c a p í t u l o 13

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La verdad es que Gianna esperaba algo más de Harrenhal

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La verdad es que Gianna esperaba algo más de Harrenhal. Estaba tan acostumbrada a las fachadas blanquecinas o de cualquier otro color que le diera un aspecto cálido a la estancia.

El castillo en el que ahora se encontraba era tan lúgubre que la deprimía. Incluso Winterfell le llegó a parecer un lugar más alegre, con más vida. Harrenhal sólo era un enorme castillo con muros grises y un silencio abrumador, a excepción de los gritos que los hombres les dirigían a los prisioneros. Lo único que Gianna podía distinguir eran las capas rojas que llevaban orgullosos los soldados.

Tan pronto como el ruido de los caballos anunció su llegada, esos mismos soldados agacharon las cabezas en señal de respeto a Lord Tywin y de inmediato dejaron sus actividades de lado.

— No lo esperábamos hasta mañana, Lord Tywin.

Y por supuesto, tampoco esperaban que la princesa Gianna lo acompañara. No era común ver a alguien de la realeza en medio de la guerra y en un lugar que no estaba en las mejores condiciones, mucho menos a una mujer.

— Evidentemente no. —gruñó el león, haciendo señas a sus soldados para que ayudaran a su nieta a bajar del caballo— ¿Por qué éstos prisioneros no están en sus celdas?

— Las celdas están desbordadas, mi señor.

— Este montón no estará aquí por mucho tiempo. —dice otro de los hombres que se encontraba cerca— No necesitan un lugar permanente. Después de interrogarles, normalmente solo...

Gianna no necesitó terminar de escuchar la oración, era inteligente así que sabía muy bien lo que les hacían después de obtener la información que quería. Estaba presenciando en primera fila uno de los horrores de la guerra: las muertes injustificadas.

— ¿Nos sobran tantos hombres que podemos permitirnos descartar jóvenes capaces y trabajadores calificados? —cuestionó su abuelo.

Prefirió girarse al otro lado mientras su abuelo reprendía a sus hombres. Era increíble como su abuelo poseía una imagen tan atemorizante e imponente que todos se agachaban cuando él pasaba frente a ellos. No había visto eso antes ni siquiera con su padre.

También pudo notar que aquellos soldados eran ciertamente arrogantes y seguramente disfrutaban mucho matar y torturar a esos chicos. Su tío Jaime no era así, y esperaba que Evan al volverse caballero siguiera sus pasos y no se convirtiera en un hombre sediento de sangre y muerte.

— ¡Arrodíllate! O trincharé tus pulmones, chico.

Se encogió ante el grito de otro de ellos amenazando a uno de los chicos que mantenían como prisioneros. No estaba acostumbrada a toda esa violencia, ciertamente vivía encerrada en su propio mundo ignorando todo el caos y desgracia que existía más allá de los muros de la Fortaleza Roja.

— No harás tal cosa. —intervino Tywin, para sorpresa de ella.

No era tan malo como todos creían, simplemente que el cuidar de la familia a veces llevaba a las personas a tomar decisiones drásticas. Por eso mismo Robb Stark ahora marchaba hacía el sur. Por su familia.

LA MALDICIÓN DE UN PECADO ⚜️ HOUSE LANNISTERWhere stories live. Discover now