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Caminé a casa de Sol pensando en aquel beso tan deseado. La tendría que contar lo que pasó antes de que viniese Dani y Eli, por eso estoy llegando pronto a su casa, para tener tiempo de sobra.

Era como droga los suaves labios de Eli, tenía muchas ganas de volver a sentirlos, de poder juntarnos y tenerla lo bastante cerca conmigo. Entre mis brazos. Esa sensación de tenerla pegada a mí era inexplicable, como podía revolver todo mi estómago y que el corazón se me pudiera salir del pecho. Tantísimas emociones sentí con ella, y ayer descubrí otras emociones nuevas. Sentimientos que no había sentido por una persona y sentimientos que resurgieron en mí después de tanto tiempo.

Pulsé el botón del timbre y en seguida me abrió una Sol con una sonrisa. La saludé y entré adentro de su casa confirmando que no había nadie, que solamente era yo el único que había llegado. Me senté en el sofá esperando a Sol, que apareció después de unos segundos y se sentó al lado mío como un indio mirándome.


- Valentín, ya me podés contar que excusa era esa de la casa de tu primo- largué una carcajada al escuchar esa mierda de excusa que puse que eso no se lo creía nadie- Se perfectamente que no tenés primos por aquí- añadió

- Se perfectamente que es una mierda de excusa- recalqué viendo la cara de Sol obvia- Pero todo tiene una explicación, por eso llegué pronto hoy

- Ya podés contar- me metió prisa

- Dije esa excusa porque quería acompañar a Eli a su casa y hacer una cosa que tenía pensado ya desde hace un montón- me interrumpió Sol

- ¿Y esa cosa es?

- Besarla- abrió sus ojos de la sorpresa y en seguida apareció una sonrisa

- ¿¡La besaste Valen!?- exclamó, y podía percibir cierta ilusión

- Si- me rasqué la nuca nervioso escapándose una pequeña sonrisa vergonzosa

- Por fin te lanzaste wacho- me dio unas palmadas en el hombro- Eso si, a la próxima di una excusa mejor que esa o di directamente que vas a acompañarla- alzó una ceja

- ¿Dani se lo creyó?- cuestioné y ella puso los ojos en blanco

- Obvio que no- dijo obvia- Ambos sabíamos perfectamente que no tenés primos aquí y que solamente querías ir con Elisa

- ¿Y te dijo algo?- empecé a jugar con los dedos de mi mano nervioso

- No dijo absolutamente nada. Siguió a lo suyo, parecía que no le importaba mucho- respondió y yo asentí

- ¿Crees que le debería contar que quedo con ella?- pregunté y ella suspiró mirándome no muy segura

- No lo se Valen- dijo segura de sí misma. Se quedó callada unos segundos mirando a otro lado y luego me miró a mí, haciendo contacto visual- ¿Esto va en serio, lo que tenéis vos y ella?- habló

- Yo creo que sí- dudé y luego lo pensé más- Creo no. Si, si va en serio esto- rectifiqué unos segundos después

- Yo creo que se merece saberlo. Al igual que él, que nos contó más tarde que quedaba con ella, creo que merece también una explicación

- ¿Y si se enfada por no contarle antes?- pregunté con cierto miedo

- Tampoco tiene derecho enfadarse porque él también nos ocultó aquello. Y por eso también merece saberlo. Creo que ya se acabó el ocultar las cosas

- Está bien- dije finalmente- Se lo contaré

- Haces bien Valentín, ya verás que no va a pasar nada- me mostró una sonrisa sincera y yo asentí

- Pero quiero esperar a que esté preparado para decírselo- añadí y ella asintió comprensiva

- Como quieras, pero tampoco tardes en contarlo- posó su mano en mi hombro y yo mostré una pequeña sonrisa agradecido


(...)


Tenía a Daniel enfrente desde hace ya un buen rato, que además tenía al lado a Elisa que en algún que otro momento manteníamos contacto visual escapándose alguna sonrisa tonta.

Dani parecía normal, hablaba y reía como siempre, hasta ambos hablábamos como si nada, como siempre. Igualmente me sentía mal por mentirle siendo como un hermano para mí, se merecía una explicación y yo se la iba a dar. Pero se la daría cuando me sintiera seguro de mí mismo sabiendo las consecuencias que seguramente iba a tener.


- Yo me tengo que ir ya- interrumpió Daniel la conversación que teníamos para levantarse del sofá y mirarnos

- Es pronto aún- aclaró Sol y yo asentí dándola la razón

- Lo sé, pero tengo que llevar a mi hermana al estudio de baile ahora- aclaró

- Pues ya nos veremos- dije sonriendo. Me devolvió la sonrisa y se despidió de las chicas con un movimiento con la cabeza, para después escucharse el sonido de la puerta cerrarse


Nosotros tres seguimos hablando un buen rato hasta que se hizo de noche. Elisa avisó de que se iba y yo en seguida me levanté dispuesto a acompañarla. Nos despedimos de Sol con un beso en la mejilla y los dos nos marchamos de la casa.

Las luces de las farolas y de los coches eran lo único que alumbraba la noche tan oscura que hacía hoy. Con el corazón a mil, rocé nuestras manos hasta que ella fue la que entrelazó nuestras manos. Una felicidad inundó mi cuerpo al volver a tener de nuevo contacto con ella, aunque fuera algo de lo más insignificante, pero para mí era más que suficiente.

Ninguno hablaba, pero por el camino se me ocurrió una idea que se pasó de la nada. Una idea para poder estar nosotros dos solos.


- Elisa- hablé y la miré, girándose la recién nombrada con una sonrisa- ¿Te gustaría mañana ir a comer a un restaurante muy bueno por aquí?- finalmente lo solté con todos los nervios a flor de piel por su respuesta

- Me encantaría- expulsé todo el aire que había almacenado en mis pulmones y la di un pequeño apretón en la mano- ¿Me pasas a buscar?

- Por supuesto- asentí y paramos enfrente de su casa


Ambos nos quedamos en frente del otro, agarrados aún de las manos. Mi vista se fijó inevitablemente en sus labios al ver como se relamía bastante sensualmente. Fijé mi vista a sus ojos, que ella miraba mis labios y al segundo conectó miradas conmigo. Ambos empezamos a acercarnos lentamente, notando en mi cara la respiración de Elisa. Nuestras narices rozaban y nuestros labios se rozaban sutilmente cada vez que nos acercábamos, hasta que finalmente Elisa fue la encargada de juntar nuestros labios.

Antes de separarnos, mordí su labio y nos separamos con una sonrisa en la cara.


- Mañana nos vemos- habló y antes de soltar mi mano con la suya, dejé un pequeño beso suavemente en sus labios

- Hasta mañana- murmuré aún cerca de sus labios mezclándose nuestras respiraciones


Ella asintió aún con la cercanía y se separó de mí para regalarme una pequeña sonrisa con sus mejillas un poco rojas y entrar en su casa.

Y al igual que ella, me marché a mi casa de nuevo felizmente por lo que estaba pasando estos días.

Melifluo (Wos) Where stories live. Discover now