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«Salí, estoy ya aquí»

Escribí y guardé mi móvil temblándome la mano de los nervios.

Estaba aterrado, tenía ganas de volver a mi casa de nuevo como el gallina que soy. El corazón parecía que se me salía del pecho, las manos me sudaban a más no poder.

Di un pequeño brinco en el sitio del susto al escuchar un ruido en mi ventana. Era Elisa riéndose por lo recién que había hecho. Abrió la puerta y se inundó en mi coche su melodiosa risa, contagiándome a mí un poco.


- ¿De qué te reís?- cuestioné gracioso mirándola por el rabillo del ojo mientras conducía hacia el restaurante. Seguía riéndose desde que se montó en el coche

- Del brinco que pegaste antes- dijo entre carcajadas

- Me asustaste boluda- me defendí riéndome al final. Ella siguió riéndose hasta que finalmente se calmó, o eso es lo que parecía

- ¿Cómo es posible que te asustaras sabiendo que era yo?- la miré unos segundos y me hundí de hombros

- Estaba a lo mío, justo llamaste y me asusté- expliqué y la miré. Aún tenía esa sonrisa que al segundo podía volver a estallar a carcajadas

- ¿Y dónde es el restaurante al que me llevas?- habló después de unos segundos

- Uno al que fui con Sol y con Daniel- dije

- ¿Y queda mucho?- preguntó como una niña pequeña, escapándose de mi parte una sonrisita

- No, estamos ya casi- la miré y ella asintió para volver su vista a la ventanilla


Atravesé por último una calle, girando después a la derecha. A lo lejos se veía el restaurante al que fui. Conduje un poco más hasta que encontré un sitio para estacionar, bastante cerca del restaurante. Aparqué y ambos nos bajamos del coche.


- ¿Es aquí?- preguntó y yo asentí

- Es aquel- la señalé con el dedo el lugar. La miré y pude ver cómo en sus ojos tenían aquel brillo que tanto me gustaba apreciar

- Tengo ganas de entrar ya allí y de probar la comida- largó una carcajada contagiándome a mí


El restaurante era de estilo antiguo, con la típica madera vieja de ese color tan típico pero con los propios detalles que el propietario quiso poner, donde le daba un lugar bastante acogedor. Eso sin hablar de la comida que hacían, que era una auténtica maravilla.

Entramos adentro, donde se encontraba una persona con un traje detrás de una barra. Nos acercamos y el señor nos sonrió cuando nos vio.


- Muy buenas, ¿tenéis mesa reservada?- dijo amablemente

- Si, Valentín Oliva- dije diciendo el nombre al que había puesto mi mesa para reservar. El señor asintió y sacó unos papeles donde empezó a mirar, cogió un bolígrafo y tachó algo

- Perfecto, seguidme y os llevo a vuestra mesa- asentimos y fuimos detrás del señor donde nos guiaba a lo que sería nuestra mesa


Nos mostró nuestra mesa, donde había otra pareja al lado nuestro.


- Esta es vuestra mesa, en seguida vendrá a atenderos mi compañero. Disfrutad de la comida- dijo de nuevo amablemente. Nos despedimos de él y nos sentamos en las sillas

- Me gusta este lugar, nunca había estado- dijo mirando detalladamente el interior del lugar

- Pues espérate que no has probado la comida que hacen acá, te va encantar- aseguré

Melifluo (Wos) Where stories live. Discover now