'Flores Amarillas' -Ryeji

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—Ella sabía que ella sabía
Que algún día pasaría,
Que ella vendría a buscarla
Con sus flores amarillas—

  ¿Qué es la felicidad?

  Es una pregunta con varias respuestas.

  Según el diccionario, felicidad es un estado de ánimo de una persona que se siente plenamente satisfecha por gozar lo que se desea o disfrutar de algo bueno.

  Eso es un concepto MUY amplio.

  Según los escritores, la felicidad se encuentra en el lápiz y en el papel o escribir lo que uno desea.

  Según los músicos, los instrumentos, el canto y la música en sí, es felicidad aunque al mismo tiempo puede ser tristeza. Como también diría Benedetti.

  Según Aristóteles, la verdadera felicidad consiste en hacer el bien.

  Según Gandhi, la felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace, están en armonía.

  Según Sócrates, la felicidad la hace sólamente uno mismo con la buena conducta.

  Una sola y simple palabra de nueve letras con tantas definiciones para ella. Y eso que sólo se ha nombrado un par, porque hay miles más que se han dejado fuera.

  Entonces, creo que cada uno le puede dar el significado propio a la palabra felicidad porque cada quien, tiene una percepción distinta de ella.

  Si a Yeji le preguntan que es la felicidad, nunca podría terminar de hablar.

  Felicidad es poder imaginar que algún día logre cumplir su sueño, felicidad es escuchar la risa de Chaeryeong llenar sus oídos, tomar la mano de Lia o sentir la voz ronca de Ryujin también. Compartir un café por la mañana con alguien que ama, irse a dormir sabiendo que al día siguiente no estaría sola, cantar hasta que su garganta escociera y reír hasta quedarse sin aire en los pulmones.

  Para Yeji, la felicidad estaba en poder disfrutar de las pequeñas cosas que nos da la vida, como los rayos calentitos del sol atravesando la ventana o las flores amarillas en el jarrón que tiene como centro de mesa.

  Un día navegando por Internet, se encontró una pequeña frase que sin duda la dejó pensando.

"Uno no siempre hace lo que quiere, uno no siempre puede, por eso estoy aquí, mirándote y echándote de menos" -Mario Benedetti.

  Yeji pudo comprender que quizás, a veces la felicidad también venía cuando debíamos aceptar que la vida nos da obstáculos que no podemos vencer y que si podemos vivir con ellos, tarde o temprano lograremos ser felices.

  La chica de ojos gatunos nunca entendió tan bien lo que era felicidad hasta que la tuvo a ella. Hasta que sintió como sus brazos la rodeaban, o sus besos la dejaban sin aliento. Hasta que la escuchó roncar o decirle cosas lindas al oído. Hasta que la acompañó a casa para que no se sintiera aterrada o hasta que le dio su primer obsequio. Detalles tontos pero que cuando están, realmente hacen la diferencia.

  Las canciones y los poemas de amor, tampoco tenían sentido hasta que la conoció, las mariposas y los mareos eran algo irreal hasta que los sintió. Y es que todo parece tan lejano y ajeno hasta que un día llega ese alguien, que sin darnos cuenta nos cambia la vida de manera inconsciente.

  Puede ser compartiendo una canción por Internet, escribiendo una frase en la pared, dándonos un apretón de mano o brindandonos ayuda cuando lo necesitamos. Cierto es que, todo el tiempo hay gente que nos cambia la vida porque pequeñas acciones son las que nos hacen ponernos a pensar y reflexionar sobre la misma.

  Por un breve momento, Yeji salió de sus pensamientos y observó a la chica que iba a su lado, también perdida en su propio mundo. ¿Ella sabría lo que era la felicidad?

  Sus facciones se veían perfectas bajo la luz del día y sus manos entrelazadas parecían encajar a la perfección.

—Te quiero—Dijo de manera repentina y apresurada, las palabras se resbalaron por su lengua apenas las pensó.

  Aún así, no se arrepentía de decirlas porque eran más que la verdad y no sería la primera vez que la contraria las oía.

—Yo también te quiero—Respondió sonriendo.

  Y en ese momento, Yeji encontró la felicidad en su sonrisa una vez más.

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