Capítulo 11

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Faltaban pocos días para noche nueva a partir de esa semana. Era dieciocho de diciembre y, de pura casualidad, el clima estaba sumamente fresco ese día. El viento soplaba con un poco de fuerza y había un sol muy ligero. Hacía un día muy lindo para conocer a los padres de Bryce.

Ya habían transcurrido alrededor de cuatro días desde la cena para entonces. Al día siguiente, jueves, habíamos ido a Coffee Sparks con Alex y Bradley. No fue hasta que veníamos de regreso a casa que dijo que me llevaría a conocer a sus padres, ya que había conocido a los míos. Ese misma tarde, cuando mamá vio el auto de Bryce frente al porche de la casa, salió y lo invitó a comer con nosotros. Fue una tarde tan maravillosa que sentí un vacío cuando Bryce tuvo que irse.

Así que, bueno, ese día, lunes por la tarde, estaba terminando de alistarme cuando escuché el timbre de la casa. Mis padres habían salido para comprar el diario, así que estaba completamente sola. Alex se iría a la playa con Brad por un picnic, así que no era ella. Tampoco podía ser Bryce porque escucharía el motor o sonaría el claxon.

Cuando llegué al último escalón de la escalera, ya llevaba todo conmigo por cualquier cosa. Llevaba mi cabello castaño en una larga trenza, aretes de perlas falsas blancas, unos pantalones flojos, una linda playera a rayas verticales y mi bolso.

En cuanto abrí la puerta, quise jamás haberla abierto.

—¿Qué haces aquí, Jonah?

Su visita no me hizo mucha gracia, pero mentiría si te dijera que el morado en su nariz no me hizo sentir mejor.

—¿Puedo pasar?

—Por supuesto que no —respondí inmediatamente. Mis padres no estaban y aunque estuvieran Jonah no pondría un pie más en mi casa. Nunca más.

Cerré la puerta cuando salí al corredor, pasé la llave y me crucé de brazos cuando lo encaré.

—¿Y bien?

Se tomó unos segundos antes de hablar.

—Me voy de Bluffton mañana y… —se encogió de hombros. Se me hizo extraño notarlo nervioso, porque Jonah era todo menos eso—, siento mucho lo que ocurrió en casa de Finch. Me comporté como un imbécil.

Quise decirle que no era la primera vez que se comportaba como un imbécil, pero sólo me quedé callada.

—En realidad, siento mucho todo. Lo del instituto, la fiesta de Finch. No espero que me perdones, pero no quería irme sin hablar contigo.

Lo miré con desconfianza, debatiendo entre creerle o no.

—¿Hablas en serio?

Jonah asintió. —Muy en serio. Estaba drogado esa noche, lo siento mucho. No merecías que te insultara, Blair.

—Entiendo —dije secamente. Miré hacia la calle, pero todavía no se veían señales de Bryce por ahí—. Está bien, Jonah. Ya no importa.

—¿Sí?

Asentí. No estaba siendo honesta, pero quería que se fuera y no volverlo a ver jamás.

El claxon del auto de Bryce sonó, y sin importar que tenía a Jonah frente a mí, sonreí enormemente al verlo. Me ajusté la correa del bolso y suspiré.

—Me tengo que ir.

Eventualmente bajé las gradas corriendo y me subí al auto. Jonah todavía seguía en el porche de mi casa. Tomé el rostro de Bryce entre mis manos y lo besé, pero lo noté ligeramente tenso al ver a mi exnovio en mi casa.

Luego de besarnos en nuestra cita, Bryce y yo seguimos besándonos. No todas las veces que estábamos juntos, pero si las suficientes para estar satisfecha. Besarlo no era una necesidad ¿Sabes?, era, más bien, un acto meramente sentimental, como cuando me abrazaba o me dejaba de repente un beso en la cabeza o me acariciaba la mano mientras conducía. Me gustaban las cosas así con él.

Quizás mañanaWhere stories live. Discover now