Capítulo 18

1.5K 98 1
                                    


Debie ya había terminado de acomodar casi todo, excepto la cocina, eso se lo dejaría Evans, sabia que le gustaría hacerlo a su manera, entro a uno de los cuartos pequeños, con camas para niños, se dedico a verlas y pensó en los hermosos que serian, le encantaría tenerlos ya con ella, serian idénticos a sus padres, ¿pero se sentirían bien sabiando que tenían dos padres?, un miedo llego a ella, ¿la aceptarían cuando crecieran?, no se avergonzarían de ellos?, bueno ella y ellos harian lo posible por que pareciere una relación normal, tratarían de no sobre pasar la raya, dando a entender de mas o algo asi, suspiro, escucho un carro aparecer en el frente y sonrio, bajo a ver a sus hombres.

Casi un mes después Debie había conseguido un trabajo de mesera en un restaurant pequeño fuera de la ciudad, era algo de medio tiempo, solo en la mañana, cuando menos gente había, Evans seguía en su exitosa carrera, y Jerry comenzó a llevarse con juzgados más importantes, de repente le pidieron ir a un caso en New York, él lo rechazo y aun no les decía a sus amados, pero simplemente porque no quería separarse de ellos, sabía que ellos lo alentarían pero sentía que se iba a alejar, el se conocía, el sabia que si se metía el trabajo entre ellos, tal vez, el trabajo ganara y no quería eso, no quería perderlos, eran todo para el, un dia Debie recibió un mensaje de Evans.

"¿Estoy fuera de tu oficina, podemos ir a comer?", ella maldijo, aun no les confesaba que ya no trabajaba ahí. Le respondio "Ya sali de ahí, estaba camino a casa, ¿te veo ahí?" el no le respondio, sintió que le faltaba el aire, respiro y le llego un mensaje cuando estaba ya cambiándose porque había acabado su turno "¿donde estas?" le decía Jerry, ella presintió algo malo, muy malo, "camino a casa" fue lo único que escribió, luego nada, cuando estaba aparcando el auto, vio los otros dos delante, bajo con prisa, y antes de entrar respiro hondo, entro lentamente y cerro de igual manera, esperando que sus hombres estuvieran en la habitación o la cocina, cuando se dio vuelta se topo por dos grandes sombras delante de ella, vio hacia arriba, a sus rostros, parecían enojados.

—¿donde estabas?.—le dijo uno con un tono furioso el castaño

—fui a almorzar, ya venia para aca.—el rubio le tomo la mano, y le quito el celular, lo reviso y luego vio a Jerry y negó con la cabeza.—¿que pasa?.—pregunto ella con un poco de temor

—fuimos a tu oficina y no estabas...—luego de un largo silencio el rubio se acerco mas.—nos dijeron que ya no vas ahí desde hace mas de tres semanas, que ya no trabajas ahí.—ella sintió el suelo moverse

—no crees que debias de decírnoslo?.—le reclamo el castaño

—no quería ocultárselos, pero...—el castaño le tomo la mano y la acerco a el, vio una gran posesividad en aquellos ojos oscuros, que sintió que mataba hasta el aire que la tocaba

—¿estas viendo a alguien mas?.—su voz sono como un gruñido, como un animal salvaje.

—yo...—se mareo mas, sintió una mano en su hombro y volteo a ver esos ojos azules como el cielo que siempre la hacían sentir mejor, esta vez, simplemente la calmaron pero al igual que el castaño, tenia la misma mirada amenazadora.—no, claro que no estoy viendo a nadie mas, los amo solo a ustedes.—lo dijo mirándolos a ambos, esto bajo un poco la tensión alrededor.—podemos hablar sentados, ¿comodos?

—ok.—Evans la quito del agarre de Jerry y la cargo en sus brazos, ella se sintió flotando, vio que la llevaban a la habitación grande, se mordio el labio cuando vio a Jerry detrás de ellos, sin dejar de mirarla.

—dinos porque ya no trabajas ahí, ¿porque no nos dijiste?!.—le exigió el abogado cuando ya la tenían tumbada en la cama, ellos parados frente a ella.

