releía todos los "te amo" de su última carta pero el sentimiento en su pecho cada vez era menos fuerte.

  Quizás era la distancia. Sí, la distancia no mata el amor pero eso es siempre y cuando haya comunicación. Cierto es que en el caso de estás dos amantes, es muy escasa. Recibir una carta con flores todos los meses sin tener la oportunidad de responder no era precisamente una conversación.

  Yeji se sentía pésimo por no poder mantener sus emociones intactas pero, ¿alguien realmente podía culparla? A veces sentía que la castaña jamás volveria, habían pasado dos años y pronto tres. Otras veces, se aferraba a la poca esperanza que quedaba en su corazón.

—Ji, ya nos vamos. ¿Vienes? —Preguntó Lia.

—Claro, en un segundo voy—Respondió la mayor, tomando una toalla para secar las gotas de sudor que corrían por su frente.

—Está bien, te esperaremos afuera—Contestó la pelinegra con una sonrisa en su rostro, como siempre. Ella era muy alegre.

  Lía era un tema que Yeji intentaba evadir pero no podía. La chica se había intalado en su mente y poco a poco se abría paso entre las matas de su corazón. Las había creado para que nadie pudiese derribar su amor por Ryujin pero de manera discreta, había logrado vencer las barreras.

  Estaba asustada, se sentía mal porque creía que era injusto para su ex-novia. Se sentía como si estuviese siendo infiel. Un largo tiempo atrás, Yeji había prometido que Jin sería la única en su corazón pero aquí estaba ella, rompiendo su promesa.

  Pero la mayor sabía que no tenía garantía ni certeza de nada, a lo mejor ella era la única atascada en un amor pasado. Las cartas eran una prueba de amor pero ella no sabía si en realidad Ryujin había estado saliendo con más chicas.

  Era muy probable y la sola idea de imaginar que esos labios que alguna vez fueron suyos besaran otros que no fueran los de ella, dolía.

  No sabía prácticamente nada desde su partida a América, ni siquiera como le estaba yendo. Su vida privada era totalmente ajena a ella cuando antes compartían todos sus secretos. Pueden llamarla dramática pero cualquiera en su situación estaría entrando en conflicto.

  Quizás podría hablarle a Yuna, ella debería tener respuestas. Le costaría hacerla hablar porque era muy fiel a su hermana pero con un poco de presión podría sacarle aunque sea su número telefónico. Parecía desesperada pero a este punto en realidad lo estaba.

  Las cartas comenzaban a comerla viva y las flores amarillas que tanto le gustaban, también.

  Harta de pensar, Yeji se puso de pie y tomó una botella de agua del pequeño mueble que había en la sala. Se miró un rato al espejo mientras daba largos tragos hasta vaciar el contenido del recipiente.

  Volvió a secar su rostro con la toalla y esbozó una mueca en el espejo. ¿Por qué debía pasarle todo eso a ella?

  En un vago intento de apagar su mente por un rato, fue hasta el gran parlante para tomar su celular y su bolso para poder marcharse de allí. A lo mejor una noche fuera con sus amigas podría despejarla.

  Desenchufó y apagó el aparato para irse a la puerta, apagando las luces mientras tomaba el picaporte. Con un suspiro pesado salió del lugar y vio a sus amigas esperándola unos metros más lejos.

  Comenzó a caminar pero en el primer paso, sus pies patearon algo. El mismo viejo paquete.

  Sacó la carta y las flores para meterlas en el bolsillo de su pantalón y fue hacia sus amigas.

  Con cada paso, su bolsillo parecía pesar más de la cuenta.

  Llegó al grupo de chicas y Lía le sonrío.

  Su corazón se apretujó tanto de amor como de culpa.
 

'Flores Amarillas' -RyejiWhere stories live. Discover now