Capitulo 06

17.2K 2.6K 446
                                    

- ¿Lo haz visto? ¡Es una belleza! -menciono una de las sirvientas allí presentes.

- ¡En verdad que lo es! No cabe duda en que el joven rey Min, tiene un buen gusto -comento otro sirviente más.

- Lastima que solo sea un concubino.

Jimin rodó los ojos, no podía creer que estuvieran hablando en voz alta mientras uno de encargaba de lavarle el cabello y otro de escoger las ropas que iba a utilizar, esto no podía ser peor, habían sido específicos, darle un baño de agua que definitivamente no estaba tibia, y enjabonarlo, él podría darse un baño solo, no necesitaba que en estos momentos le ayudasen.

- Silencio, silencio -comento aquel beta que por lo que recuerda Jimin su nombre es Seokjin-, es tiempo de trabajar, no debemos demorar, el rey le estará esperando.

¿Esperando? Ni crea que permitirá que ese idiota del rey le ponga una mano encima así de fácil, jamás ha permitido que ningún alfa se sobrepase con él, y por supuesto el rey Min no sería la excepción.

- ¡Ha quedado reluciente, joven omega! -Jimin rodó los ojos al escuchar eso, ahora lo estaban secando del resto de agua, odia que hagan cosas por él, no es un inútil.

- El rey Min quedará sumamente encantado con usted -menciono el sirviente que se acerco hacía él para brindarle unos pantalones holgados de color blanco y una camisa del mismo color, todo era blanco, ¿por qué?

Observo como Seokjin se acercaba para ayudar a los demás, Jimin no podía siquiera creer lo que estaba vistiendo, sus ropas parecían ser casi dos tallas más grandes, no es que no estuviese acostumbrado a tal cosa, pero el hecho de tener aquello puesto solo le hacía sentir sumamente expuesto, sintió como secaban con algo de brusquedad su cabello y luego se dedicaban a peinarle, dándole uno que otro pequeño jalón, pero nada que alguien no pudiese resistir.

- ¡Está listo! -comento la sirvienta.

- ¡Excelente! -exclamo Seokjin-. Vamos, joven omega.

- He dicho que mi nombre es Jimin -menciono el omega haciendo que Seokjin diera un asentimiento.

- Comprendo -hizo una pequeña reverencia-, entonces, acompáñeme joven Jimin.

Así estaba mejor, ¿acaso el mismo rey no podía comprender a la primera como lo hacía su personal? Sin más camino hacía aquel beta quien de inmediato emprendió el camino, mientras Jimin le iba siguiendo.

Jimin más que nada miraba a su alrededor, los pisos de mármol al igual que las paredes del castillo, pasillos amplios y algunos alfombrados, pinturas de la familia real de Daegu adornaban el lugar, además de algunas pequeñas mesas de madera con detalles en las patas de las mismas de flores, todo tenía un estilo brillante, cortinas de color vino con detalles dorados, jarrones blancos de cerámica y estatuas pequeñas de algunos animales salvajes.

- ¿Todos aquí son betas? -se atrevió a preguntar Jimin, al percatarse de otros sirvientes más que se dedicaban a limpiar del polvo algunos lugares del castillo.

- Lo son, el rey no quiere otra clase de sirvientes, si se contratan alfas es más fácil que no quieran recibir ordenes, y en cuanto a los omegas, es más fácil que solo quieran ver al rey.

Jimin dio un asentimiento ante esa respuesta, miro esta vez sus ropas, dándose cuenta que la tela no era tan grueso y que podía ver parte de su piel, frunció el ceño.

- En verdad es necesario que lleve esto puesto -Seokjin le miro de soslayo y sonrió.

- Usted no es el primero que se queja, el primer concubino lo hizo también, pero es una regla que el rey Min ha impuesto, todo concubino debe de vestir de blanco.

- ¿Acaso es un fetiche del mismo rey? 

Seokjin soltó una risa corta al escuchar eso, parecía ser que aquel nuevo concubino del rey es alguien agradable.

- Digamos que lo ha tomado de su padre.

Jimin soltó un suspiro al escuchar eso, odia tener que ser parte de los concubinos, pero haría que ese rey Min se cansase de su presencia lo asegura.

- Hay algunas reglas aquí y de suma importancia que debe de tener en cuenta para que el rey Min esté complacido con usted -menciono Seokjin para después detenerse cerca de un gran portón, dio media vuelta para mirarlo-, un concubino siempre obedece a su rey, por más que quieras negarte a complacerle, me temo que no podrás, un concubino debe estar presente cada que el rey lo requiera, no puedes ser impuntual, un concubino debe de permanecer lo más cerca posible de su rey, y lo más importante no debes hacer objeción alguna, si acaso llegases a cometer una falta a una de estás reglas, el rey Min te mandará a encerrar al calabozo, sin comida por tres días seguidos.

- Entendido -menciono Jimin, pero por supuesto no haría absolutamente nada de lo que le han dicho, tiene que escaparse de allí.

- En ese caso, me tendré que retirar, el rey te espera detrás de esta puerta -Seokjin camino un par de pasos más-, una cosa más, el dormitorio de los concubinos esta justo a dos habitaciones más a la derecha de la del rey Min, por si te sientes cansado debes ir hacía allá.

- Gracias, Seokjin -menciono Jimin en respuesta.

Y por fin Seokjin se retiro de allí, Jimin miro la puerta que le conduciría por fin dentro de la habitación de ese fanfarrón.

Tomo aire conteniendolo por un rato para después entrar a la habitación, no presto atención a lo que había a su alrededor, simplemente dirigió su mirada al gobernante de Daegu que se encontraba dándole la espalda a la puerta con sus manos detrás y mirando hacía uno de los dos grandes ventanales.

El rey Min en cuanto escucho que puerta por fin se había cerrado, miro hacía atrás encontrándose con el omega.

- Mírate, haz quedado como el más precioso de los ejemplares de omegas -el rey Min camino despacio hacía Jimin quien se mostraba tenso en su lugar, cuando por fin estuvo más cerca, camino a su alrededor, como una fiera rodeando a su presa, Jimin le miraba, cuando pasaba frente a él-, te han dejado como un ángel, deberías dar las gracias, sacarte de aquel lugar en dónde vestías como mendigo y colocarte las mejores prendas de seda ha sido algo que en verdad valió la pena.

- Quiero regresar -comento Jimin sin darle importancia a las palabras del rey.

- Lamento decirte que eso es imposible -Jimin lo miro-, saldrás de aquí cuando ya no me seas de utilidad.

- Patético -menciono a lo que el rey Min le miro.

- ¿Qué haz dicho?

- Usted es patético -levanto más la voz el omega-, si usted no más busca placer, vaya a buscarse prostitutas, apuesto a que quedarían encantadas con servirle a su rey.

- Cierra la boca -demando Yoongi.

- ¿Por qué debería? Usted no me da ordenes.

- Soy un alfa, debes obedecerme.

- No obedezco a alfas como usted, y le exijo que me deje ir, no quiero estar aquí, no quiero ser parte de esté harem suyo, ¡quiero largarme de aquí!

Yoongi simplemente le regalo una sonrisa ladina.

- Lamento decirte que eso no está permitido, omega -recalco la ultima palabra-, y será mejor que te vayas acostumbrando, por hoy disfruta de tu estadía, pero ni creas que dejaré que te marches de aquí, y sí intentas escapar, dile adiós a tu familia.

Rebeldía Para Un Rey ||YoonMin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora