SOLO CONTIGO

611 40 4
                                    

Todos los recuerdos juntos azotaban su cabeza. Eran como destellos, duraban segundos y se desvanecían para ser sustituidos por otro nuevo recuerdo. Ni siquiera recordaba haber pasado tantos momentos junto a ella, sentía que eran insuficientes para todo lo que le provocaban. Recordaba cuando la conoció en el casting, donde no pudo evitar fijarse en ella. Era una chica alegre dispuesta a ayudar a sus compañeros, podía parecer seria de primeras, pero Hugo pudo comprobar en los 3 días de casting que no era así. Conectaron enseguida y él estuvo encantado.

No habría escogido a otra persona para compartir en la gala 0 si le hubieran dado la oportunidad de cambiar. El haber coincidido con ella, sabiendo todo lo que pasaría después le hacía pensar que estaban predestinados, aunque en el momento fueran incapaces de verlo. No fue hasta tres semanas más tarde donde Hugo empezó a plantearse el tipo de conexión que Anaju y él tenían. Se llevaban muy bien, pero Señorita fue el primer punto de inflexión en su relación. Y cómo para no. Recordaba lo feliz que le hacía cantar con Anaju, aquella chica organizada con todo bajo control, hasta el punto de que se vio a sí mismo preguntándole qué ropa ponerse para ir conjuntados al segundo día de ensayos. Curioso aquello, puesto que ese día todo cambió. La coreografía de Vicky era extremadamente sensual y no podía evitar pensar en cómo se vería fuera, en cómo lo vería su familia y su novia, mientras la aragonesa lo tranquilizaba, excusándose en que todo se trataba de un acting. Pero no era así y los demonios recomían en su cabeza.

—Y de repente, veo a la otra pantera. Y me la quedo mirando.

Tenía la clase de Iván grabada a fuego en su memoria, daba igual el tiempo que hubiera pasado que la imagen de Anaju seduciéndolo metida en la piel de una pantera era algo que no podría olvidar. En aquella clase, cambió todo. Ni siquiera notaba la presencia de Iván, más bien era como una voz de fondo que narraba lo que sucedía. En esa clase, solo estaban ellos dos, solos en la selva, muy hambrientos. Para la mitología griega, la diosa de la seducción y la sensualidad era Peito; para Hugo era Anaju. En tan solo treinta minutos él habría sido capaz de lanzarse al abismo por ella, ella lo hacía querer explorar sus placeres más ocultos.

—Que... qué viaje, ¿no? —preguntó él, acariciándose el pelo, causando las risas tanto de Iván como de Anaju. Él lo decía medio en broma medio en serio, porque sentía que algo había cambiado, que nada volvería a ser como antes.

Así se lo hizo saber a su compañera de canción en la merienda, donde al cruzar las miradas se ponía nervioso y sacaba su pantera de nuevo. Ya no te puedo mirar igual, le dijo en aquel momento. Qué gran verdad, nunca más volvió a ver a Anaju como una compañera más, como una hermana, por mucho que él mismo lo hubiera intentado negar. No podía.

Los ensayos dejaron de ser solo acting para ambos, eran conscientes, se dejaban llevar, ponían el piloto automático, sacaban las panteras y lo demás salía solo. Ni siquiera procesaban los movimientos, simplemente querían tenerse cerca el uno del otro, tocarse... besarse. Porque sí, en esos dos minutos y medio, no existía más mundo para él que Anaju, ella era su única realidad. En esos dos minutos y medio le intentaba transmitir muchas cosas, demasiadas quizá, pero no podía controlarse. No lograba comprender, tras cuatro años, cómo no la besó en ninguno de sus pases, especialmente en la gala o en la firma. Se seguía excusando en que era un espectáculo que tenían que hacer, intentando engañarse a sí mismo, aunque sabía de sobra que no engañaba a nadie. El Señorita de la firma, que él mismo pidió tantas veces era puro vicio, como todo con ella. No se cansaba de ella, no conseguía saciar ese hambre voraz por ella. Quizá fue aquello lo que los destruyó, intentando matar ese ansia por ella con otra persona.

La semana siguiente del Señorita fue dura sin ella, la buscaba en todas partes y no la encontraba. Buscaba la conexión que habían tenido de forma natural, sin forzar. La coreografía podía ser potente, pero solamente con mirarse se notaba esa conexión. No la encontró con su siguiente compañera. Ni con la siguiente. Una actuación le costó la nominación a su compañera y la otra a él. ¿Por qué solo había conectado de esa manera con la chica de Alcañiz? ¿Por qué no se veía capaz de separarse de ella? ¿Por qué no quería hacerlo? ¿Por qué quería volver a su semana de Señorita de nuevo?

29Where stories live. Discover now