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Los días pasaban, los tres cazadores de demonios ya estaban entrenando juntos. Kanao en este tiempo no me hablaba, bueno...antes no lo hacia seguido pero ahora es peor. Su expresión era tranquila solo mantenía una sonrisa. Yo también trataba de comportarme como usualmente lo hago.
Él rubio ya podía empezar a entrenar desde hoy. Aoi volvió a explicar todas las fases que tenía el entrenamiento para conocimiento del nuevo.
—Y por último entrenaran todo el cuerpo, es como el juego de las traes, ustedes se enfrentaran a Kanao, (t/n) ____ y a mi.
Los chicos que estaban sentados frente a nosotras agacharon la cabeza decaídos al saber que les espera, claro menos él rubio.
Zenitsu alzo su brazo para hablar. —Discúlpennos un momento.
—¿Tienes alguna pregunta?— respondió la chica de coletas a mi lado.
Él se paro con la mirada decaída. —No es eso. Ustedes dos, vengan.
—No quiero.— le contestó el cabeza de jabalí con la voz aun ronca.
—¡¡Dije que vengan!!— Aoi, las niñas y yo nos exaltamos al escucharlo gritar tan fuerte, además de que se veía realmente enojado. —¡¡Vengan aquí pedazos de escoria!!
Al ver que sus compañeros no iban a irse por su propia cuenta los agarro del cuello de la ropa y los empezó a arrastrar por el suelo.
—¿Que crees que haces?— preguntó irritado el jabalí remóviendose en su sitio mientras que Tanjiro solo trataba de librarse del agarre que tenían sobre él.
Los tres salieron al patio dejándonos confundidas.
A pesar de haber salido de la habitación, ellos hablaban tan fuerte que su conversación se escuchaba claramente hasta aquí.
—¡Arrodíllense pedazos de idiotas!— empezó a gritar Zenitsu.
Él siguiente en opinar creo que fue Inosuke, lo note por la voz ronca que tenía estos días.—¿¡Que estas dicien-
La pared resonó con un fuerte golpe, creo que lo habían golpeado contra esta.
—¡Inosuke!— gritó él que quedaba que era Tanjiro. —¿Como pudiste hacer eso, Zenitsu? ¡Discúlpate!
—Ugh...— hizo una breve pausa, respiro pesadamente y continuó hablando.— ¡Discúlpate tu! ¡Discúlpense ustedes! ¡Estaban en el cielo, no en el infierno!, ¡Lo que hacían era jugar con las chicas! ¿A que venían todas aquellas caras? ¡Discúlpense besando el suelo! ¡Deberían suicidarse por esto!
—¡¿Como puedes decir eso?!
—¡Cállate y escucha, enano frentudo!
Solté una pequeña risa al escucharlo decir eso. Las chicas me miraron confundidas por lo que escondí mi cara entre mis manos avergonzada. —Lo siento...