—yo...—no podía decirles, los pondría en peligro.—no puedo decirles.—bajo la mirada al suelo, una mano le tomo el mentón y la alzo para verla, unos ojos azules se conectaron con ella.

—vamos princesa, puedes, somos nosotros.—ella suspiro, tarde o temprano supo que llegaría este dia.

—mi jefe...me amenazo para que no dijera nada, el me despidió...—los miro avergonzada.—porque me negué a sus propuestas indecorosas.—se tapo la cara y comenzó a llorar.—yo no quería decirles ya que...—sollozo.—dios!, Jerry eres un muy buen abogado y Evans, tu acababas de empezar tu excito!, yo solo parecía una nada a su alrededor, no quería que se decepcionaran de mi.—sintio como una mano la reconfortaba en su espalda y unos fuertes brazos la enrollaban, ella se sujeto con fuerza de ese aroma, pero estaba tan mezclado que no podía percibir quien era, se sentia como J, pero tenia el aroma de E.

—muñequita, tranquila, nunca estaríamos decepcionados de ti.—era Jerry quien la abrazaba, ella estaba confundida, ¿habían ellos estado juntos antes de que ella llegara?, solo eso le respondia porque tanta mezcla de olores, suspiro fuerte, se sentía bien esa mezcla, eran sus aromas preferidos.—al contrario, me parece en parte valiente que quisieras tomar la decisión de seguir adelante, pero debes de saber que ahora somos los tres, y dime...—la apretó a el con un poco de fuerza.—¿fue el, el que te dejo esa marca que vimos ese dia?.—ella lo recordó, asintió sin decir nada.

—me amenazo diciendo que si decía algo les haría daño a ustedes.—alargo su mano y tomo su teléfono de las manos de E, busco y les mostro los mensajes.

—no puedo quedarme con los brazos cruzados bebé.—Debie miro al abogado muy asustada.

—¡NO!, si sabe que dije algo...—su voz se ahogo.—¡les hara daño!, ¡no!.—alterada, Evans la abrazo calmandola

—no hara nada, tranquila por favor.—le decía el rubio mientras le acariciaba el cabello

—solo pondremos una orden de restrincion y ya, ¿ok?.—ella asintió, pero tenia miedo.—¿ya comiste algo?.—le pregunto el castaño acercándose a ella, ella negó con la cabeza, el suspiro.—bueno vayamos abajo a comer algo ¿ok?.—ella dejo que la llevaran a la planta baja, se sentía un poco débil, se sentía en peligro, entraron a la cocina y vio una lata de mermelada abierta a la mitad de la mesa desayunadora, ella volteo a ver al rubio, este rápidamente corrió por el frasco, lo tapo y lo tiro a la basura.

—ustedes...—ella los miro mientras se sentaba en un banco frente a ellos, el rubio comenzó a sacar la comida, la calentó para ella y se la dejo enfrente de ella.—aja...

—¿que?, Debie si nosotros no nos ponemos celosos de que uno de nosotros te tenga sin el otro, ¿tu no tienes que tener celos o si?.—le reprocho el abogado

—no, no tengo celos, solo quería confirmar.—dijo sonriendo y comenzando a comer, el castaño la miro enojado, el rubio se rio.—aunque.—trago el bocado que tenia.—me gustaría pobrar eso de la mermelada.—los miro con ojos de lujuria, Jerry rio.

—eseera el único frasco que teníamos, lo siento Debie.—le dijo el rubio, Debie hizopucheros.—pero creo que hay crema batida.—los tres se sonrieron y en cuantoacabo de comer, el rubio saco el bote del refri y los tres corrieron a lahabitación.

—los tres se sonrieron y en cuantoacabo de comer, el rubio saco el bote del refri y los tres corrieron a lahabitación

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.

Hoppla! Dieses Bild entspricht nicht unseren inhaltlichen Richtlinien. Um mit dem Veröffentlichen fortfahren zu können, entferne es bitte oder lade ein anderes Bild hoch.
Tres no son multitudWo Geschichten leben. Entdecke jetzt