Capítulo 11

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«What if I'm someone I don't want around
I'm falling again, I'm falling again,
I'm falling»

[Falling, Harry Styles]

Bajo hasta la cocina sin motivo alguno o tal vez tenía la esperanza de verla.

Más fue su decepción cuando no vio a nadie,  todo estaba en su lugar y ni había rastro de que alguien haya entrado desde la mañana.

Sacudió su cabeza volviendo en si y se sirvió un vaso con agua calmando la sed que tenía, escucho pasos arriba y con extrañeza volvió a subir.

«No sabía que Pino había regresado» se dijo.

La puerta de la habitación de los gemelos estaba entreabierta pero Bill sentía una extraña desconfianza. Con firmeza decidió entrar sin hacer mucho ruido, en caso algún ladrón hubiera entrado lo encontraría camino con cuidado de no hacer sonar la madera y espantar a quién sabe esté ahí adentro.

— ¡Pato!

Quieto. Volvió a estar quieto, sin respirar, sin pestañear, quieto completamente.

— ¿Dónde estás amiguito?— volvió a hablar, Bill abrió la puerta lentamente y empezó a temblar.

— Estrella— llamó aunque su voz no salió tan alta como hubiera querido— Mabel— intentó de nuevo logrando una mejoría.

La mencionada giro a verlo extrañada y sonriente.

— ¿Me ayudas a buscar a Pato, Bill? Debo darle su comida— pidió. El rubio se acercó a ella lentamente.

— ¿No es un sueño? Estás aquí de verdad— comentó incrédulo, la castaña alzó una ceja.

— claro que estoy aquí, me estás viendo— el rubio parpadeo varias veces aun sorprendido. La castaña se acercó a él y puso una mano en su mejilla— ¿Ves? Puedo tocarte.

Unas lágrimas amenazaron en salir de los ojos dorados del rubio, sin esperarlo más abrazo a la contraria, aferrándose a ella.

— estás aquí, estás aquí— repetía sin parar— Estrella fugaz, estás aquí.

— ¿Estas bien? ¿A qué se debe tanto afecto?— rio un poco— ¿Me soltarás en algún momento?

— no, jamás lo haré.

Un silencio se hizo presente pero Bill había vuelto a sentir su corazón latir y sentirse vivo.

— Bill— llamó— deberías saberlo...

— ¿Saber qué?— preguntó sin soltarla ni aflojar su agarre. Mabel se acercó a su oído y susurro.

— la diferencia entre la realidad y una ilusión.

Y volvió a desaparecer.

El rubio cayó de rodillas sintiendo que se le iba el calor de la castaña y poco a poco las lágrimas cayeron.

Su corazón se estrujó, sus esperanzas se rindieron y su mente comenzó a destruirse.

Se despertó en su habitación ya habían pasado muchas horas y el cielo se tornaba de tonos naranja.

— ¿Todo... fue un sueño?— se preguntó sintiendo que sudaba a mares y sus mejillas estaban húmedas.

La luz eternaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora