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Me había levantado temprano de nuevo, todo pasaba de manera normal, yo me mantenía practicando algunas cosas con la glicerinas.
Al ser casi la hora de almorzar salí de la habitación y fui a la cocina, cuando llegué no había nadie, cosa que me dejó confundida, usualmente Aoi suele estar aquí. Salí al patio y ví que todos estaban reunidos aquí, las chicas estaban apoyando a Inosuke y sus compañeros que estaban, al igual que él, entrenando.
Kanao también los veía atenta, se apartó un momento de todos y lanzo su moneda, cuando vió el resultado solo se quedó observando desde lejos.
Iba a acercarme a ella pero Shinobu-san me ganó, ella le hablaba de manera amable y Kanao solo asentía con una sonrisa.
—(t/n)____, es impresionante los cambios que han tenido los tres en tan poco tiempo ¿verdad?
—Si...— respondí sin mas a Aoi, aun mirando de reojo a ambas chicas.
Kiyo miraba entusiasmada a los tres jóvenes que cargaban pesadas rocas, corrían por toda la Finca y hacían diversos ejercicios más, todos daban lo mejor de ellos.
—Pronto podrán irse de la Finca.— hablo nuevamente la chica de ojos azules a mi lado.
Me sentí algo incómoda al pensar que se irían. Lo sabía desde el inicio y nunca me afecto, ¿por que ahora? Una idea paso por mi mente y jale la manga de Aoi para que me ayude en algo.
Le susurré la idea en su oído y ella asintió con una sonrisa.
Caminamos hacia la cocina y empezamos a cocinar, valga la redundancia, no era la mejor en esto pero sabía preparar algunos platillos.
—Es muy amable de tu parte prepararles algo de comida.
La pelinegra me sonreía cálidamente, no suelo hacer este tipo de cosas por lo que debe estar confundida.
—Se están esforzando bastante, deben tener mucha hambre.— respondí con un ligero rubor.
Mantenía mi vista en el cuchillo, aún seguía pensando en lo que paso ayer, no e hablado con Inosuke desde entonces, nos cruzamos pero él solo pasó de mi. También en mi mente seguía divulgando la conversación que tuvieron ambas de mis hermanas, tantas cosas estaban empezando a irritarme.
—¡(t/n) _____!
Un líquido caliente y rojizo empezaba a bajar por mi dedo, no me había percatado que me había cortado hasta que sentí el ligero ardor en la zona afectada.
—Perdón.— reí ligeramente tratando de que mi dedo dejara de sangrar.
Deje el cuchillo de lado, cuando iba a ir por un papel Aoi agarro mi mano y empezó a limpiar la sangre con su pañuelo.
—Ten más cuidado ¿si?— me miró directamente y sonrió algo preocupada por mi torpeza.
—Gracias.— mis mejillas se tiñeron de un leve rosa, Aoi era muy amable, siempre nos cuidaba a las niñas mariposa y a mi como si de una madre se tratase, o al menos así lo siento yo.
