Capítulo 2

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Dicen que la tierra es el centro de ambos mundos, un mundo que tiene ambas partes parciales y cuando algo no marcha bien

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Dicen que la tierra es el centro de ambos mundos, un mundo que tiene ambas partes parciales y cuando algo no marcha bien...

Bueno, tú no decides eso.

Las leyes se crearon en ambos reinos por igual, para controlar la naturaleza del otro y ya no tener que tratar entre ambos mundos.

¿Qué pasa cuando uno de ellos rompe esa ley? Le hacen un juicio para dictar sentencia y la vida de dicha criatura ya no está en sus propias manos.

Entre esas paredes caminaba sin parar, pensando una solución o una manera de evitar tal cosa. Que represente al mal no quiere decir que no ame a su hijo.

Lo único que sonaba en la habitación eran los zapatos de aquella criatura, sin detenerse y sumergido por completo en sus pensamientos.

Decidió no gastarse pensando en ello y fue directamente al problema, chasqueó los dedos y desapareció.

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En la cabaña el ruido y la alegría faltaban y pocas veces podían coincidir todos juntos en un solo lugar.

Había pasado solo una semana desde su ida definitiva, pero era tan poco el tiempo que sus heridas no empezaban a curarse.

Bill dormía abrazando el libro, releyendo el título una y otra vez; al despertarse, al acostarse y antes que cierre sus ojos. Lograba algo de paz sosteniendo eso fuertemente entre sus manos, miraba la fotografía sin falta cada día y quedaba con Dipper algunos días para ir a ponerle flores o hacerle compañía.

En medio de todo este lío emocional su alrededor se volvió gris sorprendiéndolo, una figura casi humana apareció de un orificio negro y tenebroso, con orejas puntiagudas y largos cabellos azabaches oscuros la persona se hizo presente.

Llevaba un traje parecido al de Bill pero ese era de color negro con detalles blancos. El rubio se fue para atrás apretando el libro y viendo con extrañeza la figura que se encontraba frente a él.

— cuanto tiempo sin vernos, Bill— hablo, Bill parpadeo varias veces para corroborar que no este en una alucinación y que su mente no le comenzara a fallar mostrándole esas cosas.

Su expresión cambió a una más seria y tenso le contestó.

— hola, papá.

***

El mencionado tenía una sonrisa en su rostro, no podía negar que volver a ver a su hijo favorito no le encantaba pero guardaba su posición de padre desnaturalizado.

— mi querido hijo, ¿no le das a tu padre un abrazo?— su sonrisa se ensancha mostrando sus afilados dientes más. Bill rueda los ojos y se cruza de brazos.

— déjate de tonterías, papá— contesta— ¿Por qué estás aquí? Las plantas comenzarán a marchitarse con tu presencia— el contrario regula su respiración para contarle su motivo de aparecerse en el mundo humano.

La luz eternaWhere stories live. Discover now