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«Refrescante».

Ésa era la palabra.

Zayn se dirigió hacia el complejo de oficinas situado dentro de la mansión.

Había una inocencia en Niall, una falta de sofisticación que resultaba encantadora.

¿Cómo podía tener miedo de vivir en Santorini si venía de un lugar lleno de acantilados también? Sus temores eran de risa.

—Zayn, por fin has vuelto —Petra estaba apoyada en el borde de su escritorio, con las piernas cruzadas y sonriente—. Ha llamado tu madre.

La exhibición de piernas por debajo de la generosa abertura de su falda no pasaba desapercibida. Era la primera vez que le veía esa falda.

¿Era cosa de su imaginación o Petra estaba intentando llamar su atención?

—¿Ha dejado algún mensaje?

—Me dijo que le gustaría que fueras a verla. Dice que lleva siglos sin verte. Le dije que la llamarías luego.

Zayn se preguntó qué más podía haberle dicho.

—¿Algo más?

Petra pareció algo incómoda. El café que había llevado para los dos estaba sobre la mesa, intacto y olvidado. A esa hora del día solían reunirse en su despacho para tomar un café y discutir los asuntos del día. Sin embargo, era evidente que aquel ritual diario significaba algo más para ella.

—No, nada —se incorporó, se alisó la falda con las manos y sacó el pecho.

Zayn observó todos sus movimientos con condescendencia; tan distintos a la ingenuidad sin dobleces de Niall. Niall no tenía que jugar para llamar la atención.

Él se había fijado en sus atributos mucho antes de que los expertos de belleza obraran su magia. La suya era una belleza natural, frágil, escondida bajo toda una vida de decepción y desengaño.

Niall era mucho más de lo que podía desear. Tenerlo en su cama la noche anterior sin poder tocarlo había sido una terrible tortura. Sólo se había atrevido a abrazarlo después de tener la certeza de que se había quedado dormido, y entonces había aspirado el aroma de su cabello, de su piel. Sin darse cuenta Niall se había arrimado a él y había tenido que hacer uso de todo su autocontrol para dejarlo dormir.

—Aunque... —añadió Petra de repente y Zayn levantó la vista.

—Creo que debería recordarte el baile de los Kalistos esta noche. Imagino que llevarás a Niall. De lo contrario tú y yo podríamos ir...

—Claro, iré con Niall —dijo, interrumpiéndola.

Petra se marchó, sin elección.

Zayn se recostó en el respaldo de la silla y reprimió un quejido. ¿Qué le estaba ocurriendo?

Lover for Money | ZiallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora