Capítulo 4

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"Por mas triste que estes, dale una oportunidad al amor"

Se quedó pensando en esas palabras que su gemela le había dejado.

— ¿Y en quién se supone que debía fijarme?— se preguntó guardando la carta en su propio diario.

Salió de su habitación encontrándose con la ojiazul.

— ¿Vienes a desayunar?— pregunto con una sonrisa pequeña, al castaño le rugió su estómago en señal que tenía hambre.

— por supuesto— le devolvió la sonrisa y bajaron al comedor.

Los primeros días habían sido terribles, ninguno en la cabaña comía o salía de su agujero.

A los días de enterrarla, la madre de los gemelos se marchó a California junto a su pareja dándole exactamente igual lo que pasara con su otro hijo.

Dipper, por su parte, no volvería a California a menos que sea para recoger sus cosas y volver al pueblo, donde estaba su hermana.

Pacífica seguía siendo el motor que hacia funcionar la cabaña pero todo motor tiene sus altas y bajas. Trataba de no llorar frente a ellos y escondía sus problemas y preocupaciones solo para ella.

Cada noche, que podía, miraba al cielo y hablaba como si Mabel la escuchase y le preguntaba ¿Por qué a ella? Aunque Mabel no hubiera querido que sea así, sabía que la rubia tenía la fuerza y el control que Dipper no tenía y que al partir él la necesitaría.

¿Fue egoísta? Sí.
¿Puso su deseo antes que la opinión de ella? Sí.

Pero en el corto tiempo que compartió con la castaña sirvió para que cualquier cosa que ella necesitara, Pacífica estaría ahí. Dándole su apoyo tanto a ella como a Dipper.

Tal vez le estaba haciendo un favor, tal vez.

— ¿Y Ford?— pregunto el castaño.

— salio temprano y no creo que regrese hasta más tarde— respondió Stan dándole un sorbo a su café amargo— los dos locos del pueblo se reunirán para ver una manera de librar a Bill.

— espero que encuentren algo— susurro la rubia— ¿Abrirás el negocio?— el mayor se encogió de hombros.

— creo que sí, ya recibí varias llamadas de turistas reservando su cupo— suspiro— Soos me ayudara con los grupos de hoy y ustedes no olviden que siguen con su trabajo de la Tienda.

Los señalo a ambos antes de salir del comedor.

— bueno princesa, somos equipo de nuevo— Pacífica frunció el ceño.

— ya te dije que no me digas así— segundos después soltaron una risita volviendo a su rutina de trabajo.

Efectivamente, varios turistas llegaron como mandados del cielo convirtiendo ese día en uno agitado.

— ¡Bienvenido a la Cabaña del Misterio! Lleve dos y no hay reembolso— ofrecía la ojiazul convenciendo a los turistas con su sonrisa y mirada carismática. Dipper veía el gran cambio de la chica, recordando desde sus encuentros desagradables hasta esa noche en la mansión retando a sus padres por hacer lo correcto.

Desde esa noche, Pacífica Northwest dejo de obedecer las reglas para crear las suyas y Dipper estaba orgulloso de ese cambio. Dejo de verla para atender a los clientes en caja, la rubia desvió su mirada hacía el chico de gorra que empapelaba y sonreía hacia la clientela. Había madurado pero como Mabel se lo describió, no sabía manejar sus emociones volviéndolo inestable a tal punto de perder la cabeza.

Sonrió y siguió trabajando. Cuando Soos se llevo al siguiente grupo algo de paz reino en el ambiente, tomando su primer descanso hasta que la puerta volvió a sonar.

— hola chicos— saludaron Candy y Grenda.

— chicas— la rubia fue a abrazarlas formando un abrazo grupal— ¿Qué hacen por aquí?

— vengo a despedirme— hablo Grenda, Paz la vio extrañada— cosas de Marius, al parecer tiene un compromiso de la realeza y me pidió que lo acompañe. Algo esta tramando, lo sé

— ¿Cuándo te iras?— pregunto la rubia entristecida.

— mañana al salir el sol, no quería irme sin despedirme de ustedes.

— yo también vengo a despedirme— hablo la azabache y Pacífica tembló— hace unos meses me aprobaron una beca para ir a estudiar fuera.

Paz apretó sus labios y forzó una sonrisa— las voy a extrañar, chicas— hablo, Candy y Grenda volvieron a abrazarla.

— ¡Prometemos llamar!— gritaron antes de toma el camino de retorno al pueblo, Paz las despidió con la mano y una vez las perdió de vista suspiro con tristeza.

Dipper no dijo nada hasta que ella volvió a entrar y fue hasta su lado sentándose en el asiente sobrante.

— ¿Estas bien?— pregunto preocupado, la rubia asintió— ¿Sabes que cuando aceptas trabajar en la Cabaña del Misterio no puedes mentir, no?

La rubia lo vio con una ceja alzada y brazos cruzados.

— debes estar bromeando, todo aquí es una mentira, Dipper— río.

— lo sé, pero entre nosotros no. Somos amigos ¿Recuerdas?

Paz sonrió— tienes razón, solo estoy algo triste porque las únicas amigas que me quedaban en este pueblo se van— soltó otro suspiro. Dipper sonrío galante y a continuación comentó.

— bueno, yo me quedaré así que podrás disfrutar 100% de Dipper Pines— la rubia volvió a reír con más intensidad.

— ¿Y eso debe alegrarme?— Dipper asintió— me convertiré en una nerd, ¿pero por qué me castigas Dio mío?— el castaño se hizo el ofendido.

Y volvieron a reír, el ambiente ya no tenía rastros de tristeza ahora solo tenía una extraña sensación.

Una mezcla de muchos sentimientos que eran invisible ante cualquier ojo pero que podía sentirse por siempre.

Siguieron haciéndose bromas y comentarios graciosos.

— ¿Me dejas llevarte a casa esta noche —pregunto el castaño con timidez, la rubia empezó a jugar con su flequillo— me vendría bien conversar con alguien antes de dormir.

— claro, nos vendría bien a ambos a decir verdad— y se sonrieron.

Tal vez Mabel veía algo que ellos no, después de todo la castaña había tenido más experiencia amorosa, fallaba constantemente es cierto. Pero a diferencia de la rubia, ella no había tenido la oportunidad de elegir de quién enamorarse o qué sentir, su corazón había sido forzado a encerrarse y por primera vez, estaba saliendo por voluntad propia.

Gente de verdad que no lo hago a propósito 😭💔 me olvido rápido de las publicaciones y cuando me acuerdo ya es día de semana pero hoy les traigo dos capítulos en uno yehhhh

Espero que les guste 💞

👁👄👁

La luz eternaWhere stories live. Discover now