'Flores Amarillas' -Ryeji

·10·

—No te apures, no detengas
El instante del encuentro
Está dicho que es un hecho,
No la pierdas no hay derecho—

  Yeji había intentado hablar con Yuna, no una, no dos, ni siquiera tres. Lo había intentado por lo menos unas diez y ni había obtenido nada, ni la más mínima porción de información sobre la castaña.

  Sólo pedía saber de ella o por lo menos su número de teléfono pero ni eso le habían dado. Era algo injusto a decir verdad, Ryujin parecía saber que demonios sucedía en toda su vida y ella se tenía que quedar con imaginaciones de lo que podía ser de la suya.

  El sentimiento de culpa jamás la había abandonado y era fuerte, quizás todavía más fuerte que el amor que le tenía en ese momento. Dios, se sentía pésimo porque había caído, se había enamorado de alguien más.

  Sí, Yeji se enamoró de Lia. Pasar tanto tiempo con ella la había hecho caer rendida ante la pelinegra, quien era muy dulce y atenta si se trataba de la mayor.

"Yeji,
         Este mes quiero decirte que aún te amo como lo habitual y que no importa qué, serás la única en mi corazón. Siempre fuiste la primera en todo para mí y así lo seguirás siendo. No puedo esperar a envolverte en un abrazo cuando nos reencontremos.

  ¿Verdad que sigues esperando por mí como yo espero por ti? Te amo.

Siempre tuya,
-Shin Ryujin"

   Yeji apretó fuerte el sobre en su mano y el ramo de 10 flores amarillas. Sus ojos picaban y su pecho ardía.

   Sabía que no lo era pero no podía evitar sentirse como una zorra. La castaña la amaba y seguía siéndole fiel —o eso dio a entender— y ella estaba considerando la posibilidad de una nueva relación con alguien más.

  Por supuesto que sus sentimientos por Ryujin no se habían ido, seguro que nunca se irían pero había sido capaz de enterrarlos en el fondo de su corazón.

  Tenía que conocer gente nueva porque era relación la estaba dañando. Salir a citas o con alguien más, la dañaba pero la espera de su viejo amor también.

  ¿Qué debía hacer?

  Yeji sabía que la respuesta era tan simple como hacer lo que la haga feliz. Pero su memoria la confundía y la mente le jugaba malas pasadas.

  Su cuerpo reaccionaba involuntariamente al tacto de Jisu, era tan suave y delicado que creía poder derretirse bajo sus femeninas manos. No podía controlar el latir de su corazón cada vez que le sonreía o la miraba tan intensamente.

  Estaba completamente fuera de sus manos.

  Por otro lado, estaba Ryujin. Actualmente sólo le mandaba cartas desde la distancia pero los recuerdos junto a ella eran tantos y todos tan hermosos. Quizás por eso no podía despegarse de ella, era parte de su historia, de su vida y de su crecimiento como persona.

  Cada vez que recordaba cuando paseaban de las manos, una sonrisa voluntaria se escapaba y cuando pensaba en cómo solía susurrarle "te amo" al oído se estremecía como si en realidad se lo hubiese dicho en ese momento.

  Esos mismos recuerdos tan lindos que atesoraba, también la hacían sufrir. La atormentaban tanto que a veces pensaba que todo lo que estaba haciendo era erróneo. Era su subconsciente diciéndole que, olvidarla y seguir adelante era malo.

   ¿Realmente era malo darse otra oportunidad de amar? No lo sabía.

  Era la primera vez que alguien que no sea Ryujin le llamara la atención. Miró el bello ramo, las flores estaban frescas y su belleza le recordaba a la castaña.

—¡Yeji, vamos a comer!—Anunció Chaeryeong entrando a la sala de ensayos.

—¿Está mal amar Chae? —Preguntó de repente.

—¿Qué sucede? ¿Por qué preguntas eso?

  La menor se acercó a Yeji y esta le mostró la carta con las flores. Ella ya sabía todo, estuvo ahí desde la primera entrega.

—Creo que me estoy enamorando de Lía—Confesó—. Y me siento malditamente culpable por ello.

  Un quejido frustrado mientras tallaba fuertemente su rostro salió de los labios de la más alta.

—Amar no está mal Ye, nosotros no podemos  controlar lo que sentimos. Haz lo que te haga feliz.

  Hacer lo que la hacía feliz.

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  Gracias por leer, cuidense💛