Tres

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Con solo unos minutos que perder hasta la hora de la cita, Alba finalmente llevó a su perra a la puerta de la veterinaria.

Justo donde decidió Queen cambiar de plan.

En lugar de plantar sus pies, ahora se arrastraba activamente en la dirección contraria.

"Queen! ¡Detente, chica! ¡Esto es por tu propio bien!" dijo Alba en vano. Queen no se lo creyó. Solo la arrastró más fuerte.

"No queda otra opción" dijo Alba y recogió a Queen, que no es precisamente pequeña, del suelo torpemente, sosteniéndola contra su hombro, sintiendo sus garras peleando, rascándose en sus muñecas desnudas. Ella era pesada.

"Estamos casi allí" Alba jadeó, empujando hacia atrás contra la puerta, logrando abrirla.

Pero no tomó en cuenta que justo en la entrada había un escalón.

"Mierda" Alba lloró mientras caía hacia atrás, entrado a la veterinaria con la perra encima de ella. Yacía gimiendo, incapaz de moverse, preguntándose si se había roto algo vital. Pero entonces Queen, en un acto de arrepentimiento, le dio a Alba una lamida en la cara y no pudo más que darle una palmadita de perdón en la cabeza, así de débil era con la mascota.

"oh, Dios!" gritó la voz de una joven mujer y sus pisadas se escucharon hasta llegar a ella, tomando a Queen y levantando su peso del cuerpo de Alba. Una cara apareció sobre ella. "¿Estás bien?"

Alba miró a la chica bonita que acababa de verla caer hacia atrás a través de la puerta como un payaso de mierda y quería morir de vergüenza allí mismo.

"Sí" suspiró.

La chica tomó su mano y la puso en pie. Ahora vertical, Alba se dio cuenta de que su primera evaluación había sido una subestimación. La chica era más que bonita, ella era francamente hermosa. Parecía tener alrededor de la edad de Alba y llevaba una etiqueta con el nombre "Natalia". Tenía los ojos castaños profundos y el pelo negro agarrado en una coleta desordenada, con el flequillo que le quedaba tremendamente bien. Tenía brazaletes tintineantes y una camisa negra con letras blancas.

Ella no sonreía, pero Alba sospechó que tenía una sonrisa bonita. Alba tuvo el presentimiento, que si lograba verla sonreír, estaría totalmente perdida.

"Estoy aquí para una cita" Alba le dijo a la chica. Luego añadió, "Para mi perra. No necesito una cita. Porque soy un humana. Ustedes no atienden seres humanos aquí, ¿verdad?". Alba decidió dejar de hablar, pero luego se dio cuenta de que Natalia estaba sonriendo. Y Alba sabía que tenía razón sobre sus predicciones anteriores. Natalia tenía unos dientes pequeñitos y una sonrisa preciosa. Y Alba estaba acabada.

"¿Es Queen?" preguntó Natalia. Alba simplemente asintió, no confiando más en su boca.

"Bien, toma asiento y te llamaré cuando el veterinario esté listo", dijo, devolviendo la correa a Alba. Alba se giró y se sentó en la sala de espera vacía, Queen sentada frente a ella.

Natalia volvió a sentarse detrás de su escritorio. Alba rápidamente tomó una revista sobre tejer y pretendió leer, principalmente para poder superar su vergüenza. Pero haber tenido la oportunidad de tener a Natalia cerca fue un punto positivo de todo lo sucedido.

Mientras tanto, la chica en cuestión, Natalia Lacunza (como sin duda has adivinado, la hija mayor menos vista de esa familia) se preguntaba si la chica divertida que se sentaba en la sala de espera estaba soltera. Y si, le gustaban las chicas. y también, Alba era justo del tipo de Natalia.

No eran sólo las pestañas largas o los ojos casi verdes que tenían una tristeza en la parte posterior de ellos. Y no era sólo el encantador nerviosismo que demostraba. No era sólo su pelo corto y rubio, o la camiseta que llevaba puesta. Era el estilo de su entrada lo que había captado su atención.

A cualquier otra parte...Where stories live. Discover now