DECIMOCTAVA CARTA

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Último día de instituto, ¿en que momento había pasado todo tan rápido? Aún recuerdo el primer momento en que entré por las puertas de ese centro, y hoy será de las últimas veces que vuelva a pisar, recorrer y dormir allí. Antes de empezar a estudiar bachillerato, era una chica insegura, con muchísimos miedo y sobretodo muy tímida. Hoy, sin embargo, soy todo lo contrario gracias a mis nuevos amigos. Jamás podemos impedir un cambio en nuestras vidas, debemos hacer cosas nuevas por mucho que temamos a ello, es nuestro deber seguir adelante y encontrar un modo de ser feliz. Ahora, soy la persona más alegre del mundo. He pasado años de altos y bajos, inclusive este. No obstante, he encontrado el equilibrio que buscaba durante toda mi vida. En este preciso momento, solo queda graduarme, estudiar para los exámenes, entrar en la carrera que deseo y ver que me deparará mi destino. Si bien que, el destino es tan incierto como saber si mañana nos despertaremos para ver el sol brillar otra vez.

Estaba saliendo de casa y yendo en dirección del colegio, cuando un sonido proveniente de un coche me asustó.

—¿A caso quieres qué muera de un susto?—pregunté al conductor del coche aun intentando recuperar mi respiración.

—Entra.

No quería discutir con él, sino todo lo contrario.

Ninguno de los dos hablo durante unos minutos, así que abrí un poco la ventana para admirar las calles de nuestro pueblo.

En la acera se podía ver arboles bastante altos y con las hojas tan verdes como los ojos de la persona que me acompañaba, se notaba la llegada del verano, todos los niños ya iban con ropa ligera y corta, las casas tenían un brillo especial, ese resplandor que solo notas cuando las observas fijamente, y el sonido de los pájaros volando en el cielo azul nos acompañaba durante el recorrido.

—Luna —deje de mirar el el paisaje—, te estarás preguntando porqué quería hablar contigo, ¿no es así?

Asentí.

—Después de una larga reflexión nocturna he llegado a una gran conclusión; no tengo la fuerza suficiente para estar alejado de ti. Lo he intentado de todas las maneras y se me hace imposible. Necesito hablarte, sentir tu aroma en mi cuerpo cuando me abrazas y oír el sonido de tu risa. No soy capaz de alejarme de la persona que me hace sentir vivo. El dolor que siento cuando no estoy cerca de ti es aún mayor, por lo tanto, estaré junto a ti eternamente.

Le abracé con tanta fuerza que escuché un gruñido de su parte, pero no dejé de estar rodeada a su cuerpo.

—Suéltame preciosa, necesito aparcar.

En el momento que estacionó el coche, salí corriendo de mi asiento y salté encima suyo.

Necesitaba estar cerca de él, sentir su corazón, su calor y su olor. Solo quería estar rodeada de los brazos de Jack durante un largo tiempo.

Finalmente, presenciaba una felicidad que hacía que sintiera todas las sensaciones inimaginables recorrer por cada célula de mi cuerpo, sentía mariposas en el estómago, luciérnagas en mis ojos y mariquitas por toda mi piel. Puede incluso dar un poco de miedo sentir semejantes cosas, pero es de las cosas más mágicas que mi cuerpo ha asistido en sus años presentes en la tierra.

Al separarnos, Jack brindó un beso en mi frente y nos dirigimos juntos a la entrada del instituto.

—¿Estáis preparados para el último día?—preguntó Venus.

—He nacido preparado—contestó mi novio.

Lucas iba a hablar, pero el director interrumpió nuestra conversación hablando por megafonía.

—Todos los alumnos de último curso, hagan el favor de dirigirse al gimnasio en cinco minutos.

De repente, todos los alumnos de nuestro año nos encontrábamos cumpliendo el pedido del director, estábamos aglomerados en el gimnasio. Nos aposentamos todos en las butacas que habían repartidas alrededor de un pequeño escenario.

El inicio del fin ☑️ Where stories live. Discover now