JACK

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Mientras el amor de mi vida se iba por la puerta con uno de mis mejores amigos, me quedé observando la libreta que me habían dado hace unos minutos. Por fuera parecía un cuaderno normal, la portada era rosa y sin ningún detalle que justificará la importancia de este. Fuera lo que fuera, no podría leerlo en estos instantes ya que tenía clases.

(...)

Finalmente terminó el penúltimo día de instituto. Me dirigí a la salida rápidamente para no encontrarme con mis amigos, una vez allí conecté mis auriculares al móvil, y escuché así un poco de música mientras iba a casa.

De camino a mi hogar, pensaba en lo rápido que había terminado el año. No es que los demás cursos no fueran como un cohete, pero este último año parecía una estrella fugaz en todos los aspectos. En el tiempo, en los estudios y en mi amor. Tan fugaz que quizás dentro de unos meses será como si nunca hubiera existido. Lo único es que, yo lo recordaré eternamente.

El día en que Enzo me habló de mi preciosa Luna, no tenía la menor intención de acercarme tanto a ella. El problema realmente, era la intensidad y la emoción con la cual hablaba de ella. Sus ojos brillaban, su sonrisa era de oreja a oreja y todo su cuerpo se estremecía cuando por casualidad se cruzaban por el pasillo, ¿cómo no me iba a interesar conocerla? Era simplemente imposible no tener curiosidad. Al inicio, confieso que no quería más que una amistad. Si bien que, el día en que hicimos el trabajo de biología me iluminó una parte de mi corazón que ya estaba dormida hace tiempo. No sé exactamente el porqué ni el motivo, no ocurrió nada del otro mundo ese día, aunque tengo la seguridad que una parte de mi, ya estaba enamorada de ella a causa de Enzo. Después de esa tarde todo fue a más. En nuestra primera cita y en todos los momentos posteriores a ella.

Tiré la mochila por alguna parte de mi habitación y fui al comedor para comer alguna golosina antes de relajarme a leer ese cuaderno. Una vez lleno de azúcar, finalmente abrí esa libreta y mi cara no podría ser más cuadro que la de Mona Lisa.

Diez motivos para enamorarte de Jack Woodson

No podía ser cierto que mi amada hubiera escrito semejantes maravillas.

A cada paso que leía un motivo, un levé suspiro salía de mi cuerpo recordándome que no podía hacer lo que más deseaba en estos instantes, con esto me refiero a besarla. Solo me apetecía hundirme en sus cálidos labios, que me hacían imaginar miles de constelaciones al cerrar los ojos, y por si fuera mucho pedir; oír estas bonitas palabras provenientes de sus labios.

Mi rostro se tensó al leer la última razón.
Era reciente, mi preciosa Luna escribió estas palabras hará menos de un mes. Cada letra que leía de esa parte final de la página, lágrimas saladas recorrían mi rostro humedecido.

En el momento que terminé de leer el cuaderno, pensé en donde pude fallar.

No sabia el momento en que mi preciosa se había enamorado del otro, no tenía la menor idea de cuando se había desmoronado todo. Lo cierto es que, lo único que necesito en mi vida es que ella sea feliz. Sentiré felicidad si ella la siente, y me alegraré todos los días por ver su sonrisa en su adorable rostro. Se que Enzo la ama; por lo tanto estoy tranquilo. Soy consciente de que no le romperá el corazón. Aún que, ella si lo hizo inconscientemente. Nadie te destroza sentimentalmente estando lúcido, siempre lo haces sin intenciones. Siempre acaba sucediendo por culpa de una tercera persona, ya sea porque te enamoras o por una fiesta estando alcoholizados. Lo cierto es, que ocurre en el momento menos esperado.

Mamá llegó interrumpiendo mi pensamiento profundo.

—Hola cariño— se acercó a mi para abrazarme —. ¿Qué tal el penúltimo día de instituto? ¿Cómo está Luna?

Mierda.

Tenía que encontrar el modo de decirle ha mamá que ya no estaba con mi amada, por mucho que yo no estuviera de acuerdo con esa decisión.

—Todo bien, todos los días son iguales al resto — baje la mirada —, bien. Mamá verás...

—No me digas que finalmente lo has decidido, ¿¡me presentarás a tu novia de una miserable vez!?

¿Cómo podía destrozarle los sentimientos a mi madre?

Tenía que encontrar el modo de presentar a Luna, ni que fuera solo para dejar claro que tan solo éramos amigos delante de la persona que me trajo al mundo.

—¡Está bien! — asumí la derrota —, pero ya no somos novios ma.

—¿Cuándo la traerás? ¿Comeremos o cenaremos en casa? ¿En el restaurante? ¿Cuál es su plato preferido? ¡Contesta de una vez Jack! —mamá decía una pregunta tras otra sin pausar, realmente estaba entusiasmada.

—No te preocupes, como muy tarde este fin de semana ya que tenemos la graduación, exámenes y de mas, los demás días.

Asintió.

—Avísame con antelación — habló mientras se iba de la habitación —, te quiero.

Maldición.

No sé si se habrá percatado de la mención que había hecho hace unos instantes dejando claro que mi amada ya no es de mi pertenencia y...¡carajos! Voy a presentar a Luna, sin una razón mayor. Solo me quedaba rezar para que aceptase esta idea tan descarada.

No era un pedido que fuera usual hacer vía llamada telefónica, sin embargo sabía que si le hablaba en el instituto a solas aparecía su novio celoso haciendo de todo para arrebatarme la oportunidad de hablar con ella, por lo tanto decidí recurrir a ese método.

—¿Jack?

—Así me llaman.

—¿Me llamas por la libreta, no es así?

—Correcto, si bien que; tengo que pedirte una cosa, debes prometerme que la respuesta será 'si'.

—Depende de lo que sea tendrás una respuesta o la otra, ¿no crees?

—Venga preciosa, sabes perfectamente que no me puedes negar nada.

Una pausa de unos segundos tenso el ambiente. Podía imaginar que la causa era su rostro rosado.

—Estoy esperando una respuesta, tic tac tic tac.

—¡Está bien! ¿Qué es?

—Te presentaré a mamá en una comida este fin de semana. Te quiero.

Colgué el teléfono sin dejar que me contestara, ya lo había hecho.

En esta batalla, había ganado.

Si bien que, ella ganó en romperme el corazón.

Con el tiempo todo sanará. Al menos era lo que me repetía en bucle cada miserable día.

Solo deseo que una mañana me despierte y que no me duela más recordarla, que no me rompa en pedazos el alma por besarse con Enzo o simplemente que mis lagrimales no decidan soltar lágrimas cuando recuerdo nuestros momentos. Añoro sentir su felicidad recorriendo cada partícula de mi cuerpo, necesito sus abrazos reconfortantes uniendo cada pedazo de mi corazón roto y sobretodo la necesito a ella, ya sea como novia o amiga. Renunció a una vida sin Luna. Si tengo que estar alejado de mi amada un tiempo para posteriormente ser capaz de estar a su lado sin sentir dolor, así será.

Al menos, en el momento que amanezca habrá llegado el tan esperado día; la última jornada del instituto.

El inicio del fin ☑️ Where stories live. Discover now