#15 |Una visita familiar (p1)|

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-Ana... -escuché su cálida voz desde algún rincón de la habitación.
Mi campo de visión era aún de color negro, y mi consciencia estaba aún transitando su estado hipnagógico en el que te encuentras en ese minuto antes de caer completamente dormido o cuando comienzas a despertar de un sueño profundo. Ese estado en el que tu cerebro está apagado pero tu consciencia despierta... escuchando aunque muy lejano, lo que pasa dentro y fuera de tu cabeza.

-Ana... -volvió a pronunciar mi nombre.
Su voz, su voz... aquel día en el taller mecánico, sucio de aceite... no, aquel día en el colectivo, dentro de un sueño... o no, aquella noche en casa de Tulio mientras cenábamos.
No recordaba con exactitud en cuál de esos escenarios había escuchado esa voz por primera vez.

Se puso de pie, escuché sus pasos hacia mí. Comencé a abrir los ojos lentamente y terminé de despertar.
Una vez ya dentro de la realidad, con plena consciencia, me incorporé en la cama para prestarle atención.

-Hola. -susurré  parpadeando pausadamente hasta acostumbrar mis ojos a la luz del día.

Jhamsa se agachó en el suelo al costado de la cama para mirarme de cerca. Hubo un minuto de silencio... creí que él lo necesitaba.
No paró de regocijarse en mis ojos a la distancia. Me contemplaba fijamente con una expresión difícil de comprender.

-¿Estás bien? -le pregunté sin correr mi pupila presa de la suya, casi perdida.

No contestó.

Parecía necesitar seguir extrañándome o recordándonos entre las paredes de mi mirada... y le dolía. Como si se tratara de una droga, una hiriente y viciosa necesidad.

En ese momento caí en la cuenta de que nunca me había puesto verdaderamente en los zapatos de Jhamsa... bueno, no tenía mucha información suya tampoco como para que me sea fácil hacerlo. Pero supuse que no estaría pasando un buen momento. Seguramente extrañaba a "su Ana" más de la cuenta.

Con todo respeto hacia él, lo creía bastante grande, maduro y serio como para ponerse tan dramático por la pérdida de una noviesita demente... ¿Cuánto tiempo hacía que estaban juntos? ¿Un año? ¿Dos? Pero bueno, en fin. No es asunto mío, sólo cargo o cuento con el hecho de ser igual a ella... "su Ana" tan amada.

-Hay alguien que quiere verte... -dijo al fin, bajando la mirada con angustia y moviéndose lento, como si estuviera aún colgado de sus pensamientos. 

Se puso de pié.

-¿A mí? ¿O a Ana 001?

-A ti. -giró los ojos.

-¿Quién?

Y de pronto alguien golpeó suavemente la puerta del dormitorio, interrumpiendo nuestra interesantísima conversación visual. Miramos instintivamente al mismo tiempo hacia esa dirección.

-Permiso.-entró muy despacio, temerosa de lo que se encontraría dentro, su voz delataba su inquietud. 

Yo la examiné expectante, esperando a que alguien dijera algo. Pero pasado un minuto de incómodo silencio, comenzó a derramar lágrimas y lágrimas apagadas seguidas de un preocupante temblor. Debo decir que me impresionó un poco su reacción, no entendía su comportamiento... me sentí mal por no entender, por sentir que era la única en no encajar con nada ni nadie de este "mundo".

Jhamsa peinó su barba con los dedos para disimular su nerviosismo y luego se acercó para ayudarla a que tomara asiento.

Nadie decía nada, sólo intercambiábamos miradas desconectadas, ajenas y no correspondidas. La escena comenzaba a desesperarme.

Era una mujer morocha de cabello negro, estatura media, que tendría aproximadamente unos sesenta y cinco años de edad. Delgada, un poco encorvada no sé si por temor, espanto o problemas de columna, ojos entre grises y verdosos colmados de misterio... iguales a los míos.

El secreto de Ana WalkerHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin