CAPÍTULO 7: Y la besé...

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~Narra Mimi~
3:50 de la mañana, el alcohol corría por mi cuerpo más que mi propia sangre, pero debido al aguante que tengo, no se me ha subido mucho, pero hay otra persona a la que si.
Miriam, lleva borracha desde hace casi una hora, ya he perdido la cuenta de la cantidad de copas que se ha tomado, y la cantidad de veces que casi se cae, es mi ex, si, pero no puedo verla así, me mata.
La cogí y la arrastre al baño prácticamente ya que no se dejaba, nos encerré en uno de los cubículos, y por mucha cosa que me diera, le metí los dedos para que vomitara, y por suerte, lo echó todo. Una vez estuvo más relajada salimos del baño y se lavó la cara.

~Narra Miriam~
Miriam: Gracias...
Mimi: No las des, no podía verte así
Miriam: Es que parezco una cria, que todavía me tengan que traer al baño a vomitar...
Mimi: Hay veces que necesitamos ayuda, pero claro Miriam Rodríguez no la necesita nunca -dijo en tono irónico en referencia a lo cabezota que solía ser por no dejarme ayudar-
Miriam: Si la necesito a veces -dije riendo leve-
Mimi: Pues pocas veces me has dejado ayudarte
Miriam: Porque en ese momento no necesitaría ayuda
Mimi: ¿Ah no? y cuando te ibas a Galicia y te ponías a hacer las maletas nunca necesitabas ayuda para cerrarlas ¿no? -rió-
Miriam: Bueno vale, igual un poco cabezota si soy -reí-
Mimi: Wow, Miriam Rodríguez reconociendo que es una cabezota, lo nunca visto
Miriam: Que tonta eres
Mimi: Pues la tonta esta te gustaba -dijo acercándose más a mi-
Miriam: La tonta esta nunca me dejó de gustar -dije en un susurro debido a la poca distancia que había entre nosotras-

~Narra Mimi~
Acababa de flipar con sus palabras, y encima la tenía tan cerca, que no pude evitarlo, tuve que hacerlo.
Y si, la besé, la besé con todas mis ganas, un beso que ella correspondió pegando su cuerpo del todo al mío, mientras yo le cogía las mejillas para que no separara sus labios de los míos, por mucho que no se la notara con ganas de hacerlo.

Cuando las dos estábamos prácticamente sin aire nos separamos dejando nuestras frentes pegadas, y sonriendo mientras ambas recuperábamos la respiración.

Mimi: Pues nada, ¿ha estado bien la cosa no?
Miriam: Si -sonrió- no ha estado mal
Mimi: ¿No ha estado mal? ¿O te ha encantado?
Miriam: Más bien lo segundo -dijo riendo leve, a lo que yo le correspondí con una sonrisa-
Mimi: ¿Nos quedamos aquí o te apetece venir a casa?
Miriam: Hombre, pues igual estamos más cómodas solas ¿no?
Mimi: Pero tenemos que ir andando
Miriam: No importa, vamos
Mimi: Venga

-Salimos del baño, nos despedimos de Ana y Mireya después de estar casi media hora buscándolas, y pusimos rumbo a casa, aun que Miriam tuvo que ir apoyada en mi porque si no fijo que acababa con los dientes clavados en el suelo debido a que aun se tambaleaba un poco-

Llegamos a casa y al entrar la cosa ya estaba un poco caliente, porque en lo que me costó abrir la puerta, Miriam no paraba de acariciarme la cintura cada vez más pegada a mi. Y al entrar, se lanzó a besarme sin pensarlo, beso que yo correspondí cerrando la puerta con el pie.

Y después de ir a trompicones hasta la habitación, tumbé a Miriam en la cama, tumbándome yo encima sin dejar peso encima suya. Empezamos a desvestirnos la una a la otra y bueno, no hace falta contar como continuamos, pero solo puedo deciros, que acabamos las dos molidas.

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