QUINTA CARTA

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Sonó la alarma como de costumbre durante la semana. Me levanté de la cama de inmediato, pues hoy seria el mejor día de mi vida. El día que por fin iba a tener una cita con mi amado Jack. En realidad se que no es una cita, pero ya es un gran avance en nuestra relación. Me quedé delante del armario un buen rato, ya que después del instituto iría directamente con Jack a hacer el trabajo. Busque en cada rincón del armario que ponerme. Hasta que finalmente encontré la ropa adecuada; se trataba de un vestido corto, de color rosa pastel y decidí combinarlo con unas convers blancas y una chaqueta vaquera. Me alise el cabello y me coloque un collar dorado junto a unos aros del mismo color. Estaba tan emocionada esta mañana que me olvide de desayunar y del móvil en casa.

Llegué al instituto puntual, lo normal cuando uno sale de casa como un cohete. No me esperaba que Venus no me esperara en la entrada, pero tampoco me esperaba que no lo hiciera. No entendía el porque de su enfado. Quería poder entenderla, ya que no encontraba los motivos por los cuales estaba así conmigo. Nunca nos habíamos enfadado. Así que me dispuse a buscarla por todo el instituto, aunque la búsqueda no sirvió de nada. No la encontré por ningún lado.

Sonó el timbre de la primera aula. Biología. Venus no estaba. ¿Porqué no habría venido al instituto? Venus es de las típicas personas que aún estando con cuarenta de fiebre viene igual al colegio. De todos modos, no podría saber la causa hasta que no llegará a casa o Venus apareciera, ya que me había dejado el móvil en casa.

Apareció Jack por la puerta. Hoy se veía incluso más guapo de lo normal. Estaba vestido con una camisa blanca y unos pantalones negros. Mientras lo observaba desfilar por el pasillo del aula, me fijé que se dirigía hacía mi.

—Buenos días Luna, ¿y Venus?

—Hola Jack...no vino—contesté sin poder dejar de mirarle fijamente a los ojos.

—Oh, ¿me puedo sentar contigo entonces?

No sabía que contestar. No entendía nada ahora mismo. Porque Venus estaba rara conmigo y porque Jack estaba tan amable. Nunca nos habíamos hablado más de dos minutos seguidos y ahora incluso se quiere sentar a mi lado, hacer un trabajo conmigo...solo falta que nos casemos y tengamos hijos juntos.

—Por supuesto—Sonreí.

Nos pasamos toda la hora mirándonos fijamente. No sabia que estaba sucediendo. Mientras más lo miraba, más ganas de besarlo me entraban. Se que él sentía lo mismo, porque se mordía los labios, las uñas...por si fuera poco no aguantaba tanto la mirada como yo, lo que quería decir que estaba nervioso. En cuestión de segundos, nuestros rostros se juntaron, no creo que fuera nuestra intención, sino culpa de la gravedad. Teníamos nuestras frentes pegadas, nuestros labios estaban a una distancia de un centímetro, hasta que tocó el maldito timbre. En dos segundos Jack se levanto de la silla.

—Te espero en la salida cuando las clases terminen—Y salió del aula como si algo malo hubiera sucedido.

Me quedé pasmada, embobada ante tal situación que no tendría ningún sentido. Si no hubiera sonado el timbre, ¿nos hubiéramos besado? ¿Porqué querría Jack besarme? ¿Le gustó como él me gusta a mí?

Esas tres preguntas siguieron en bucle dentro de mi mente durante el resto del día. Además de esas tres, también rondaba la gran pregunta de porqué Venus no se habría presentado en el instituto. No hice gran cosa más a parte de pensar en eso y asistir a las clases. Incluso sin hablar con nadie casi todo él día, me podía sentir acompañada por mis pensamientos de cierto modo.

(...)

Acabo la ultima aula y me dirigí a la salida donde me esperaría Jack. Confieso que estaba un tanto nerviosa después de lo ocurrido en biología, casi nos besamos, y lo peor no es que casi besara los increíbles labios de Jack, si no que el besará los míos por error.

El inicio del fin ☑️ Where stories live. Discover now