Capítulo 28🌘

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TRANQUILIDAD 

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/Algo soft








—¡¿Qué tantas cosas te tienen qué suceder para que nos vengas a visitar, Katsuki?!

El aludido fue perfectamente capaz de bloquear uno de los objetos que su madre le había lanzado, abrió los ojos y al mirar abajo se dio cuenta de lo que era.

—¡¿Y por qué mierda me tienes qué lanzar un maldito sartén a medio hervir, bruja demente?!

—¡Agradece que no está hirviendo del todo!

—¡Joder, estás loca!

Bakugo nunca esperó a que su madre estuviese tan molesta con él, aunque, bueno, era de esperarse, habían pasado varias semanas desde que puso un pie en su casa y no era para más el hosco comportamiento de la mujer. Tan pronto como había puesto un pie dentro, la sonrisa de su madre duro poco, era gracioso, la mujer actuaba como una depredadora engañando a su presa para así ir tras de ella y comerla.

Y Bakugo seguía cayendo en esas trampas.

Masaru llegó a casa cinco minutos después que Bakugo, le tomó por sorpresa la situación que se estaba llevando en su preciada morada, pero, después de todo, le alegraba ver a su hijo nuevamente ahí. A pesar del peligro que eran ellos dos juntos, Masaru no tomaba sus debidas precauciones y actuaba como sus impulsos lo ameritaban.

—Katsuki, es un alivio que nos vuelvas a visitar. ¿Cómo te va en el palacio? —El amable hombre se acercó a su hijo para revolverle la cabellera a lo que éste respondió con un chasquido de lengua, al parecer aún seguía alerta a los movimientos de su madre. —¿Te dieron permiso de venir?

—¡Anda, dile a tu padre qué fue lo que hiciste!

Minsuki, aún después de su comportamiento convulso, se acercó a su marido para recibirle con un beso, la mujer se encontraba preparando la cena cuando Bakugo arribó de repente. A pesar de demostrar molestia, en el fondo se alegraba por ver a su hijo de nuevo, pero, por supuesto, no le demostraría aquello después de escuchar el por qué se encontraba ahí precisamente.

El rubio soltó un sonido de verdadera molestia junto a una de sus especiales miradas acusadoras. No se había movido mucho de su posición desde que recibió el sartén caliente. Se retiró lentamente la capa en su espalda quedando solamente con la prenda azul adornando su torso. Últimamente un ingrávido frío había invadido el pueblo, por razones obvias, el estar con el pecho y literalmente la mitad de su cuerpo al descubierto no le era de mucha ayuda.

Sacudió sus botas antes de retirarlas y simplemente se sentó cerca de la pequeña chimenea para conseguir calor. Era de noche y el frío invadía poco a poco la casa. Sin más, habló con un tono arisco.

Hijo de la Luna || KiriBaku || Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang