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- Si queréis os podéis quedar a dormir aquí, tengo espacio suficiente para que os quedéis- salí de la pileta para dirigirme a las hamacas y coger mi toalla para seguidamente secarme


Era ya bastante tarde y ya estaba anocheciendo.


- Nosotros no tenemos ropa para cambiarnos- enfatizó Daniel refiriéndose a él y yo, mientras se incorporaba de la hamaca

- Os puedo dejar unos pantalones cortos de un amigo mío que se dejó aquí- se acercó donde estábamos nosotros dos. Miré a Daniel para ver que decía, a mi ser si que me gustaría quedarme


Daniel me miró unos segundos esperando a que yo dijera algo, al ver que me hundí de hombros miró a Elisa.


- Dale, nos quedamos- sonreí satisfecho al escuchar la respuesta. Elisa nos sonrió a ambos para después asentir y mirar a Sol

- Vení a mi habitación y te dejo un pijama corto- Sol asintió y las dos morochas se marcharon del patio para adentrarse en la casa


Miré a Daniel, que este me miraba con una sonrisa ensanchada. Alcé una ceja y él alzó ambas cejas divertido, causando nuestras risas.


- Ya hasta nos quedamos a dormir con ella. Si es que no se puede pedir más- puse los ojos en blanco y le miré gracioso

- Estás obsesionado con ella boludo- cogí mi toalla y la guardé en mi mochila

- No te lo niego- suspiré y me giré a verle- Pero tiene un cuerpo que la haría de todo- le interrumpí

- No quiero saber más Daniel- negué alzando una mano. El morocho largó una carcajada


Cogí mi mochila y me la colgué en un hombro. Entré adentro de la casa sin esperar al enano, dejé mi mochila en el sofá del salón y miré de nuevo atentamente la casa. Me acerqué al lado de un armario donde había un cuadro con tres personas.

Era la familia de Elisa, eran sus padres y ella de pequeña. Se podía observar perfectamente que sus padres vestían con ropa bastante cara, básicamente porque eran marcas que costaban un montón cosa que yo no me podía permitir. Sonreí al ver a Elisa de pequeña, iba con un vestido rojo con flores blancas añadiéndole un sombrerito de su talla.

Pegué un salto del susto al sentir una mano en mi hombro. Quité la mano rápidamente y me giré a ver quién era asustado.


- Joder Daniel me asustaste- expulsé el aire que mantení en unos segundos

- Perdona- asentí aceptando sus disculpas y miró el cuadro que estaba mirando yo- ¿Son sus padres?- asentí volviendo a mirar el cuadro- Se parece mucho a su madre- señaló con el dedo a la madre de Elisa que se veía bastante joven

- Bastante la verdad- concordé con él. Dejamos de mirar el cuadro cuando alguien tosió falsamente, nos giramos y nos encontramos con Sol cruzada de brazos

- Dejad de ser unos cotillas y subir a cambiaros panda de giles- se acercó hasta nosotros hasta empujarnos de allí- Mirá que sois chusmas

- Vale vale pero deja de empujarnos- se quejó Daniel. Dejó de empujarnos y la miramos mal ambos

- Ni que fueses nuestra vieja para mandarnos- inquirí. Ella puso los ojos en blanco

- Dejad de quejaros y subir a la habitación de Eli que os espera con vuestras prendas- asentimos a regañadientes y subimos ambos las escaleras hasta llegar a un pasillo ancho con numerosas puertas y bien decorado

- Boludo esta casa es enorme- miré admirado esta planta

- Como mi pija- le di una piña a bromas en el hombro mientras me reía

- Mirá que sos- negué mientras me mordía el labio gracioso


Nos dirigimos a una puerta en la que estaba abierta y se escuchaban numerosos movimientos.


- ¿Elisa?- la llamé antes de entrar a la puerta. Escuchamos unos cuantos ruidos más hasta que pararon

- Si si pasad- apareció en la puerta ya cambiada con lo que sería su pijama. Asentimos y pasamos adentro


Abrí los ojos un poco impresionado al ver la pedazo de habitación que tenía. Era de color crema con los muebles que hacían juego con el color, sumándole el vestidor y el baño que tampoco se quedaban atrás de lo grandes que eran.


- Tenéis ahí unos pantalones- la miré y cogió ambos pantalones de diferentes colores, unos azules y otros negros

- Me pido los negros- habló primero Daniel. Elisa me miró para ver si se les daba y asentí con una seña de que me daba igual

- Pues para vos los azules- me extendió los pantalones que los acepté gustosamente- Además hacen juego con el color de tus ojos- sonrió contagiándome a mi- Cambiaros donde queráis, yo os estaré esperando en aquella habitación- salió un poco de la habitación para señalarnos una puerta

- Pues yo me pido cambiarme aquí- miré a Daniel- Ya que vos escogiste primero los pantalones- asintió el rubio y miró a la morocha

- Llévame a una habitación para cambiarme- dijo Daniel sonriendo a Elisa, que esta asintió


Los dos salieron de mi habitación arrimando un poco la puerta sin terminar cerrando. Me quité las chanclas y me desaté el nudo de mi bañador, quitándomelo y quedando en bóxer, que estaban húmedos. Cogí de mi mochila un bóxer de recambio y me cambié, cogí los pantalones y me los puse, al igual que con la camiseta, que me puse la misma con la que llegué aquí.

Guardé la ropa mojada en una bolsa para seguidamente guardarlo en mi mochila. Me puse las chanclas y miré la habitación con más atención. Me acerqué a su mesa de escritorio y cogí el marco de la foto.

Miré la puerta por si estaba Elisa y que no me pillara mirando sus pertenencias. Al no ver ni escuchar nada volví mi vista de nuevo a la foto. Era una señora bastante mayor sentada en un sillón y al lado de ella Elisa. La foto era de ahora porque Elisa salía igual que ahora, no había cambiado en nada, lo único que en la foto tenía el pelo más corto y ahora no.

Dejé el marco de la foto rápidamente en su sitio al escuchar como alguien entraba en la habitación. Sonreí nervioso al ver a Elisa en la puerta mirándome con una ceja alzada mientras sonreía. Se veía bastante sexy en esa posición.


- Es mi abuela por si te preguntas- se acercó a mí y cogió el marco que dejé recién- Murió hace dos años- dejó el marco mientras sonreía nostálgica. Al instante sentí mucha pena por ella

- Siento mucho la perdida de tu abuela- me acerqué a ella un poco temeroso y la abracé. Ella aceptó mi abrazo gustosamente

- Así es la vida, te arrebata lo que más querés en esta vida- se separó de mí con una sonrisa y con sus ojos un poco acuosos

- ¿Fue muy importante para vos?- cuestioné curioso. Me di un palmazo en mi interior al ver que no me respondió, miró a otro lado. Seguro que la habrá sentado mal mi pregunta, me pasa por ser chusma- Siento por la pregunta, no que..- me interrumpió

- Si fue muy importante para mi, fue lo más apreciado que tuve- me miró y se secó una lágrima que la caía por su mejilla. Se me ocurrían numerosas preguntas que hacerla sobre ella y su familia pero Elisa al ver mis intenciones negó mientras sonreía- Un día te contaré mi vida Tin, tendrás numerosas cosas que preguntarme, pero poco a poco, cuando vaya pillando más confianza con vos te contaré cosas mías- asentí mirándola fijamente a sus ojos castaños- ¿Vamos con los demás?- cambió de tema. Asentí y salimos los dos de su habitación para ir al salón donde se encontraban Daniel y Sol







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