#21 | Existir |

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Humedecí mis labios lastimados y tragué saliva tratando de calmar mi sed, mientras examinaba todo lo que había a mi al rededor. Intenté ponerme de pie muy despacio, pero la pierna derecha me dolía tanto que no pudo soportar mi peso, perdí la estabilidad y caí nuevamente al suelo. Necesitaba hallar la forma de salir de allí o de pedir ayuda, aunque no tuviera a quién pedírsela. 

Hasta que en un momento me pareció escuchar unos pasos aproximándose al lugar. El pánico subió una vez más por mi estómago y comencé a desesperarme porque ya nada podía hacer, estaba completamente atrapada con ese tipo encapuchado que nos había seguido a Jhamsa y a mí el día de lluvia en el descampado, luego en el cementerio, en la estación, y ahora me había secuestrado. Jhamsa me advirtió que era alguien peligroso dispuesto a hacernos daño, aunque nunca me confesó exactamente el motivo. Pero la innegable verdad es que moría de miedo, la única información que tenía era que ahora aquella anónima silueta poseía ojos azules y cabello rubio. Lo recordaría todo a detalle perfectamente para cuando saliera de esta, si salía, contárselo a la policía. 

La puerta se abrió y para mi sorpresa, frente a mis ojos apareció él, la persona que menos esperaría en el mundo que apareciera tras esa puerta.

<<¿Papá?>>

Alto y delgado, cabello rubio recortado por encima de las cejas y ojos azules sin parpadear. Tres lunares en la mejilla derecha y aquella cicatriz en el mentón, del día en que se cayó del trailer cuando hicimos la mudanza. Era él... era mi papá. 

No dejé de observarlo atónita entre sorpresa y susto. Mis facciones ya no sabían qué expresar. Y mucho menos yo sabía qué debía sentir.

Se acercó lentamente hacia mi, apoyó su rodilla derecha en el suelo y me quitó la mordaza de la boca.

-Ana... -pronunció mi nombre mirándome fijamente con los ojos vidriosos. 

Yo no sabía qué decir.

-¿Quién eres tú?-pregunté temerosa, porque a esta alturas podía ser un sueño, una máscara, una alucinación, un encantamiento, o la mismísima muerte.

Frente a mi pregunta su entrecejo se frunció y su rostro se tornó sombrío. Reculó unos centímetros hacia atrás casi por inercia. 

-Soy yo, ¿no me reconoces? 

-Mi papá no me perseguiría como un asesino del modo en que lo estuviste haciendo ni me secuestraría como lo has hecho.-le espeté con expresión de desprecio. 

Cerró los párpados automáticamente y se llevó la mano a la frente por unos segundos.

-Está bien. Discúlpame, pero fue la única forma que encontré para hacerlo. Vine a llevarte a casa hija, vine a rescatarte de estos malditos manipuladores que solo quieren aprovecharse de ti, vine a buscarte. Hace meses que estoy en esta dimensión tratando de encontrar algún rastro, alguna pista que me revelara tu encuentro. 

-¿A rescatarme? ¿De quién, de qué?- pregunté confundida, sin entender absolutamente nada de lo que estaba pasando.

-De Magela, de Jhamsa, de todos los que quieren recuperar a Ana, a tu vibración en esta línea temporal, en este universo paralelo. Nosotros dos no pertenecemos a este lugar. ¿No te has enterado aún de quienes son en verdad?

-Sí. Sí sé quienes son. Son familiares de Ana, son familiares míos de este mundo paralelo en el que yo fallecí. Quieren traerme de vuelta, quieren reparar el error que he cometido en este mundo antes de morir y para eso me necesitan a mi. Aunque yo no sea esa Ana que murió, formo parte de ella, porque somos lo mismo solo que vivimos en dimensiones diferentes.

-Espera. Tú no eres esa Ana. En realidad, ella y tú son vibraciones diferentes de una misma alma, de tu alma, manifestaciones diferentes de acuerdo a rumbos que han tomado. Los mundos paralelos energéticos existen, tenemos más de una persona igual a nosotros viviendo en otras dimensiones, pero no debe existir jamás ninguna relación directa entre ellas y nosotros. Cada uno debe vivir en su mundo, en su camino y no salirse de él. Mezclar tiempos, mundos  y personas puede traer consecuencias muy graves. Y por eso estoy aquí, para impedir que por culpa de estos dos imbéciles, las consecuencias recaigan sobre ti. ¿Entiendes?

No parpadeé. 

-Escucha Ana -insistió, desatándome las manos. -Tu tienes tu vida armada en tu lugar, Jhamsa y Magela te trajeron a esta dimensión en contra de tu voluntad, solo para salvar a la otra Ana, pero no te imaginas el peligro al que te están sometiendo con todo esto. No dejaré que te pase lo mismo que a ella.

Traté de procesar todo lo que él me dijo en silencio, guardando la calma. En realidad todo aquello tenía bastante sentido, y lo que yo estaba buscando era de alguna forma lo que él me ofrecía, llevarme de nuevo a casa. Magela nunca me dio confianza, Jhamsa me la estaba dando cada vez menos, y Tulio... no sé qué papel tenía en este juego. 

Pero, ¿por qué confiaría en la sombra que estuvo asustándome todo este tiempo? ¿Por qué confiaría en mi padre, si en este mundo paralelo fue mi padre quien le pagó a la policía para darme por muerta? Si todas nuestras existencias en mundos paralelos tienen alguna conexión, si es una misma alma quien las gobierna en esencia, entonces, ¿que tanta diferencia hay entre ellas? Yo podría ser tanto una estudiante responsable como una suicida, mi madre podría ser esa loca desequilibrada, podría estar muerta tanto como viva, mi pareja podría ser Jhamsa tanto como podría ser Reno, podría tener una hija llamada Rebecca como podría no tenerla... todo sería posible, todo podría suceder, porque sucede. O quizás debería decir que todo está sucediendo siempre a la misma vez.

Al tiempo en que nos damos cuenta de que existe una nueva posibilidad, algo nuevo en la historia ha comenzado a existir, y ya ha existido.   


El secreto de Ana WalkerWhere stories live. Discover now