Capítulo 6

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Los siguientes cuatro días fueron bastante divertidos. Luego de salir del mar y posteriormente llenarnos de arena, Bryce me llevó a casa. Tenía una sensación extraña en el pecho y Bryce no había dejado de toser todo el camino, pero al menos no dejaba de repetir una y otra vez lo divertido que había sido hacer aquello. Mi madre se infartó al verme con la ropa húmeda, el cabello enmarañado y oliendo a agua de mar, pero no pude ni darle una explicación porque subí a bañarme.

El lunes por la tarde Alex llegó a casa y vimos películas con mis padres. También se quedó a dormir. El martes y el miércoles salí con Bryce a la cafetería y en uno de esos días, creo que fue el miércoles, Alex y Brad llegaron al local también. Bebimos café helado y luego caminamos un rato por el pueblo.

De repente, sin mucha explicación, ya éramos un grupo de cuatro.

Estaba retocando mi maquillaje cuando mi madre tocó la puerta. Era viernes por la noche y estaba terminando de vestirme para la fiesta en casa de Finch a la que nos habían invitado el martes cuando me lo encontré saliendo de la cafetería.

Mi madre alzó las cejas y se sentó al borde de mi cama.

-Me recuerdas mucho a mí en mis veinte, ¿Sabes? -dijo, alisando un poco la colcha de la cama-. Estás hermosa.

Esa noche llevaba puesto unos shorts gastados, altos y flojos. Eran de mi madre cuando estaba joven, yo los había encontrado en una bolsa con ropa de su adolescencia. También llevaba puesta una camiseta a rayas rojas, naranjas, azules, celestes y amarillas y unos botines negros.

Estaba a punto de responderle a mi madre cuando el claxon de Alex sonó.

-Tengo que irme. Estaré bien, no beberé, al menos no mucho, no llegaré tarde. ¡No te preocupes! -le dejé un beso rápido a mi madre en la mejilla, tomé mi bolso y bajé corriendo las escaleras.

De camino me crucé con mi padre. No pude decirle nada, así que sólo le besé la mejilla.

-¡Blair Philips! -exclamó Alex- Estás estupenda.

-Y tú igual.

Alex llevaba un lindo top atado al cuello de corte en V y unos pantalones altos y acampanados. Ambos eran de mi madre. Se los había llevado el día que revisábamos su ropa vieja.

-La ropa de mamá te queda bien.

-¿Sí? Mamá me ha dicho lo mismo -Alex sacudió la cabeza y sonrió. Sus pendientes en tres tamaños con forma de estrellas se movieron-. Estoy nerviosa.

-¿Por qué?

-Escuché que será una locura. Finch ha invitado a algunos amigos de la facultad y a casi todo el instituto.

No dije nada en ese momento, pero ya estaba comenzando a ponerme nerviosa también, porque no sabía con quien me iba a reencontrar en casa de Finch. O a quien no iba a encontrarme ahí.

Llevaba exactamente un día y un par de horas sin hablar o ver a Bryce. Sabía que Bradley iría a la fiesta en casa de Finch, pero no si él lo haría. De hecho, seguía sin saber nada. La semana próxima sería la feria en la playa que duraba exactamente cinco días, pero no había tenido oportunidad de preguntarle sobre ello y de paso invitarlo a que fuera conmigo. En los ochentas era complicado flirtear y ponerse de acuerdo. Principalmente porque para ese año, todavía no habían avanzado mucho con los móviles.

Alex no dijo nada más y yo me dispuse a poner música en la radio del auto de su madre. Ni siquiera perdí el tiempo preguntando si lo había pedido esta vez, sabía que lo había tomado sin permiso de nuevo.

Call me sonó dentro del auto todo el camino a la fiesta.

Call me sonó dentro del auto todo el camino a la fiesta

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Llegamos a casa de Finch unos pocos mnutos después. Cuando la música empezó a oírse a lo lejos, específicamente Into the groove, que todavía lo recordaba, tuve que apretar los labios para que la boca no se me abriera de la impresión. Finch vivía un poco a las afueras del pueblo. No tenía vecinos y sus padres siempre andaban de viaje. Recordaba un vez en el instituto que había hecho una fiesta un viernes en la noche y casi a media noche sus padres llamaron diciendo que venían de camino.

Tuvo que echarnos a todos y la casa en menos de cinco minutos estaba completamente vacía. Alex y yo nos quedamos a ordenar y limpiar junto con su novia, Mathew Miranda y alguno que otro conocido de confianza para Finch. Obviamente hubieron muchos daños, como un jarrón hecho pedazos, la maceta cerca de la puerta alguien tropezó con ella y la tiró, se robaron varias cosas de la despensa y unos pantalones del padre de Finch sumamente caros.

No me preguntes qué ocurrió con Finch, porque hasta la fecha nunca supe si le habrían pegado o castigado por ello. Aunque imaginaba que sí.

-Pero si es que Finch se la ha rifado -Alex sonaba verdaderamente excitada-. ¡Ya quiero bailar!

Cuando nos apeamos del auto, pregunté:

-Oye, Alex, ¿Esta vez si le pediste permiso a tu madre?

-Mmm -Alex se pasó una mano por la barbilla, fingiendo que pensaba-, no.

Por alguna razón, aunque no debió ser así, me medio alarmé por ello. Quizá porque tenía la esperanza de que esta vez si lo haya pedido prestado.

-Tu madre va a matarte algún día. Eres una desobediente, ¿Sabías?

-Dime algo que no sepa -enganchó su brazo al mío y tiró de mí hacia la fiesta.

Si quieres que te diga la verdad, había sido una buena fiesta, una muy buena las primeras dos horas, de no ser por lo que ocurriría después.

Quizás mañanaWhere stories live. Discover now