capítulo 28

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Lamentablemente no he podido ir a la escuela por el resto de la semana, pero por suerte ya estaba mucho mejor el sábado, tuve un leve resfriado, pero eso fue todo. No podía esperar para ir a la casa de Jennie por primera vez. Me preguntaba acerca de su gusto en la decoración, el color de su habitación, la sensación de su cama.

No tuve que esperar mucho tiempo, ella vino y me recogió a las 16:00, nos aseguramos de tener una coartada con Rosé, si mi papá preguntaba dónde andaba, decíamos que nos dirigimos a su casa. Entrelazamos nuestras manos mientras ella conducía y pronto llegamos a un camino. No vive tan lejos de mí, tal vez como a quince minutos en auto.

―Wow, me gusta tu casa― sonreí. Era linda. Era pequeña pero impresionante, los colores de las flores en su jardín delantero, me hicieron apreciar su belleza aún más.

Ella tomó mi bolsa de viaje desde el auto y como una dama la llevó dentro, ya que era bastante pesada. Me sorprendí de inmediato cuando vi una bolita de pelo marrón corriendo hacia mí, hasta que me golpeó en las piernas cuando Jen abría la puerta.

―¡Kuma! ¡Ya!

―Había olvidado que tenías un perro― grité y me agaché para acariciarlo, él era tan lindo. Me reí cuando se las arregló para saltar sobre mis rodillas dobladas, luego saltó y lamió mi cara, haciéndome caer sobre mí trasero. Vi a Jennie reír y luego sonreír burlona.

―¿Por qué me miras así?― le pregunté, mientras Kuma continuaba con su lengua en mi boca.

―Supongo que debería haberte dicho― resopló, tratando de contener la risa.

―¿Decirme qué?― fruncí el ceño tratando de quitar a Kuma de mi cara, pero a pesar de que era un perro pequeño, era fuerte.

―Um... Cuando se emociona... Él se hace pis.

Dejé de todos los movimientos y tentativamente miré mi... Estaba cubierta de pis, odio estas cosas. Inmediatamente comencé a sentir náuseas, el olor a pis atacó mi nariz. No pude manejarlo y tenía miedo de vomitar, así que rápidamente comencé a quitarme la ropa mientras Jennie me miraba con los ojos muy abiertos.

Cuando quedé en ropa interior, me di cuenta de lo que acababa de hacer. Giré y vi los ojos de Jennie vagando por todo mi cuerpo. Me han dicho constantemente chicos y chicas que tengo una figura increíble, y parecía que ella pensaba lo mismo, pero yo estaba un poco avergonzada de estar medio desnuda en su casa, así que me cubrí con las manos y logré romper la línea de visión. Jennie se aclaró la garganta con torpeza.

―Um, lo siento, uh...

―Pervertida― sonreí y vi un rubor en sus mejillas.

―Voy a... Um, voy a darte un poco de ropa. Supongo que querrás una ducha. Te voy a mostrar donde está― dijo mientras me llevaba por las escaleras.

Jennie echaba miraditas hacia atrás mientras subíamos, y supongo que mi sujetador no estaba haciendo un buen trabajo al contener mis pechos, porque vi cómo se mordía el labio. Bueno... Probablemente yo haría lo mismo si ella estuviera desnuda, así que no fui perversa con ella. Se detuvo junto a una puerta y mantuvo los ojos abajo, el rubor siendo prominente en su rostro. ¡Ella era tan adorable!

―Jen, no tienes que ser tímida. Yo sólo estaba bromeando acerca de lo de pervertida― sonreí. ―Recuerda, soy tuya― le di un guiño y me fui al cuarto de baño.

―Voy a estar en la planta baja, trajiste pijamas, ¿cierto? Supongo que te lo puedes poner― dijo mirándome a los ojos, pero pronto se sintieron atraídos por mis pechos de nuevo.

―Está bien, nos vemos pronto― sonreí y cerré la puerta.

Yo no sé si alabar u odiar a Kuma. Alabarlo por permitirme estar medio desnuda, burlarme de Jennie en su propia casa y también tener la oportunidad de usar sus cosas, u odiarlo por orinar en mí.

Bueno, los pros ganaron claramente a los contras así que me aseguré de darle un poco de atención cuando volví abajo. Vi que el pis había sido limpiado y la ropa tomada del lugar, probablemente la había llevado a lavar.

La vi en el sofá con un gran abrigo en su regazo y me senté a su lado para ver la televisión. Me dio un abrigo y en realidad era el mismo que me había dado en el auto, aquella vez que lastimó mi corazón por andar coqueteando con el profesor de educación física.

Lo recibí y sonreí mientras me lo puse, asegurandome de inhalar su olor embriagador y de inmediato sentir un escalofrío por mi espalda.

―Siento lo de ese pequeño monstruo― señaló a Kuma que ahora estaba tratando de sacar el calcetín de uno de mis pies.

―Está bien, todavía es cachorro, así que es de esperar. Lo siento por mi reacción, supongo que es otra de las razones por las que no puedo tener un perro... Odio el olor a pis, Dios.

Empezó a reírse y me alborotaba el cabello, Kuma ladró. ―¿Aw, mi pequeño hombre está celoso?― Jennie preguntó en un tono lindo mientras cargaba a Kuma y el dejaba baba por toda su cara.

―Maldita sea, ahora no voy a besarte― fruncí mi cara con disgusto.

Cuando se giró hacia mí, tenía las mejillas con un ligero brillo de saliva.

―¿Ah sí?― me desafió y soltó a Kuma para acercarse hacia mí. Retrocedí, pero se lanzó sobre mí y me atacó a besos y luego frotó sus mejillas en las mías mientras yo gritaba.

Al final las dos estábamos riendo y su pequeña mascota sentado entre nosotras en el sofá. Sonreí, éramos como una linda y pequeña familia.

Nos quedamos allí en el calor de su sala hasta que empecé a tener hambre, ella ordenó un poco de comida y nos acurrucamos mientras esperábamos a que llegara.

(...)

Mientras comíamos, decidí hacerle una pregunta al azar.

―¿Qué es lo que te gusta de mí?

Me muero y se tomó un tiempo, para pensar supongo. ―Me gusta que no tengas miedo de decir lo que piensas, que no tienes miedo de tomar riesgos... Que eres hermosa y de buen corazón... Y que eres mía― sonrió. ―¿Qué te gusta de mí?

―Estás muy caliente― le di un guiño y rió, pero frunció el ceño en broma por mi respuesta tan corta. ―Estoy bromeando. Me gusta que seas una persona hermosa por dentro y por fuera, aunque has tenido problemas de confianza, has creído en mí. Eres como la personificación de la perfección ante mis ojos y aunque tienes miedo acerca de lo que nos depara el futuro me haces feliz todos los días.

Una gran sonrisa gumosa se formó en su rostro. Le devolví la sonrisa, a veces ni siquiera necesitábamos palabras... Nuestros ojos lo decían todo, y ahora los suyos estaban en llamas, sabía que esta noche iba a ser muy buena...

Lujuria Oculta [Jenlisa; adaptación]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora