capítulo 40

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Ya era hora de regresar a la escuela de nuevo. La única razón por la que iba era por Jennie. Al final del día ya estaba agotada, pero todavía con muchas ganas de ver a mi novia en la clase.

(...)

Jennie entró en la habitación, su cabello castaño y largo fluía cada vez que daba un paso, como una Diosa. Una Diosa que demostró ser. Lucía increíble con una falda negra y una blusa bronceada, los botones de su blusa demasiado altos para mi gusto pero estaba hermosa, como siempre.

Ambas nos miramos y era como si el mundo se paralizara. Me era imposible no sonreír al ver a esa mujer. Ella siempre se las arreglaba para hacerme sonrojar sin siquiera intentarlo, me encantaba su capacidad de hacer eso, me había sentir como si cada mirada fuera la primera.

Me dediqué a trabajar, pero era imposible resistir algunas miraditas de Jennie, y cada vez que ella me miraba yo dejaba escapar una risita tonta.

Mi teléfono sonó. Miré a Jen y ella solo levantó las cejas, así que lo tomé y leí el texto, pero no era de ella.

"¿Te acuerdas que me diste tu diario para mantenerlo a salvo? Bueno... ya no está". Era un texto de Rosé.

Yo le había dado a guardar mi diario lleno de recuerdos de Jennie tan solo unos días después de la Navidad. Tenía miedo de que por casualidad o accidente mi padre se topara con él.

"Por favor, dime que estás bromeando". Le dije asustada.

"No estoy bromeando, Lisa. Hoy estaba limpiando mis cajones y el diario no está. Voy a dejar la sala patas arriba hasta que lo encuentre. No te preocupes debe estar por aquí".

Ella tenía razón, tal vez se había caído en la parte trasera del cajón o debajo del mismo, o algo así. Negué y empecé a deducir, el diario estaba en su habitación, ella mantenía la puerta con llave y sus padres no eran gente entrometida, así que no tenía sentido que el diario desapareciera.

Cuando la clase se dispersó al final de la lección, Jennie sonrió y sacó su silla junto a su escritorio para que yo me sentara. Tan pronto como lo hice, puso su mano en mi muslo y empezó a hacerme cosquillas burlonamente mientras yo trataba de hacer mi trabajo. Ella encontraba divertido torturarme de esa manera.

Al final no pude aguantar más y la besé, quería hacer el amor con ella allí mismo, pero eso no iba a pasar. Al menos aquí, entonces... algo terrible sucedió.

Escuchamos pasos y nos separamos inmediatamente. Miré a la puerta donde un petulante Jungkook apareció y entró.

―Bien hecho, nena― sonrió mientras me miraba.

―¿Jungkook? ¿De qué estás hablando?― le pregunté confundida, él no nos había visto, yo estaba segura de ello. ―Y... ¿qué estás haciendo aquí? Ya pasaron las horas de clase.

―Yo podría decir lo mismo de ti, pero ambos sabemos por qué estás aquí, ¿verdad, nena?― él sonrió, lamiendose los labios y mirándome de arriba abajo.

Miré a Jennie y parecía con un poco de pánico y confusión.

―Deja de llamarme así, yo no soy tu nena― le dije seria, pero el estúpido sólo se reía en mi cara.

―Vamos, nena, puedes dejar de fingir ahora― sonrío y trató de agarrar mi mano, pero me alejé justo a tiempo.

―No sé de qué estás hablando, Jungkook― fruncí el ceño. Él tenía esa mirada enferma en sus ojos y yo estaba asustada. La última vez que vi esa mirada fue cuando él me tenía contra la pared en este mismo salón de clases.

Lujuria Oculta [Jenlisa; adaptación]  Where stories live. Discover now