DECIMOQUINTA CARTA

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Por alguna razón tenía una alarma activada lo que provocó que me despertará de un susto. Al menos solo me asusté yo. Apagué la alarma intentando moverme lo menos posible para que ha Enzo no le incomodará, y me giré pudiendo así admirar su rostro.

Nunca había admirado a una persona dormir hasta día de hoy. Se dice que cuando duermes estamos creando nuestra propia realidad, pero ahora mismo no desearía estar en otro lugar que no fuera mirando a la persona que estaba a mi lado. Su cabello estaba despeinado, algunos caían en sus párpados. Sus cejas estaban perfectamente alineadas y por primera vez podía admirar sus pestañas de cerca, no me había dado cuenta de lo largas que son, incluso más que las mías. Sus labios son tan gruesos y carnosos que te entran ganas de besarlos, como si de imanes se tratasen. Tiene la carne justa en sus mejillas para estrujarlas, realmente lo estaría haciendo a todo momento. En su torso podía ver más tatuajes, cuando nos acostamos llevaba camiseta, se la habría quitado durante la noche. En su pecho tenía una luna, por un momento me sentí halagada. Pero se me paso, ya que recordé su pasado y lo mucho que tuvo que sufrir. En su costilla derecha, poseía los puntos cardinales de una brújula, por debajo contenía una frase 'nunca pierdas el norte y tú camino de regreso a casa', todo me recordaba a su pasado. Inclusive si esos no eran los verdaderos motivos de sus tatuajes. En su brazo del mismo lado contenía una rosa con espinas que llegaba casi hasta el final de su mano, ¿sería debido a un desamor? Antes de que pudiera seguir admirando su piel llena de recuerdos, Enzo despertó.

—Buenos días—su voz era ronca.

—Buenos días—le acaricie la cara.

—¿Me estabas observando?

—No—mentí.

—Deberías hacerlo. Según me ha dicho un amigo mío, si observas mucho a la persona que te atrae te acabas enamorando de ella.

—¿Tú amigo se enamoró?

Asintió.

—¿Ese amigo eres tú?—me acerqué pasa besarle.

Sonrío y me besó como si fuera la primera vez que lo hiciera.

Después de regalarnos mimos mutuamente bajamos al comedor para desayunar. Enzo preparó tortitas y zumo de naranja. Mientras comíamos observábamos la televisión.

A los minutos nos sonaron nuestros respectivos móviles.

30 mensajes no leídos

Yasmin:
¿Hacemos alguna cosa esta tarde?

Jack:
Yo no puedo.

Ashley:
Me apuntó.

Luna:
Los que queráis venid a mi casa por la tarde.

Enzo:
Al menos no me tengo que mover ni un solo centímetro.

Dejamos nuestros móviles a un lado.

—Tenemos que hablar sobre lo nuestro—hablé mientras me sentaba en el sofá.

—Esperaré por ti Luna. Días, semanas, meses o años. Se que eres tú la chica indicada.

—No puedes tener tantas certezas de eso. Inclusive yo misma pensaba que el amor de mi vida era Jack y mírame ahora, sin saber cual elegir.

—Conozco a Jack, y se que con él serías la persona más feliz del mundo. Pero, conmigo lo serías más.

—Mi corazón está dividido — suspiré —. Por un lado está el chico que me enseñó la palabra amor. Con el idealice como sería estar con una persona que te quiere, que te cuida y te respeta. Desde el primer momento que lo vi, sabía que necesitaba a Jack en mi vida. La primera vez que me dirigió la palabra, mi corazón se detuvo por segundos. Lo que sucedió después, parecía todo un cuento de hadas. Jamás pensé que algún día me ocurría a mi. Que la persona que amo, me amé a mi, sea cuales sean sus motivos principales para conocerme —miré fijamente sus ojos.

El inicio del fin ☑️ Where stories live. Discover now