Celos y Deseo

212 35 6
                                    

Bueno ya saben que los personajes no me pertenecen, son de la llama asesina.

Quiero que sepan que leo sus mensajes y ellos son los que me motivan a seguir con las historias, les envío un beso y un abrazo gigante.

Disfruten el capítulo. 

*w*

Si era honesto, estaba cansado de toda esa situación, su padre no dejaba de atormentarlo y el bastardo simplemente le dio por quedarse en la misma posada, así que tenía que verlo todos los días y si no fuera por el lugar en el que estaban, ya lo hubiera matado.

Lo peor es que su inútil abogado no había realizado la transacción del dinero y empezaba a preocuparse, pues Riko le había dicho que aplazaría lo más que pudiera la presentación, y esas tres semanas esperando el dinero se habían vuelto más estresantes.

Si antes le costaba dormir, ahora era imposible, si máximo dormía una hora lo agradecía, porque estas dos cosas, mas sus recuerdos lo estaban enloqueciendo; así que salía a caminar para poder tranquilizar su mente, cosa que no era tan fácil.

—Habla Ackerman – agradecía esa llamada, porque iba a matar al imbécil de su viejo – dime que tienes buenas noticias.

—De eso quería hablar señor Ackerman – la tranquila voz de su abogado lo desesperaba – la venta de lo que hablamos ya se realizó, pero se exige su firma o la de su madre, ya que ella tiene un poder con sus inmuebles.

—Estoy en unas putas vacaciones pagadas – dijo con fastidio y empezó a alejarse lo más que podía de ese lugar, no quería verlo un segundo más – ¿crees que solo digo, jefe me voy y me darán ese permiso?, déjame ver qué puedo hacer y te llamo.

—Señor y ¿su madre? – tomo aire y empezó a buscarla en la tienda – ella podría hacerlo.

—No cuelgues – entro al lugar y la vio rodeada de su prima, Eren y Armin – madre.

Ella se acercó y lo volvió a abrazar, había cogido esa costumbre desde la primera vez que fue asignado a la batalla, siempre que lo veía, no importaba las veces en un solo día, siempre lo abrazaba y besaba.

—Dime cariño – el también la abrazo, agradecía verla feliz.

—Se necesita tu firma o la mía – ella llevo su mano al mentón, pensando en una solución – Erwin no me dejará ir tan fácilmente.

—Hay una manera – ella tomo su celular y lo llevo a su oído – soy Kushel Ackerman, escúchame muy atento, en la notaria principal del ejercito deje una firma autorizada por si algo llegaba a pasarme, pídela y úsala para terminar los contratos de venta.

—Claro que si mi señora, de inmediato – ella colgó y le devolvió el celular.

—No debes preocuparte bebé – ella acaricio su rostro y la vio preocupada – quiero que duermas un poco más.

—Es imposible con ese bastardo en el mismo sitio – ella hizo una sonrisa forzada – el licor ayuda un poco.

—Quiero que lo dejes, junto con los cigarrillos – el cerro sus ojos y trato de asentir, pero era imposible – quiero que vayas a nadar.

—Estás loca – ella golpeo su mejilla suavemente, pero era un regaño – ¿sabes lo asqueroso que es el mar y esa sensación que deja al salir? Y las piscinas son sucias y los niños son unos ...

—No sigas – esas finas manos se posaron en sus labios – es una orden de tu madre y no me salgas que eres lo suficientemente grande para no obedecerme.

—Mierda madre no – la vio mover su cabeza y ahí ella aplaudió y sonrió – lo que estés pensando olvídalo.

—Mis pequeños – los jóvenes ya se habían acostumbrado a esas palabras y solo la voltearon a ver – vamos a pedir permiso a Riko san e iremos al mar.

La esencia de mi vidaWhere stories live. Discover now