¿Qué harías por un millón de dólares? ¿Serias la pareja de alguien? ¿Te pondrías a la merced de cualquier alfa?
Términos del contrato: amante durante un mes.
Salario: un millón de dólares.
No se precisaba experiencia...
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~ ♡ ~
Fue un sueño muy extraño. La gente se dibujaba y desdibujada en la cercanía y en la distancia, una y otra vez; de pronto todo se volvía nítido y después borroso; las personas del colegio, insultándolo y burlándose de él, sus hermanastros y su padrastro, y Jackson riéndose de el a carcajadas.
Desde algún lejano rincón Niall podía oír a su abuela, llamándolo y diciéndole que siempre había esperanza al final del camino. Se dio la vuelta y buscó su voz; trató de sacarla de las tinieblas y entonces...
Una silueta alta y amenazante emergió de la neblina de las pesadillas.
—Tengo miedo —dijo su propia voz desde algún sitio.
De repente quería echarse a correr. Se dio la vuelta y miró hacia el grupo de personas que seguían burlándose y riéndose de él.
Quería volver al mundo de siempre, a aquello que le resultaba familiar. Sin embargo, no podía moverse.
Las piernas le pesaban demasiado. Y Zayn seguía avanzando, más y más... Hasta que por fin se detuvo justo delante. Entonces sonrió y lo miró desde el oscuro abismo de sus pupilas negras.
—Deberías —dijo y cubrió sus labios con un beso.
De pronto ya no oía nada excepto un terrible zumbido en los oídos y el escandaloso estruendo de su corazón palpitante.
Desde algún lugar entre las sombras su abuela seguía hablándole.
—Brilla, pequeño Niall... Brilla... El sol de la mañana se asoma a tu ventana...
Aquellas palabras no tenían sentido alguno...
Un golpe seco en la espalda y ya estaba de vuelta a la realidad.
—Despierta. Tienes una mañana muy ajetreada.
La alarma del reloj comenzó a sonar y Niall aspiró el dulce aroma de las sábanas. Se incorporó y se quitó su antifaz para dormir.
«Dios mío», se dijo, al verlo completamente desnudo, caminando por la habitación rumbo al armario.
Demasiado tarde. Ya había visto más de lo que quería.
Un sofoco repentino tiñó sus mejillas de un rojo intenso e incontrolable.
Tragando con dificultad, encogió las piernas de forma automática.
—¿Tienes hambre? —le preguntó él en un tono casual—. Ayer no cenaste —le dijo, poniéndose una bata y atándosela a la cintura—. Pensé que tendrías hambre, así que me he tomado la libertad de pedir algo para desayunar. Parecía que ibas a dormir hasta mediodía.
Niall trató de articular palabra.
—Estaba muy cansado.
—Ya veo. Has dormido como un tronco. Pronto llegará el desayuno y en menos de una hora tendrás tu primer compromiso.
