#17 | Ana |

17 4 4
                                    


La mayor parte de mi vida la viví allí dentro encerrada, entre las cuatro paredes de mi propio secreto. Sólo por una fina rendija filtraban los rayos de sol. En primavera se sentía fresco, en verano el piso de madera se humedecía y el ambiente se volvía insoportable. En invierno... por un momento hasta te olvidabas de que estabas allí dentro, te olvidabas de que existía esa puerta sellada, te olvidabas del cautiverio, puesto que no osaba ni tú ni yo ni nadie, salir de la cama. Corrías el riesgo de morir de hipotermia en cualquier segundo... o morir de un golpe de calor, etcétera, todo lo que tuviera que ver con morir, todo ello me mantenía prisionera. 

Tenía aproximadamente doce años cuando todo esto comenzó. Nunca supe controlarlo ni manejarlo, siempre me ha manejado él a mí. Desde entonces mi vida se tornó una pesadilla constante de la que todo el tiempo quería despertar. Me costó amor, me costó pasiones, sueños, placer, me costó libertad... pero no tuve otra opción que guardarlo. Mi secreto.

Mi nombre es Ana Walker Saavedra. Tengo veintidós años de edad. Nací en el barrio Valle de los Ángeles donde viví la mayor parte de mi infancia junto a mis padres y mi perrito, Fluppy. 

Cuando cumplí los cinco años de edad nos trasladamos a Ciudad del Mar, en las afueras del país cerca de la costa. Allí viví toda mi vida desde entonces.

Siempre fui una chica humilde, correcta, obediente y tranquila. No solía salir mucho de fiesta ni reunirme con amigos. Tenía un perfil más bien solitario y serio para mi edad, quizás maduro. Me conformaba con salir a pasear a Fluppy a la orilla del mar escuchando música en inglés, leer por largas horas bajo la sombra del manzano que teníamos en el jardín, y salir a dar una vuelta con Romyn, mi amiga de siempre.  

A los dieciséis años tuve mi primer novio. Se llamaba Luca, era un chico moreno tres años mayor que yo. Duramos tres años juntos, un montón para lo que suelen ser las relaciones amorosas a nuestra edad, pero nos llevábamos muy bien y estábamos muy enamorados el uno del otro... o eso creía, hasta que descubrí que había estado también saliendo con Romyn. ¿Amigos? Mejor perderlos que encontrarlos. 

Fue un golpe bastante duro para mí pero debí asumirlo, aceptarlo y seguir. No toda la gente es buena, no todos los amigos son amigos ni todos los amores son amores reales.No todo es lo que parece ser... y entonces decidí que yo tampoco. Yo tampoco sería lo que todos creían que era. 

Desde que murió mi mamá nada volvió a ser lo mismo. Fue en un accidente de tránsito hace ocho meses para ser exactos. Lo único bueno de todo eso fue que mi padre se volvió más cercano a mi, más amoroso y protector, porque en realidad nunca nos habíamos llevado muy bien, pero este episodio tan trágico lo había cambiado todo. 

También hace casi dos años que tengo pareja, Reno, la persona que más amo en el mundo. Él me escucha, me cuida, me ama, me hace ser mejor. Y él es el único que ha descubierto mi secreto. 

Hace un año que estaba viviendo junto con Reno en una nueva casa a unas cuadras de la de mi padre. Mi vida, a pesar de todo el sufrimiento, iba volviendo a ponerse en marcha y parecía retomar su color. Mi secreto al no ser solamente mío ya no me pesaba tanto como antes, y Reno me hacía las cosas mucho más fáciles.

Conseguí trabajo en una oficina importante en el tiempo libre que me quedaba mientras no estaba en la Universidad leyendo artículos de pies a cabeza. Mejoré muchísimo mi relación con mi padre. Con Reno empezamos a planear viajes para hacer juntos, y hasta hijos en algún futuro cercano. Extrañaba muchísimo a mi madre, cada día, pero mal o bien, había conseguido sentirme un poco mejor. 

Y fue entonces cuando todo se estaba acomodando que despierto en ese autobús... ese maldito autobús. 

El resto de la historia ya la conocen. Pero ahora que ha pasado un tiempo considerado, la vida de Ana comienza a aparecer en forma de recuerdos en mi memoria, como si al haber entrado a este universo paralelo, mi consciencia de mi mundo y de este mundo al que no pertenezco se hubieran unificado. Mi doble muerta y yo estamos unificando nuestras memorias... y nunca había vivido algo tan exótico como esto. 

Admito que conocer a Jhamsa me provocó una sensación muy extraña. Sentía que ya lo conocía pero no tenía referencia alguna en mi mente. Ahora sé que todo ha sido producto de este viaje, o algo así, ya que supuestamente la Ana de esta vibración, yo, y todas las demás de diferentes mundos paralelos, estamos conectadas... si es que no somos todas una misma persona. A decir verdad, esto de los mundos paralelos y mis dobles personalidades no termina de cerrarme del todo. Hay cosas que no logro entender, pero en fin, sólo me queda creer.

A lo que iba, admito que conocer a Jhamsa se sintió como volver a ver a un viejo amor del pasado que hace siglos no veías, con la excepción de que nunca llegaste a conocerlo. Como si fuera un amor de otra vida, un alma gemela de otros tiempos, pero en este caso, de otro universo... de una realidad alterna. 

Y para ser sincera eso me ha confundido bastante. Recordando que cuando me registré en este universo había perdido completamente mi memoria bajo el nombre de Ana de la línea Ub69a... aunque ahora que lo pienso, Jhamsa una vez me había dicho que me conocía de allí... de esa línea temporal. No lo sé, es extraño, aún tengo muchas cosas por concluir. Pero la cuestión es que al perder la memoria no recordaba a Reno, no recordaba mi verdadera vida. Porque yo no soy la Ana que ellos buscan, al contrario, ellos quieren usarme para que yo se las traiga de vuelta.

Lo lamento en el alma, pero eso no sucederá. Yo ya tuve demasiado con mi propia vida, no puedo hacerme cargo también de lo que hago en otros universos, sería una locura... imagínense. 

Lo único que quiero hacer ahora es correr, irme lejos de todo este circo, ir a mi casa con Reno y olvidarme de todo. Si bien me había movilizado mucho conocer a Jhamsa y ver a mi madre, ella no era mi madre... mi mamá no era así, mi mamá no está. Lo que debía hacer era encontrar la manera de volver a mi frecuencia, a mi mundo, y para eso debía averiguar exactamente cómo había llegado. Así que creí que el primer paso que debía dar era volver a ese mismo autobús en el que soñé con Jhamsa y sacarle información al conductor.

La última carta que me jugaría, cuando ya no tuviera otra fuente ni otra opción, sería Tulio: el abuelo de Ana 001. 


El secreto de Ana WalkerWhere stories live. Discover now