SOY YO

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Hugo

El 29 de febrero, la noche de los limones pochos, la noche antes de la podía ser mi expulsión, la situación con Anaju se me fue completamente de las manos, a punto estuvimos de besarnos en frente de las cámaras. Y aunque yo tenía claro que Aurora ya no me esperaba, Anaju decidió poner distancia, separarse de mí. Ella no quería ser la persona que se metiese en medio de una relación, ella no quería hacer daño a nadie. A partir de esa noche Anaju empezó a construir un muro infranqueable, pero yo no iba a rendirme tan fácilmente y iba a hacer todo lo que estuviese en mis manos para derribarlo.

Después de un par de días sin conseguir su atención, sin conseguir que los muros cayeran, decidí usar mi mejor arma en ese momento. La tendinitis. La tendinitis que había sufrido hacía un par de semanas iba a ser mi excusa para acercarme a ella. Si le daba un poco de pena quizás no me negaría la palabra y volveríamos a ser los de antes. Los de antes de su acercamiento con Rafa. Los de antes de mi acercamiento con Eva.

Por unas horas lo conseguí, por unas horas volvimos a crear esa burbuja que nos aislaba del mundo, en donde solo importábamos ella y yo. Durante esas horas quemé mi último cartucho en esa época, una canción, Soy Yo. Una canción que empecé a escribirla pensando en otras personas, pero de repente la niña de la peca cruzó mi mente y tuve la impetuosa necesidad de enseñársela, de que la cantase y de que la acabáramos juntos. Porque Soy Yo hablaba de la situación que estaba viviendo con ella en aquel momento, yo llamaba a la puerta, al buzón, intentando derribar sus muros, pero ella estaba saliendo, sin dejar ni tan siquiera un alfiler penetrar sus murallas.

La noche del 3 de marzo de 2020 se respiraron nervios adolescentes en la sala de Capde. No solo habíamos vuelto a ser los de antes durante unas horas, sino que nos habíamos en dos adolescentes con las hormonas revueltas. Esa noche mariposas volaron en la sala de Capde. Tonteamos y tanteamos. Tanteamos en que situación se encontraba el otro y acabamos sacando una conclusión: estábamos perdidos el uno en el otro.

Pero como en todas las películas Disney el embrujo acabó a medianoche, cuando por primera vez tuve el valor de afrontar mis sentimientos.

- Sabes la canción Soy Yo, sabes a quién estoy llamando? - pregunté mientras me llevaba la mano a la boca y la mirada al suelo.

- A un buzón - dijo haciéndose la tonta, intentando evitar la conversación que nos quedaba pendiente desde hacía días.

- A ti Anaju, te estoy llamando a ti - dije provocando que ella se quedase con la boca abierta y su cepillo de dientes cayese al suelo.

No me contestó hasta que terminó de enjuagarse la boca. En ese momento hubiese preferido que 300 jarros de agua fría cayesen sobre mí antes que escuchar esas palabras.

- Hugo, lo siento, pero no puede ser. Hay una persona fuera esperando y no le quiero hacer daño. Y tú estás hecho un lío. A ti quién te gusta realmente es Eva. Es imposible lo nuestro.

Se metió en la habitación dejándome solo delante de los lavabos. Está vez el que cayó fui yo. Poco a poco fui sentándome en el banco, me quité el micrófono y lo deje en el recipiente habilitado para ello. Rompí a llorar en ese banco, fue la única vez que lloré en todo el concurso. Estaba abatido, destrozado porque la mujer de la que estaba perdidamente enamorado pensaba que lo nuestro era imposible.

Después de esa noche el muro de Anaju no volvió a caer. Ella era la gran muralla china y yo tan sólo un nómada xiongnu de Mongolia. Aún así seguí toda una semana detrás suyo intentando que viera como yo estaba perdido. Qué ni Aurora ni Eva me importaban. Pero no funciono y supongo que el rechazo y el despecho que sentí esos días terminaron por nublar mi razón e hice cosas de las que me he arrepentí durante años. Me acabé dando por vencido y volví a Eva. Con la expulsión de Rafa y el distanciamiento de Anaju, nos quedamos solos e irremediablemente volvimos a unirnos. Me autoconvencí con que lo que me había dicho Anaju, quién realmente me gustaba era Eva. Si lo decía Anaju tendría razón, no? Pero ese hechizo también tardaría poco en romperse.

En algún momento después de esa noche llegué a pensar que había quemado todos mis cartuchos con Anaju. Y lo seguí pensando los días que le sucedieron, pero por suerte no fue así. Porque dos personas que logran crear esa mágica atmosfera cada vez que sus miradas se cruzan no podían quedarse sin saltar a la piscina. Acabamos saltando y fue de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, pero al final un día la piscina se quedó sin agua.

Hoy si que era mi último cartucho. Hoy si que veía que Anaju podía dejarme ir para siempre. Habían pasado más de diez años desde esa noche y no podía quedarme sin saltar. No podía quitarme el micro y echarme a llorar. Ya había llorado suficiente durante los dos últimos meses de mi vida. Hoy iba a interrumpir esa boda y hacer todo lo que estuviese en mi mano para que Anaju se quedase conmigo indefinidamente.

Hola!! Feliz 29🔥🍋
Si queréis saber de qué boda habla Hugo nos leemos en Soy Yo.
Podéis encontrarme en el perfil SmileyAndy__

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