c a p í t u l o 14

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HARRENHAL

Cuando la reunión terminó los hombres abandonaron el cuarto uno por uno; eran de complexión imponente, algunos con barbas espesas pero a la mayoría podía verse reflejada la experiencia en las marcas de sus rostros. Gianna siempre se había sentido intimidada ante ellos.

Tywin había mandado a llamar a su nieta minutos antes de que la reunión concluyera porque si iba a estar con él entonces debía aprender algo en vez de estar rondando por todo el castillo sin tener nada que hacer. Arya le dio una rápida mirada y volvió enfocarse a las tareas que ahora tenía.

Por la noche Gianna había tenido un gran debate consigo misma; mentirle a su abuelo, el hombre más tenido de los siete reinos, no era algo de su agrado así que por un segundo considero despertarlo a mitad de la madrugada y confesarle la verdad sobre su nueva sirviente. Luego recordaba los días que estuvo en Winterfell y lo poco que convivió con las niñas Stark mientras estuvo en Desembarco del Rey, y de inmediato se arrepentía. Al final llegó a una buena conclusión, misma que le comunicó a Arya esa mañana a primera hora: no la delataría pero tampoco la ayudaría a escapar.

Sonaba bastante justo.

La silla se arrastró creando un sonido pesado cuando tomó asiento al lado izquierdo de su abuelo, Arya de inmediato dejó una copa de vino para ella sobre la mesa.

— Me mandaste a llamar. —fue la primera en hablar.

— No te traje conmigo para que estés encerrada en tu habitación. —le respondió. Estaba de pie a su lado con su respectiva copa en la mano— Desde este momento estarás presente en todas las reuniones por muy pequeñas que sean. Veamos que puedes empezar a aportar.

Gianna no comentó nada en respuesta, pero no podía evitar pensar que prefería estar en ese lugar que tener que estar soportando a Joffrey ahora que había sido nombrado rey. En cuanto a Evan, era un sentimiento completamente diferente. Lo extrañaba tanto que dolía, nunca habían estado separados tanto tiempo y era como si le faltara su otra mitad. Ahora debía saber en dónde se encontraba gracias a su tío Tyrion, era lo único que le daba tranquilidad.

— Lord Petyr Baelish. —anunciaron en el umbral la puerta.

Dejó de divagar y en un segundo se puso alerta. Arya estaba congelada en el mismo lugar, sus brazos temblaban y no precisamente por él pesado libro que sostenía, ambas sabían que Baelish la reconocería en cuanto la viera a los ojos. Por ahora, la vida jugaba en su contra.

— Limpia todo esto. —le ordenó Tywin.

Arya se apresuró, y mientras Baelish y su abuelo se saludaban como viejos amigos —aunque no lo fueran— Gianna se apresuró a juntar las copas que se encontraban en la mesa para que así Arya pudiera terminar más rápido y mantenerse lejos de ese hombre. 

— Alteza. —la saludó Petyr con una pequeña reverencia— Escuche algunos rumores de que se encontraba aquí pero no creí que fueran ciertos.

— No iba a permitir que Robb Stark la tuviera como rehén al igual que mi hijo. —respondió Tywin en su lugar— Estoy seguro de que mi nieta nos sorprenderá, Baelish, tiene una mente muy astuta.

— Y no lo dudo, mi Lord.

Gianna sonrió mientas que no dejaba de cuidar a la niña Stark por el rabillo del ojo.

— ¿Vino?

— Gracias.

Pero Arya no era tonta, sabía actuar de acuerdo a la situación en la que se encontraba. La princesa cedió el crédito de la rapidez de sus movimientos a las clases impartidas por Syrio Forell.

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⏰ Last updated: Dec 09, 2020 ⏰

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LA MALDICIÓN DE UN PECADO ⚜️ HOUSE LANNISTERWhere stories live. Discover now