c a p í t u l o 5

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La verdad es que trajo más problemas de los que esperaban. Gianna era muy tranquila y razonable, por lo que le parecía bastante exagerada la escena que sus padres estaban montando, sobre todo por algo que su mismo hermano había provocado. Para Evan era diferente, pues él era más problemático, según su padre, y estaba dispuesto a guardar silencio.

Ned Stark estaba furioso. Llevaba horas buscando a su hija más pequeña y los soldados la habían llevado ante el rey sin su consentimiento. Por supuesto que era muy lógica esa reacción.

— Lo lamento, Ned. No quise asustar a la niña. —dijo Robert con sinceridad— Pero tenemos que acabar rápido con este asunto.

— Tu hija y el hijo del carnicero atacaron a mi hijo. —contó Cersei— Ese animal suyo intentó arrancarle el brazo.

— ¡No es verdad! —interrumpió Arya— Sólo lo mordió un poco. Le hacía daño a Micah.

— Joffrey ya nos ha contado lo qué pasó. Tú y el hijo del carnicero le pegaron con palos, luego pasó lo del lobo.

— Eso no es cierto.

Todos se sorprendieron al escuchar a la princesa saltar a la defensa de la pequeña Stark. La pesada mirada de la reina cayó sobre ella, y enseguida se arrepintió de hablar tan descuidadamente. Decepcionar a sus padres o causarles un disgusto era a lo que más le tenía.

— Claro que lo es. —alegó Joffrey— Me atacaron y ella tiró mi espada al río. Será mejor que te calles, Gianna, si lo que vas a decir no aporta nada.

Evan no pudo ocultar su enojo por más tiempo.

— Y si tú no piensas decir la verdad, será mejor que cierres la boca, Joffrey.

— ¡Cállate!

— ¡Ya basta! —ordenó el Rey— Él dice una cosa, ella dice otra. ¿Quién diablos dice la verdad? ¿En dónde está tu otra hija, Ned?

— Esta durmiendo.

— No, no es así. —corrigió Cersei— Sansa, querida. Ven aquí.

La norteña fue escoltada hasta donde se llevaba a cabo la discusión. Su padre estaba sorprendido de verla ahí sólo por petición de Cersei.

— Muy bien, niña. Dime qué ha pasado.  —pidió amablemente el Rey— Cuéntalo todo y di la verdad. Es un crimen mentirle a un rey.

Sansa miró a su padre y enseguida a Joffrey. Seguramente estaba aterrada al encontrarse bajo tanta presión, estaba entre la espada y la pared. No podía darle la espalda a su familia pero tampoco podía traicionar a su prometido.

— No sé, no lo recuerdo. Todo pasó muy rápido y...

— ¡Mentirosa! —Arya saltó sobre ella jalando con fuerza su cabello.

Y así continuo hasta que su padre tuvo que intervenir para separarlas.

— Es tan salvaje como ese animal. Quiero que se le castigue.

Gianna siempre admiró a su madre. Desde que era pequeña, siempre deseo ser igual a ella. Pero la forma en la que estaba actuando realmente la decepcionaba.

— ¿Y qué quieres que haga? ¿Qué la azoten en las calles? —ironizó Robert— ¡Maldición, son niños! ¡Siempre pelean! Se acabo.

— Joffrey estará marcado de por vida.

Robert bufó, y miró a su hijo con reproche.

— ¿Dejaste que esa niña te desarmara?

Joffrey no respondió, pues era algo que no podía negar. Pero sabía muy bien que su padre estaba muy decepcionado de él. No sólo por dejar que una niña pequeña lo venciera, también por mostrarse como cobarde.

LA MALDICIÓN DE UN PECADO ⚜️ HOUSE LANNISTERWhere stories live. Discover now