Capítulo 3

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Nadie abre la puerta, temiendo que algo fuera a pasar si la abrían.

Tampoco dijeron alguna palabra, la puerta seguía sonando cada vez más fuerte y en uno de esos golpes lograron abrirla sobresaltando a los demás.

Bill no lo dudo y los encerró en una burbuja invisible quedando solo él a vista de todos. Entraron unos hombres con traje oscuro y dedos largos, una capa les cubría la mitad de la cara ocultando una cicatriz en esta.

— Billiam Cipher, quedas arrestado por incumplir la ley y haber ido contra tu naturaleza— habló uno de ellos.

— ¡Jajajaja!— Bill rio como maniático cruzándose de brazos, sonriendo de lado— ¿Quiénes son ustedes? ¿Saben quién soy? Seré yo quien mande a arrestarlos por decirle esas cosas a su príncipe.

— es hijo de nuestro amo y señor, pero él no tiene poder bajo nuestra ley— contestó uno de ellos— no se resista y no tendremos que usar la fuerza.

— por lo visto, no aprecian que son inmortales... No me tocarán ni un pelo— los hombres sonrieron y entonaron un cántico que hizo a Bill reír.

Cuando se dio cuenta tenía esposas en las manos unidas a un collar con una gema color blanco.

— ¡¿Pero qué es esto?!— forcejeo contra esas cadenas pero eran inútil— ¡Libérenme ahora mismo!

Un golpe en su mejilla lo hizo tambalear y otro golpe lo hizo caer.

— descuide, príncipe— uno de ellos se acercó sonriente a más no poder, su cara se estiraba a tal punto de sangrar y romper la piel— lo trataremos con el debido cuidado— su vista iba en el ojo derecho donde Bill tenía una marca triangular y a continuación hundió sus largos dedos en ella sacando un grito de dolor por parte del rubio.

Los Pines y la Northwest omitieron soltar un grito, la rubia quitó la vista porque sentía náuseas y asco ante tal acto sanguinario.

Aquella criatura sacó sus dedos cubiertos de sangre y baño la gema con la sangre del rubio tiñéndola de rojo.

— pronto se regenerará pero ya no podrá escapar de nosotros— Bill lo miro con odio y rabia.

Un agujero negro se abrió y entraron los invasores seguidos de Bill que vio hacia atrás antes de entrar en aquel lugar.

— ¡¿Pero qué carajos les pasa a los demonios?! ¡Son unos malditos sanguinarios!— gritaba Stan con varios insultos y expresando su desagrado ante tal acto.

— ¿Por qué no podemos salir de aquí?— pregunto Ford sintiendo que el aire le faltaba, fue cuando el agujero se volvió a abrir y de este uno de los que se llevaron a Bill se asomó viendo a todos lados.

— no hay nadie, el objetivo fue capturado con éxito— habló y volvió a cerrar el agujero. La burbuja se deshizo dejándolos expuestos y en el piso.

— discúlpenme— comentó la rubia y corrió al baño a vomitar.

— Dipper ve con ella, asegúrate que este bien— el castaño asintió y con tambaleo siguió a la rubia.

Stan seguía expresando su malestar y angustia mientras que Ford trataba de pensar una manera de evitarlo.

— debo ir a mi laboratorio— comento y no espero a recibir respuesta por parte de su gemelo para salir con prisa.

Ford busco por todos lados datos sobre sus investigaciones en ese tiempo viajando entre dimensiones, libretas antiguas, dibujos, discos, todo lo que estaba a su alcance. No se iría de ese lugar sin conseguir algo que fuera de ayuda en estos momentos.

Mientras tanto, Pacífica terminaba de enjuagarse la boca sosteniéndose del lavadero, las imágenes seguían apareciendo causándole otra vez arcadas pero ya había botado todo hace un momento que solo le quedaba el mal sabor de boca.

Dipper estaba recostado en la puerta, Paz puso seguro y no podía entrar pero al escuchar sus jadeos entendía que no se había desmayado.

— ¿Ya me abres?— pregunto, la rubia quito el seguro sobresaltando al castaño que pudo haber caído— ¿Cómo te sientes?

— no sirvió de nada que viera todo The Walking Dead si eso me dio nauseas— Dipper no vomitaba, no porque no quería, sino que seguía procesando lo que acababa de pasar.

Y es que ninguno de ellos pensó tener que verse envuelto en algo peligroso tan rápido, primero fue lo de Mabel y ahora Bill estaba en peligro de morir también. Vaya suerte que tienen los Pines y los que se juntan con ellos.

— en ningún momento se me ocurrió que podía haber leyes en el infierno— comento Paz mas calmada.

— creí que los demonios solo hacían lo opuesto a los ángeles y que no recibían algún castigo, esto es nuevo para todos hasta para el tarado de Bill que tantos siglos y no pudo saber que habían leyes para ellos— se cruzo de brazos enfadado.

— ¿Qué pasara ahora?— dijo preocupada, Dipper alza los hombros sin saber que responder— ¿Crees que Ford sepa algo?

— tal vez, no quisiera tener que despedirme de alguien más.

***

Ford sonrió triunfante al encontrar su libreta número 70 y en ella lo que tanto buscaba.

Cambio el tono de luz a uno ultravioleta para ver todos sus apuntes con mayor facilidad, después de todo en los apuntes invisibles estaban los secretos de cada uno.

Busco con prisa en cada página, en cada título alguna pista y la encontró, la suerte estaba de su lado.

"Leyes dimensionales"

Leía con detenimiento cada letra que estaba escrita ahí pero eran escasos los datos en tinta invisible y eso lo desanimó.

— tío Ford— escuchó la voz de Dipper y les pidió que se acercasen— ¿Encontraste algo?

— no mucho chicos— respondió suspirando— pero creo que hay alguien que puede ayudarme.

*
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— y ahora probemos esta voz— antes que pudiera beber dicho líquido el teléfono sonó, llegó hasta dicho aparato y contestó.

— ¿Hola?— espero unos segundos y antes que pudiera volver a hablar respondieron.

— ¿Fiddleford? Soy Stanford.

La luz eternaWhere stories live. Discover now