Capítulo 9

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Los tres volvieron al mundo terrestre no encontrándose con nadie en la cabaña.

— ¿Dónde se habrán metido?— susurro Ford para si mismo.

— ¿Cómo te sientes Bill?— pregunto Will volviendo a su forma de humano.

— nunca estaré bien, no preguntes de nuevo— respondió cortante, suspiro— gracias por lo que hicieron—agregó con más tranquilidad.

— bueno eres mi hermano, no me quedaría sin hacer nada— sonrío Bill— además fue gracias a Seis dedos yo no estaba enterado de esa opción.

Bill no era el mismo y eso causaba una fuerte impresión en Will aun así no comentó nada.

— Ford, maldita sea, es Ford— volvió a corregir— y descuiden, no tiene importancia— se quedó pensando— debo ser la primera persona, en este siglo, que ve a Dios— ya se había mentalizado las ideas que escribiría en su Diario nuevo.

Bill rio— creí que eras más inteligente Fordsi, ese no era el soberano de arriba— Ford lo mira extrañado.

— así es, es solo una apariencia no es su verdadera forma— Ford borro las palabras que iba a escribir y alzo los hombros.

— ¡Me lleva!— se quejó y los otros dos demonios volvieron a reír— como sea, tenemos 48 horas y por lo visto, nos demoramos un día completo abajo.

— en realidad nop, el tiempo es relativo en ambos mundos. Nosotros en el juicio sólo pasamos un par de horas— explicó Will, Ford tomó nota mental sobre ese dato.

— ¿Qué se supone que tengo que hacer en estas horas?— pregunto Bill impaciente— o sea sinceramente no entendí nada de nada.

— ¿Podrás con él?— preguntó Will hacia Ford, el peliazul no tendría la paciencia para soportar a Bill, este asintió— ok, debo irme, Bill si necesitas algo avísame.

— ¿Puedes matarme de una vez?— pidió sonriente, Will negó y se fue sin decir más.

— muy bien, ser del infierno, lo explicaré una sola vez— comenzó Ford pero Bill estaba más enfocado en escapar de ahí, chasqueó los dedos sin que Ford se de cuenta y llegó a su habitación.

Fue hasta su cama y sacó la almohada viendo el libro que le habían regalado, sonrió con tristeza. Lo agarro y lo abrazo sintiendo un alivio, ahora sí podría llamar hogar a la cabaña mientras tenga ese pequeño objeto entre sus manos.

Cuando escucho el grito de Ford llamándolo, se sobresaltó y volvió al salón con el mayor.

— aquí estoy aquí estoy, solo fui por algo— dijo viendo el rostro enfurecido de Ford— entonces ¿Qué debo hacer?— el mayor se arrepintió de salvarlo de la muerte.

— en realidad lo que debes hacer no tengo idea, pero debes convencerlos que eres inocente.

— ¡Pero no soy inocente!— exclamó el rubio— fui contra mi naturaleza e imploré al de arriba, ¿cuándo has visto que un demonio le ruegue a Dios? Fui el único estúpido que lo hizo— se recostó en el sofá apretando el libro en el acto.

— muy bien, eres culpable entonces vuélvete inocente— Bill rodó los ojos y cuando estuvo a punto de volver a decirle a Ford el contexto el mayor continuo— haz que esa norma se rompa, todos sería mucho mejor así.

— ¿Qué se rompa?— volvió a repetir— no creo que eso sea posible. Nosotros fuimos exiliados, bueno, mi padre y el resto fueron exiliados de arriba y eso no fue lo único, nos crearon reglas, en realidad no es que tengamos libertad, hacemos lo que queremos eso sí es nuestra naturaleza, pero no somos libres— explicó.

— ¿Entonces tu padre no puede romper ninguna norma?— negó y volvió a asentir— puede hacer algo con las normas que creó él— asintió con intensidad— tengo una idea.

— ¿Asesinarme de una vez?

— si, ¡no! Contrólate maniático lo que quiero decir es que si no haces nada malo por este tiempo y ven tu ser fuera de maldad, tal vez te den una oportunidad.

— pero yo ya no hago maldades— se alzo de hombros.

— tú entiendes— se omitió la explicación— sin hacer cosas malas hasta que pasen estas horas y sin hacer tonterías Cipher. No me obligues a encerrarte en un campo de fuerza— finalizó y se fue a su laboratorio.

— ¿Tonterías? ¿Qué clase de tonterías podría hacer?— repitió, segundos después se levanto para volver a su habitación— veré si el producto del auto exorcismo ya se publicó.

— ¡Dije sin locuras Cipher!— gritó Ford sobresaliendo de la máquina dispensadora. Bill hizo caso omiso y siguió su camino.

***

Abrió sus ojos con pesar, había caído en un sueño profundo que pensó no despertar más.

El olor a comida le hizo levantarse, no sabía que Ford cocinaba o tal vez habían pedido comida, normalmente no comería o no le haría caso al olor pero esta vez se levanto y se encaminó a la cocina.

Llego sin prisa, dando un bostezo aclarando que aún tenía sueño.

— Ford ¿Compraste comi— antes que terminara la pregunta vio una cabellera castaña larga y brillante dándole la espalda.

Bill sintió que el tiempo se detenía para él mientras que la otra persona giraba en sus talones y sonriendo al verle.

— hice galletas ya que tú eres un desastre en la cocina— comentó riendo— cuando se enfríen podrás comerla, no seas impaciente.

Las dejo en la mesa y sacó los guantes de tela que había usado dejándolos en la mesa, Bill seguía sin reaccionar.

Dio un pasos que sintió tambalearse y así hasta llegar donde ella le veía sonriente.

— promete no comerlas hasta que se enfríe, ¿ok?— cuando estuvo a punto de decirle algo ella solo desapareció.

El rubio se despertó sudando y con la respiración agitada, miró a todos lados y no había olor a comida, ni nada.

Entonces se dio cuenta que había sido un sueño, un mal sueño para su gusto. Vio su celular y habían pasado solo 10 minutos, ¿podría dormir otros minutos más y no soñar con ella?

— solo lo prometo si regresas— susurro con la voz temblando— Estrella fugaz....

Desde el reino de abajo veían con satisfacción cómo había funcionado su trampa.

— comenzaremos quitándole la consciencia y destruiremos poco a poco lo que queda de él... serán las próximas horas más emocionantes de nuestras vidas— rieron a carcajadas dispuesto a no permitir que el demonio vaya al próximo juicio.

La luz eternaWhere stories live. Discover now