DECIMOCUARTA CARTA

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El sonido proveniente de mi móvil provocó que me despertará. Por mucho que no quisiera hablar con nadie, tenía que hacerlo ya que hoy sería la fiesta. Era Jack quien estaba intentando contactar conmigo.

—Buenos días, preciosa.

—Buenos días, ¿qué sucede?

—Nada. Es decir, ¿no me tienes que explicar nada? No me has explicado que pasó ayer en tu cita.

—No ha sido una cita, Jack. Sin embargo es cierto, debemos hablar.

—En una hora estoy en tu casa, te quiero.

—Yo también.

Es cierto, no había dejado de quererle y al mismo tiempo me sentía atraída por Enzo. Le debo una explicación, no pienso esconderle más mis sentimientos.

Me levanté de la cama, me preparé un baño con espuma y me brinde un tiempo para relajarme. Después, cepillé los dientes y sequé mi cabello. Cogí del armario un top negro junto con unos shorts anchos del mismo color para estar por casa, ya que por la noche me tendría que vestir mejor. Me dirigí al comedor para desayunar; elegí comer un batido de frutas con unas tostadas. Seguidamente, empecé a recoger un poco la casa para la fiesta mientras esperaba a Jack.

Sonó el timbre de la puerta justo cuando terminé de ordenar todo.

Abrí la puerta y era mi amado.

Me besó la frente y invité ha que entrará.

Nos sentamos en el sofá esperando a que alguno de los dos diéramos el primer paso, mirándonos fijamente para que alguno cediera antes. Hasta que me digné a hacerlo, era insoportable estar así con él.

—Tenemos que hablar, no solo de Enzo si no de lo nuestro. ¿Por dónde quieres empezar?

—Por lo nuestro, lo de Enzo se puede superar. En cambio si existe un problema entre los dos hay que solucionarlo antes de que sea tarde.

—Van relacionado los dos — baje la mirada —, Enzo me lo ha explicado todo.

—Puedo explicarte...

—Déjame terminar — tragué en seco —, me explicó que él estaba enamorado de mi, o que le atraía ese no es el caso. El problema está en que si no fuera por él, tú no sabrías de mi existencia y jamás hubieras dado el paso.

» Fue gracias a Enzo que te acercaste a mi, te ayudó con la cita y inclusive te regaló consejos como venir a buscarme para llevarme al instituto. Lo que me preocupa realmente, es que no estés enamorado de mi y esto sea simplemente una tapadera. Que te hayas tomado todo esto como una competencia entre vosotros dos y yo sea el trofeo. No entiendo como deje que esto sucediera. He estado enamorada de ti años y no me preocupé sinceramente por el motivo de tu atención para conmigo tan de repente. Pero realmente creía que te podía gustar. Gustarle a alguien —salió una pequeña lágrima de mis lagrimales.

—No llores, no por mi — se acercó a mi y me secó las lágrimas —. Te debo una explicación —suspiró.

—Te escuchó —me alejé un poco de él.

—Todo lo que te ha explicado Enzo es cierto — bufó —, pero me ofende que pienses que tú eres el trofeo. Es cierto que sin él, jamás me hubiera percatado de tú existencia. Me despertó la curiosidad, no te lo voy a negar.

» Me hablaba de ti con tanta intensidad, amor y pasión. Lo hacía tanto que yo también quería saber el porqué de tanto interés. Así sucedió. Te confieso que todo empezó antes de la primera vez que te hablé — hizo una pausa larga como si estuviera recordando ese momento —. Tú jamás te fijaste en como te miraba en el comedor, en las aulas de biología o por los pasillos. No me sorprende, estás siempre en tu mundo — tocó mi barbilla —, Enzo solo brindo el empujón que necesitaba para hablarte. Después de eso todo fluyó. Lo de la cita no fue todo obra suya, la mayoría se me ocurrió a mi. Sin embargo, lo de irte a buscar a casa para llevarte al instituto si que le ocurrió a él. No me puedes juzgar Luna, Enzo dijo que ya no sentía nada por ti. Nunca traicionaría así a un amigo.

El inicio del fin ☑️ Where stories live. Discover now