Capítulo 16

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Jerry estaba en su oficina estresado por la reciente pelea de los McMillan hace unos minutos, ahora estaba libre hasta dentro de media hora, tomo su celular y pensó en llamar a Debie, le gustaría mucho que viniera a su oficina, comenzó a pensar en tenerla en su escritorio desnuda, suspiro y el sonido del intercomunicador lo saco de sus calientes pensamientos.—¿si?

—señor Lucas, alguien ha venido a verle.—le decía su secretaria

—¿no sabe que tiene que hacer cita antes?.—el sono enojado.—ok ahora salgo.—iba a colgar pero escuchó murmullos y luego a su secretaria.

—trae un regalo para usted.—decia su secretaria en un tono sorpresivo, J se emociono y comenzó a pensar otra vez en su idea de joder a Debie encima de su escritorio, rápidamente colgó y se paró, se comodo la corbata y camino a la puerta, paso por el pasillo y cuando abrió la segunda puerta se quedo petrificado al ver a un alto y apuesto rubio en traje de espaldas, maldijo para si mismo.

—¿que haces aquí Evans?.—el se dio la vuelta y le sonrio, se comenzó a acercar a el, Jerry entró en pánico, miro a su alrededor, su secretaria, había varios cubículos mas al fondo, con mucha gente, el elevador se abrió enfrente y vio varios de sus compañeros abogados salir de ahí, por una vez después de un largo rato, recordó que las razones por las que se había negado que esto comenzara, se alejo un paso de E y este se detuvo.

—Debie estaba ocupada y yo tengo libre el resto del dia.—alzo los hombros y lo miro con esos ojos azules salvajes, que se conectaron con los del castaño, mandadole imágenes de lo que tenia en mente, Jerry iba a hablar pero lo interrumpieron.

—señor la cita de las 10:30 acaba de cancelar, si gusta puede retirarse.—le dijo su secretaria

—gracias señora Park.—dijo amablemente.—usted haga lo mismo por favor.—ella le asintió.—ok vámonos.—le dijo al rubio, este sonrio y caminaron al elevador, Jerry trato de guardar una gran distancia hasta entrar en el ascensor, solos, apretó el botón de la planta baja y un silencio incomodo se atravesó, Evans comenzó a acercase.

—son para ti.—le extendió un ramo de flores.

—no, son para Debie.—dijo sin tomarlas

—no, son para ti, no se me había ocurrido comprarlas cuando pensé en ir con Debie, pero cuando pensé en ti yo...—el elevador se paro y un par de licenciados subieron, riendo, dos pisos después bajaron, quedando de nuevo solos.—¿por qué ahora tan reservado?

—hablamos en casa.—dijo con un tono serio, el rubio suspiro y negó, se acerco a el, poniéndose enfrente, el castaño levanto las manos alejándolo.

—¿por qué me alejas?, ¿ahora que hice mal?.

—venir aquí, ¡es donde trabajo Evans!.—decia el castaño enojado, exaltado.

—¿y eso que?, ¿no me quieres lo suficiente?.—decia el rubio tratando de acercarse pero J lo empujaba.

—no es eso E, ¡demonios basta!.—Evans paro de empujar, Jerry suspiro y lo miro a los ojos, su corazón se contrajo.—Evans yo...—intentó tocarle la cara, el rubio con los ojos vidriosos se alejó, cuando llegaron a la planta baja salieron, Evans avanzaba por delante de Jerry, ambos fueron al estacionamiento cada quien a su coche y de ahí a la casa, cuando aparcaron ahí, Evans salio de su coche rápidamente, ignorando a Jerry, quien le abrió la puerta de la casa, Evans tiro las flores que aun tenia en su mano, al piso y subio al cuarto, Jerry lo siguió rápidamente y cuando entro Evans se le abalanzo a golpearlo, Jerry pudo esquivarlo dos veces, pero el tercer golpe a su costilla lo tomo por sorpresa, la fuerza del rubio era mas de lo que había imaginado.

—eres un maldito bastardo, pensé que me querias y ahora te avergüenzas de mi.— grito, y lo sujeto para darle otro puñetazo al estomago, Jerry se aguanto el gemido de dolor, sabia por dentro que lo merecia, pero no se quedaría quieto solo recibiendo golpes, tomo fuerza y empujo hacia atrás al rubio, este tropezó cayendo en el suelo, se levanto rápido y comenzaron a lanzarse golpes a todo lo que daba, con una pelea sin fin, después de unos minutos, un voz comenzó a sonar alrededor de ellos y alguien los empujo alejándolos.

Tres no son multitudWhere stories live. Discover now