Capítulo 20

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Pasó un mes, un mes donde E viajo por la mayor parte de Europa, Asia, Africa y Oceania, cada vez se cotizaba mas, tenía demasiadas peticiones por todo el mundo, J estaba en un buffet de los abogados mas importantes de la gran manzana, era siempre el primero en ser elejido para los mejores casos, y aun no sabían nada de Debie. Un dia Debie estaba en el Aeropuerto esperando la llegada de su tio, sus padres se lo habían pedido, ellos estarían ocupados arreglando para la fiesta que hacían, faltaba media hora para que llegara el avión, tuvo ganas de ir al baño, asi que corrió para que no le ganaran el lugar en la sala de espera, antes de llegar a los sanitarios choco con alguien.

—Lo siento!.—dijo ella muy apenada.—soy muy torpe siempre, compermiso.—rodeo al señor con el que había tropezado sin mirarlo, pero al dar dos pasos hacia adelante una mano la sujeto fuerte, ella se detuvo y pudo oler claramente ese fresco aroma a menta y oficina, pero era solo menta...volteo a ver y no pudo contener sus ojos al ver a su hombre castaño parado mirándola tan seriamente, vestido con un traje y una gran maleta.—J...—dijo con un nudo en la garganta, el solo la solto, ella corrió a abrazarlo y el le correspondio.—yo...—penso por un momento.—estas por irte?.—le pregunto con angustia

—no, acabo de llegar.—ella sintió una pequeña diminuta esperanza

—yo iba al baño, puedes esperarme por favor?.—el asintió, ella se fue, Jerry se quedo parado en una esquina, no sabia que hacer, esperarla y luego que?, no podían estar juntos, no si faltaba algo mas...—demonios!.—exclamo al ver que alguien que paso corriendo se tropezó con su maleta, cayendo al suelo, se acerco a ayudarlo, el chico volteo a verlo y ambos se impactaron—E...—Evans estaba ahí tirado a medio pasillo del aeropuerto, con un pantalón de mezclilla y una camisa polo y un pequeño maletin, Jerry lo ayudo a levantarse y se acercaron a la pared, dejando pasar a la gente.—lo siento, te lastimaste?.—iba a tocarle el brazo que se veía rojo pero E se hizo hacia atrás

—estoy bien gracias.—Debie salio del baño y camino hacia donde había dejado a Jerry, de repente, sintió el olor de hierbabuena que tanto amaba, ese papel de fotografía que la volvia loca junto con el de oficina, alzo la vista y los vio a ambos, se impresiono, E parecía igual o mas imprecionado mirando a J con atención, se alejo un paso de el, como si le diera miedo, algo andaba mal, se acerco y E volteo a verla en cuanto sintió su mirada.—Debs...—la miro y no dudo en correr a abrazarla, la cargo en sus brazos y la giro un par de veces, ella le sonrio cuando la bajo.—donde estuviste?, porque no contestaste?, estaba muy preocupado por...—ella lo callo con beso, un largo y romántico beso, el se relajo, ella se separo de el, volteo a ver a Jerry, que parecía estatua, solo viéndolos, se avento a sus brazos, el la sostuvo fuertemente y también se besaron, de la misma manera, sin pedir nada mas, segundos después ella se separo.

—Evans te estas illendo?

—no, acabo de bajar del avión...—no podía dejar de verla, pero ella se preocupo porque no miraba a Jerry.

—esperaba a un tio que llegara, iran a...—los miro a ambos.—a casa?.—uno de ellos asintió, el otro no

—donde te quedaras Jerry?.—pregunto preocupada

—iba rentar un cuarto de hotel.—dijo alzando los hombros

—pues no tienes porque!, esa casa es tuya también!.—le recrimino Debie, el suspiro y asintió.—los vere ahí en media hora, porfavor, quiero hablar con ustedes.—los hombres se miraron y rápidamente se quitaron la mirada, ellos asintieron y ella los dejo illendo a la sala de espera, ellos se fueron, tomaron el mismo taxi hacia la dirección de esa gran casa, bajaron y caminaron, no parecía descuidada, se veía como la habían dejado, Debie debía de venir almenos una vez por semana para limpiar y podar el césped y regar las plantas, Evans saco una llave de su pantalón y abrió la puerta, ambos entraron, Jerry dejo su maleta en la entrada y Evans se quito el maletín que cargaba en su hombro con su cámara, Debie llego casi una hora después de dejar a su tio en casa de sus padres, y después de asearse, vestirse, maquillarse, pensaba en beber un poco de tequila pero no podia, estaba ya en la puerta y toco, J le abrió y paso, caminaron al comedor, y Debie se sorprendio al ver un pequeño pastel en la mesa con una vela del numero 25 en el.—chicos!—emocionada por la acción, sus lagrimas comenzaron a brotar, Evans la abrazo

Tres no son multitudDove le storie prendono vita. Scoprilo ora