c a p í t u l o 4

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Pasó mucho tiempo para que lograran tomar una decisión. Por un lado estaba la insistencia de Robert, quien continuaba diciendo que lo mejor era que Gianna permaneciera en el norte, para que pudiera acostumbrarse a su nuevo hogar. Catelyn y Cersei por primera vez estuvieron de acuerdo, al proponer que la princesa regresara a Desembarco hasta discutir a la perfección los planes de boda.

Fue algo que hizo sentir a Evan más que conforme. Mientras más lejos estuviera su hermana del joven lobo, mejor. Ya se le ocurriría algo para cancelar el compromiso definitivamente.

— Lograste lo que querías, ¿no es así? —dijo Jaime, acercándose sigilosamente a su sobrino— Te saliste con la tuya. Gianna regresará a Desembarco en vez de quedarse aquí.

— No del todo. —dijo, alzando los hombros— Aún sigue comprometida con Stark.

— A mi tampoco me agrada la idea, pero al parecer tú te lo estás tomando bastante personal.

Jaime solía indagar bastante cuando algo le parecía sospechoso. No es que tuviera idea de lo que sucedía entre sus sobrinos, su curiosidad podía ser por cualquier cosa, pero no se detendría hasta averiguarlo.

— Tengo en mente otro tipo de vida para ella. —dijo, dando por finalizada la conversación y aproximándose al carruaje donde iban subiendo el equipaje.

A lo mejor pudo observar a su querida hermana parloteando con el joven de ojos azules como si lo que él dijera fuera realmente interesante. En más de una ocasión sus labios se fruncían cada vez que los veía juntos.
No era una atracción común, pero podía notar que el pelirrojo realmente mostraba cierto genuino interés en ella. No era de extrañarse; Gianna era una joven hermosa, culta y educada, pero a la vez divertida y risueña. No era como otras jóvenes de alta cuna: delicadas y caprichosas. Era sencilla. Y por eso es que la amaba tanto.

Se despidieron con un corto abrazo, y el norteño depósito un beso en su mano. A Evan se le revolvió el estómago, y agradecía que nadie estaba cerca que pudiera ver su expresión de desagrado.

Gianna fue directamente con su madre, así que él tuvo que guardar todo lo que tenía por decirle y continuó subiendo las maletas.

— ¿No creen que es extraño? —preguntó Robb a sus acompañantes. Desde el día que encontró a Evan en la habitación de su prometida, tuvo una mala sensación.

Se sentía mal por tener pensamientos tan inadecuados y mal fundamentados. Pero normalmente su intuición no le fallaba, y algo en su interior le alertaba que algo muy raro sucedía entre Evan y Gianna. Pensamientos que compartió sutilmente con su madre. Pero Catelyn era desconfiada en algunas ocasiones, más aún si se trataba de los leones, por eso mismo apoyó la decisión de la reina en que la princesa regresara a Desembarco. Al igual que Evan, pensaba en una muy buena excusa para terminar ese compromiso.

— Creo que exageras. —opinó Jon Snow— Es decir, son hermanos. Sería una locura que tuvieran algo.

— Los Targaryen lo hicieron por miles de años. —agregó Theon Greyjoy— De todos modos, no deberías casarte con ella si tienes dudas.

— Mi padre ha aceptado unir nuestras Casas, es mi deber como heredero...

— Si, si, si. —interrumpió el Escudero de su padre— Cumplir con tus responsabilidades, ya lo sé. La princesa es muy hermosa, pero yo no me metería en el camino de los Lannister, y eso incluye casarte con ella.

— Es Baratheon. —corrigió Jon— El rey Robert no permitiría que algo dañara la unión que tanto ha esperado.

— Los Lannister no son de fiar. —aceptó Robb— Quizá Theon tenga razón.

LA MALDICIÓN DE UN PECADO ⚜️ HOUSE LANNISTERWhere stories live. Discover now